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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
La tiranía de la libertad de fumar.
Podría dedicarle hoy el post al magnífico ejemplo de borreguéz humana que ha sido la muerte de unas 800 personas en Bagdad tras una estampida humana, pero ya bastante sangre tienen en aquellas tierras tras la "pacificación" del pais por el próximo Nobel de la Paz, el ínclito Bush, como para hacer más escabechina. No. Hoy lo dedicaré a la ley antitabaco en bares y restaurantes, que espero se ponga en práctica con la mayor de las durezas.
Yo, para desgracia de los fumadores, soy alérgico al humo del tabaco, el cual, además de los molestos estornudos, rojez de ojos e impregnación del hedor tabaquil en mi ropa, me produce dolor de cabeza y migrañas, aún así tengo que estar chupándome dia sí y dia también los gases tóxicos que desprenden esos "inocentes" cigarrillos quiera o no, gracias al ejercicio de la libertad de los fumadores, sin tener el mínimo miramiento con los que no fumamos.
Me resulta IMPOSIBLE poder cenar o tomar algo en un bar o restaurante -cualquiera- sin tener que estar soportando a pocos centímetros de mí al típico tonto quasiadolescente (pongamos hasta los 40 años) que no para de fumar y hacer volutas de humo porque así se liga más, o a la inmadura jovencita que se hace la interesante y consume su cigarrillo en la mano prácticamente sin dar una calada -8 caladas en un cigarro, es el record que tengo controlado-, mientras que los demás tenemos que tragarnos su apestoso aire polucionado y callarnos, porque si les decimos que por favor no fumen, eres un asqueroso fascista intolerante digno de ser escupido y ser machacado a palos. Una vez más, los que no seguimos al grupo somos peligrosos. Genial.
Me he tenido que ir de más de un lugar sin acabar de cenar porque se ha armado tal humareda en el interior del local que no podía soportarlo. A una persona se le puede solicitar que deje de fumar, pero no es factible solicitar que a todo el mundo que fume deje de hacerlo, ya que todo el mundo lo hace, y los pobres que no fumamos somos una minoría y hemos de callarnos. En algunos locales, lo que hacen es poner a tope la ventilación/refrigeración, pero es tal el volumen de humo generado -el cual llega a molestar a los propios camareros- que el frio y la corriente de aire que se produce te hace cenar haciendo "corchetes" y poniendo en peligro tu salud aún más si cabe. No es humano, pero es lo habitual por estas latitudes.
La libertad a fumar un cigarrillo choca con el derecho a respirar de las personas, y cuando ambas se ponen en confrontación, la primera JAMAS puede ser prioritaria respecto lo segundo, pero actualmente en todos los locales de restauración la libertad a fumar pasa a galope sobre el derecho a respirar. Siempre se puede decidir no ir a aquel o aquel otro local porque fuman demasiado, pero es que si sigues esa táctica NO SALES DE CASA. Es espantoso.
He pensado muchas veces en contraatacar, es decir, cada vez que me tropiece con alguien que fuma antes, durante y después de la cena, tirarme un par de hediondos pedos. ¿Que pasaría? ¿Serían tan hipócritas que se quejarían entonces de la peste que reciben? Pues que sepan que si lo suyo es un vicio, lo mio es una necesidad fisiológica. Hasta ahora no lo he puesto nunca en acción porque el decoro me impide rebajarme a según que niveles, pero no dudaré en hacerlo si tras la puesta en marcha de la ley, encuentro al -o a la- "carretero" maleducado de turno pasándosela por los cojones. Lucha de libertades y necesidades.
Para nuestra desgracia, a años luz estamos de Europa, donde ver fumar en público a la gente es una auténtica rareza, por suerte para su salud.
Por aquí, como siempre, seguimos retrasados.
Yo, para desgracia de los fumadores, soy alérgico al humo del tabaco, el cual, además de los molestos estornudos, rojez de ojos e impregnación del hedor tabaquil en mi ropa, me produce dolor de cabeza y migrañas, aún así tengo que estar chupándome dia sí y dia también los gases tóxicos que desprenden esos "inocentes" cigarrillos quiera o no, gracias al ejercicio de la libertad de los fumadores, sin tener el mínimo miramiento con los que no fumamos.
Me resulta IMPOSIBLE poder cenar o tomar algo en un bar o restaurante -cualquiera- sin tener que estar soportando a pocos centímetros de mí al típico tonto quasiadolescente (pongamos hasta los 40 años) que no para de fumar y hacer volutas de humo porque así se liga más, o a la inmadura jovencita que se hace la interesante y consume su cigarrillo en la mano prácticamente sin dar una calada -8 caladas en un cigarro, es el record que tengo controlado-, mientras que los demás tenemos que tragarnos su apestoso aire polucionado y callarnos, porque si les decimos que por favor no fumen, eres un asqueroso fascista intolerante digno de ser escupido y ser machacado a palos. Una vez más, los que no seguimos al grupo somos peligrosos. Genial.
Me he tenido que ir de más de un lugar sin acabar de cenar porque se ha armado tal humareda en el interior del local que no podía soportarlo. A una persona se le puede solicitar que deje de fumar, pero no es factible solicitar que a todo el mundo que fume deje de hacerlo, ya que todo el mundo lo hace, y los pobres que no fumamos somos una minoría y hemos de callarnos. En algunos locales, lo que hacen es poner a tope la ventilación/refrigeración, pero es tal el volumen de humo generado -el cual llega a molestar a los propios camareros- que el frio y la corriente de aire que se produce te hace cenar haciendo "corchetes" y poniendo en peligro tu salud aún más si cabe. No es humano, pero es lo habitual por estas latitudes.
La libertad a fumar un cigarrillo choca con el derecho a respirar de las personas, y cuando ambas se ponen en confrontación, la primera JAMAS puede ser prioritaria respecto lo segundo, pero actualmente en todos los locales de restauración la libertad a fumar pasa a galope sobre el derecho a respirar. Siempre se puede decidir no ir a aquel o aquel otro local porque fuman demasiado, pero es que si sigues esa táctica NO SALES DE CASA. Es espantoso.
He pensado muchas veces en contraatacar, es decir, cada vez que me tropiece con alguien que fuma antes, durante y después de la cena, tirarme un par de hediondos pedos. ¿Que pasaría? ¿Serían tan hipócritas que se quejarían entonces de la peste que reciben? Pues que sepan que si lo suyo es un vicio, lo mio es una necesidad fisiológica. Hasta ahora no lo he puesto nunca en acción porque el decoro me impide rebajarme a según que niveles, pero no dudaré en hacerlo si tras la puesta en marcha de la ley, encuentro al -o a la- "carretero" maleducado de turno pasándosela por los cojones. Lucha de libertades y necesidades.
Para nuestra desgracia, a años luz estamos de Europa, donde ver fumar en público a la gente es una auténtica rareza, por suerte para su salud.
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Comentarios
Hace tiempo escribía un post sobre ésto...
http://nocionesdevida.blogspot.com/2004/10/cianuro-en-el-pan-einnnn-o-tabaco.html
Pero, por encima de todo, como bien dices, está el respeto a los derechos de los demás.
Fdo. Un pobre fumador que intenta no molestar :(
La gente se suicida poniendo el tubo de escape del coche dentro del mismo, y podrían hacer lo mismo si se ponen a fumar dentro de él. Imaginemos que un coche es un restaurante...
Un cigarrillo despues de comer, se puede soportar, pero una cajetilla durante una cena es demasiado. Sin embargo, hay mucha gente a la que le parece que una cena no tenga "glamour" si acompañando al alcohol desinhibidor no viene una ración -grande- de humo. De locos!
Saludos!