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Hyperion, el ser vivo más alto del planeta

Bosque de secuoyas
Los árboles son los seres vivientes que, personalmente, me causan una mayor impresión. Su capacidad de crecer allí donde nada puede hacerlo y que, prácticamente, no necesitan al resto del mundo para vivir, pero el resto del mundo los necesita como el agua que beben, me resulta especialmente venerable. He de reconocer que, justamente por esta devoción que tengo hacia ellos, tengo la afición que tengo por los bonsais, los cuales cultivo con profusión desde hace décadas por simple imposibilidad de disponer de un jardín botánico personal donde cultivarlos a tamaño natural. Sea como sea, ya sea pequeños o a tamaño natural, tener un árbol cerca es algo que no me deja indiferente... su longevidad y sus dimensiones fuera de la escala humana los convierten en algo que no debiera dejar a nadie indiferente y menos si resulta que, uno de ellos, Hyperion, es el ser viviente más alto del mundo.

Habitat de la secuoya
En la costa del Pacífico de los Estados Unidos, existe el Parque Nacional Redwood, una zona de unos 540 km2 de bosque primario en los que crece la especie vegetal más alta de la Tierra: las Secuoyas. Estos árboles, cuyo nombre científico es Sequoia sempervirens, destacan por ser auténticas moles vegetales que atrajeron la atención de los madereros hasta bien entrado los años 70 del siglo XX, por el impresionante volumen que pueden llegar a alcanzar. Para su desgracia, la ambición sin límites de los industriales madereros acabaron en menos de un siglo con el 95% de la extensión original de estos gigantes, reduciéndolo a la extensión actual del Parque Redwood.

Detalle de Sequoia sempervirens
Entre los que se salvaron de la quema se encuentran los árboles (y por tanto, seres vivientes) más altos de todo el planeta y, de entre todos ellos, destaca Hyperion, la Secuoya Roja que, a día de hoy ostenta el récord mundial de altura con la impresionante marca de 115.61 metros (379.3 pies). O lo que es lo mismo, 20 metros más alto que la Estatua de la Libertad (Estados Unidos) y el doble de la altura del monumento a Colón en Barcelona. De vértigo.

Hyperion
Este árbol fue descubierto por los naturalistas Chris Atkins y Michael Taylor el 25 de agosto de 2006 y, aunque se sabe que está en el Parque Nacional Redwood, en el norte del estado de California, su situación exacta se mantiene en secreto incluso para la comunidad científica, y solo unos pocos especialistas conocen la ubicación concreta del árbol. El evitar que las hordas de turistas naturales se dediquen a visitarlo y a trepar por el coloso vegetal, desgraciando tanto el árbol como su delicado entorno natural,  ha hecho que se mantenga esta precaución.

No obstante lo que pudieramos pensar, Hyperion no es -en términos relativos, obviamente- excesivamente viejo (ver La gran cagada de Prometeo). Se estima que para alcanzar la cota de los 115.61 metros de altura y los 530 m3 de volumen de madera que tiene ha necesitado "tan solo" entre 700 y 800 años... y aún gracias, porque si no hubiera sido por los daños producidos por los pájaros carpinteros en su parte más alta, habría llegado a los 116 metros. Aún a pesar de ello, el árbol, que se encuentra en plena forma, sigue creciendo a un ritmo de una pulgada anual (unos 2,5 cm), pero desgraciadamente, los científicos creen que pueda estar llegando al límite de sus posibilidades.

A pesar de que a finales del siglo XIX se llegó a medir un gigante de 126 metros de alto -convertido en imprescindibles puertas de última moda, evidentemente-, estos árboles necesitan el amparo del viento para poder crecer con tranquilidad. Una tranquilidad que encuentran en el seno de un bosque en que los unos a los otros se tapan de los embates de la atmósfera. El hecho de que el hombre haya eliminado miles de estos impresionantes árboles para convertirlos en sillas, dificulta que las secuoyas puedan alcanzar las alturas que podrían llegar a alcanzar.
Utilidad imprescindible

En definitiva, Hyperion y con él el resto de secuoyas de la costa oeste estadounidense, son una auténtica maravilla de la naturaleza. Capaz de haber sobrevivido a las inclemencias más duras, e incluso a la inmisericorde cadena mecánica de las sierras, son unos auténticos colosos vivos que albergan en sus copas alejadas decenas de metros del suelo unos ecosistemas únicos e irrepetibles en el mundo: ello ha permitido que se den casos tan sorprendentes como la existencia de especies de copépodos -unos crustáceos de origen marino- que viven en sus copas o, incluso,especies de hormigas endémicas de árboles concretos.

Esperemos que, con el tiempo y una caña, las personas sepamos venerar y respetar a estos titanes a los cuales debemos tanto y que nos ponen en contacto, directamente, con el cielo que está por encima de nuestras minúsculas e intrascendentes cabezas.

Hyperion, el ser vivo más alto del planeta
Webgrafía

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Las secuoyas sempervivens son las que más altura alcanzan. Sin embargo, sus hermanas las secuoyas giganteum, cuyo hábitat está en esas latitudes pero un poco hacia el interior (Sierra Nevada, California) alcanzan mayor volumen.
Por ejemplo, el árbol llamado General Sherman mide 83,8 m de altura, 7,7 m de diámetro y un volumen estimado de 1.487 m3.

Una de las casualidades de la vida: al igual que tú yo también tengo la afición de los árboles. Llevo un tiempo intentando germinar semillas de secuoya giganteum (es complicado, son muy señoritas) y precisamente hoy han nacido unas nueve. Si quieres semillas no tienes más que decírmelo.

Haces un muy buen blog. Muchas gracias.
Ireneu Castillo ha dicho que…
Tienes toda la razón, Aro, ya que Hyperion no es el más grande, sino el más alto, habiendo otros -como comentas- que lo superan en volumen.

Como sea que el dato de la altura lo convierte en noticiable, es por ello que le he dedicado el artículo.

Gracias por tu amable comentario, así como por lo de las semillas, pero que me veo obligado a declinar tu ofrecimiento... no por que no las quisiera, sino porque si entro una planta más en casa, yo me se de uno que se tendrá que ir a dormir a la calle... jajaja!

Ah! Y muchas gracias por leerme!

Un saludo bien cordial! :-)

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