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¿Conoces mi último libro?

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Hoy, cuento: El Match

Hoy, que es sábado, hemos aprovechado todo el grupito de amigos que normalmente nos juntamos para hacer una velada deportiva. Esta era una de aquellas reuniones llamadas familiarmente “ya-quedaremos” y que resultan tan utópicas como la teoría anarquista de Bakunin. Pero... ¡Oh, providencia! para hoy nos hemos puesto todos de acuerdo. Nadie tenia compromiso importante que les impidiera venir... aunque a alguno hay al cual el “compromiso” le esperará detrás de la puerta por no haber contado con él. Era el match de la jornada, por no decir del siglo, y nadie estaba dispuesto a perdérselo.

Quedamos todos en la puerta de mi casa, ya que es la más cercana entre el barrio donde vivíamos y el Palacio de los Deportes, al cual nos teníamos que desplazar para poder presenciar el tan, a priori, emocionante espectáculo.

Yo particularmente, me preparé con mi bufanda, mi bandera y mi trompeta de gas, con el fin de convertir la grada en un auténtico infierno para los aficionados visitantes. Igualmente hicimos todo el resto de la “peña” y decidimos ir por la calle haciendo juerga y jarana con nuestras banderas y bocinas. ¡Ep! Eso si... todo en pacífica convivencia y respetando a todo el mundo, porque nosotros nos divertimos sin molestar a nadie y convidamos a todo el mundo a participar de nuestra fiesta particular. Sabido es que siempre hay una minoría incívica pero, por suerte, no es nuestro caso. De hecho solo hay uno que fuma (encima, en pipa) y otro que bebe alguna cerveza que otra por sus migrañas ocasionales. En fin... viciosos en estado puro, vaya.

Nuestra cachonda piara multicolor (si me llegan a leer, me matan) llegó con cierta antelación al recinto, cargada con el mejor humor y con las mayores ganas de pasarlo bien. A pesar del adelanto aún tuvimos ciertos problemas de ubicación, ya que las gradas estaban hasta la bandera y había poco sitio libre. ¡Qué ambientazo! ¡No cabía un alfiler! Aquello prometía ser una velada histórica... sobretodo para uno cuando volviera a casa. ¡Jojojojo!

Una vez sentados todo el mundo en su asiento más o menos cómodo, repartidos los altramuces y pipas de calabaza correspondientes, esperamos cantando alegremente a que se sortearan las ubicaciones de los jugadores. Estaba a punto de empezar... y el arbitro ya se preparaba para dar inicio del “match”. ¡Y comienza!

Poco tardamos en ponernos de pie ante la jugada inicial, digna de un crack.

-¿Te has dado cuenta qué “Apertura Española” más buena ha hecho Kasparov?

- ¿A eso le llamas buena? ¡Si podía haberle hecho un Jaque Pastor nada más empezar! ¡Qué malo es el tío!

- ¡Oye! Que el pobre no ha podido hacer nada más en la jugada.

- ¡Callaos ya! ¡Si no tenéis ni idea, no sé a qué venís! ¡Buff! ¡Qué asco venir con esta gente!

- No... si aún acabarán por comerle el alfil, ya verás tú...

Era el match de la jornada y nadie estaba dispuesto a perdérselo

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