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El occitano o la inducida vergüenza de hablar tu propia lengua

Vergüenza inducida institucionalmente
Año 2050. China ha eliminado la política del hijo único y se han reproducido como conejos, por lo que, como no cabían, se han venido para España en masa, haciendo que la población de origen chino haya superado en número a los habitantes autóctonos. Ello ha provocado que hayan copado la mayoría de puestos de poder, desplazando el español como lengua de la administración en beneficio del chino, el cual se ha convertido en la “lingua franca” mundial. Por su parte, el gobierno, dado el estatus de lengua de prestigio y de élite del chino, ha aplicado una dura política de uniformización a fin de imponer esta lengua y eliminar las lenguas del territorio diferentes del chino. Las medidas, que afectan a toda la vida social y educativa, desprestigiando en público el español e incluso castigando físicamente a los niños que hablan en castellano públicamente, han tenido un éxito sin parangón: los niños no quieren hablar español y los adultos que lo aprendieron y usaron de jóvenes se avergüenzan de él, hasta el punto de no querer ni utilizarlo, ni transmitirlo, haciendo que haya desaparecido totalmente de gran parte del territorio. ¿Considera que es exagerado? Pues no lo crea tanto. Una cosa muy similar a éste relato de ficción, en que los propios hablantes de una lengua importante reniegan de ella hasta el punto de avergonzarse de su lengua materna, ha ocurrido muy cerca de nosotros, en el sur de Francia y es el punto más denigrante al que puede llegar una cultura. Estoy hablando de lo que se ha dado a llamar  la “Vergonha” (Vergüenza) Occitana.

Extensión del occitano
Hacer una visita al sur de Francia, si lo que buscas es naturaleza, patrimonio e historia, es una auténtica maravilla para los sentidos. Pueblos medievales, bosques espesos, ríos caudalosos, grutas excepcionales, vida tradicional, antigua cultura, buen yantar... y un auténtico reto para un buscador compulsivo de relictos como soy yo. Y es que, tal ha sido el celo puesto por el estado francés en el proceso de erradicación del occitano que encontrar el más mínimo vestigio que haga referencia a esta lengua es una auténtica lotería. Ni tan siquiera en los museos locales, en que el tema folclórico es el anzuelo del turismo, se pueden hallar menciones destacadas de una lengua que hasta la década de 1960 era mayoritaria desde Burdeos a la frontera italiana y desde Limoges hasta los Pirineos. Todo es francés. ¿Cómo ha sido posible semejante "lingüicidio"? La participación activa de los propios hablantes de occitano en su propia muerte se ha demostrado capital.

Quien manda, manda
Esquizoglosia. Este es el término científico para determinar el odio o fobia a hablar tu propia lengua materna y algo que los -a estas alturas, pocos- habitantes indígenas del sur de Francia que no tienen el francés como lengua materna conocen a la perfección. Y lo saben de primera mano ya que durante muchos años han sufrido una auténtica programación neurolingüística institucional para que ellos mismos dejasen de hablar una lengua que, de hecho, al único que molestaba era al poder establecido.

La historia de la aniquilación del occitano arranca en el siglo XVI, con el edicto de Villers-Cotterêts (1539), en que se obligaba a que toda la administración de Francia se escribiera en francés, pero sufrió un acelerón estratosférico a raíz de la Revolución francesa que fue mantenido a toda mecha  durante el siglo XIX.

El occitano, a pesar de todo, existe
El mapa lingüístico de Francia, al contrario de lo que puede parecer a simple vista para el profano, es de una riqueza bestial. Francés, bretón, vasco, catalán, occitano, alsaciano, corso, picardo, valón, flamenco, galó, normando... todas ellas -cada una de un padre diferente- hasta 1789 eran lenguas muy activas en una Francia eminentemente rural que tenía en París el gran centro urbano del país, el cual -no olvidemos- tenía su propio idioma, el francés.

Conforme que la monarquía francesa (léase parisina) iba consiguiendo territorios, iba adquiriendo con ellos a unos pobladores que no conocían la lengua de las élites del poder, dándose el caso de que los que mandaban utilizaban una lengua (el francés) mientras que los súbditos hablaban otra cosa de mucha menor entidad -desde el punto de vista de la aristocracia, claro- que se dio a llamar despectivamente "patois".

Así, de esta manera, las sociedades rurales no parisinas que tenían su propia cultura empezaron a ver sus lenguas particulares como carrinclonas y pasadas de moda, por lo que si querían acercarse al "estándar" noble, la condición sine-qua-non era dejar atrás el "garrulerío" que significaba hablar de forma habitual en "paleto" (valga como ejemplo literario que, en Los 3 Mosqueteros, D'Artagnan tiene que sufrir las burlas de sus compañeros por su origen gascón). Por su parte, la monarquía, aprovechando la circunstancia, arrimó el ascua a su sardina e impuso el francés como única lengua del estado -curiosamente, la suya- desarrollando la idea de "una lengua, un país" como forma de mantener su particular cuota de poder.

Hablar "patois" era gravísimo
La Revolución Francesa significó romper con el Antiguo Régimen y, con él, los molestos "patois" que se hablaban en todo el país. Que de 28 millones de franceses, tan solo 3 dominasen la lengua de la capital, era algo que para la nueva y poderosa intelectualidad parisina era muy difícil de digerir, por lo que entre ese orgullo de lengua dominante y el hecho que traducir las nuevas leyes a todos los idiomas del país daba mucha pereza, el implantar una única lengua se convirtió en prioritario. La "Égalité" se tradujo, en cuestión de idiomas, en la imposición a machacamartillo de una única lengua en común, y no solo eso, sino el desmembramiento efectivo de cualquier rastro de nacionalidades diferentes a la francesa: los departamentos, por ejemplo, fueron elementos artificiosos que en ningún caso respondían a los límites tradicionales; nombrar "Occitania", "Provenza", "Cataluña" o "Gascuña" fuera de un contexto meramente folclórico causaba poco menos que herpes.

Durante el siglo XIX la represión del occitano y cualquiera de sus variantes (provenzal, gascón, lemosín...) fue simplemente brutal. El afrancesamiento de toda la vida social y pública llegó hasta lo más íntimo, con castigos físicos a los críos que osaban hablar en "patois" en el colegio (se les obligaba a colgarse los zuecos del cuello o se les pegaba con una regla en las manos) y en las escuelas se leía el intimidante cartel de "Parlez français, soyez propres" (Hablad francés, sed limpios) como forma de inculcar el monolingüismo más absoluto. Francia era francesa. Punto.

Frederic Mistral, Nobel y occitanista
Los resultados fueron desastrosos para el occitano, ya que los propios hablantes tenían vergüenza de expresarse en un "dialecto inferior" dejándose de transmitir y usar de forma habitual incluso en el ámbito familiar. Esta situación de esquizoglosia indigna, las dos guerras mundiales -que obligaron al campesinado a salir en masa de sus lugares de origen- y la llegada, a partir de 1950, de grandes oleadas de inmigrantes no occitanoparlantes, hicieron que de un uso generalizado a principios del siglo XX se haya pasado a menos del 5% de la población en la actualidad (el número de hablantes es incierto, oscilando entre 500.000 y 2 millones). De nada ha servido el estatus de lengua de cultura por antonomasia que adquirió durante el medievo de manos de los trovadores o que un premio Nobel (Frederic Mistral) fuese nativo de lengua occitana y escribiera su obra en occitano, que el declive de la antigua "Lengua d'Oc" ha sido prácticamente irreversible.

Manifestación occitanista en Carcasona
A día de hoy, los pocos restos visibles del occitano para el turista se reducen a unos pocos letreros bilingües de nombres de calles y de ciudades, siendo prácticamente inexistentes en todo el resto de ámbitos sociales. Con todo, la guerra no está perdida, y a pesar de los inconvenientes existe una pequeña -pero testaruda- cantidad de hablantes nativos de occitano que están luchando por recuperar su antigua dignidad, promocionando su enseñanza y su difusión en los medios de comunicación, con la esperanza puesta en los exitosos ejemplos de revitalización de otros idiomas desaparecidos (ver El cornuallés, la resurrección milagrosa de una lengua perdida).

Por desgracia, la obstinada posición centralista del gobierno francés a negar el pan y la sal a cualquier lengua que no sea exclusivamente el francés -incluso negándose a ratificar la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias- no les pone las cosas nada fáciles a los tenaces occitanistas. Sin embargo, el hecho de que el occitano hablado en el Valle de Arán (el aranés) sea considerado oficial y la fuerza del catalán -la lengua más cercana al occitano- proporciona una tenue luz en el fondo del más negro túnel a una lengua y una cultura honorable como pocas que, en ningún caso, se mereció el indigno e inhumano destino de llegar a sentir vergüenza de ser quien era.

Una cultura que reclama su derecho a vivir

Para saber más

Comentarios

  1. Excelente artículo. No hay que irse muy lejos para conocer casos similares. En España el gallego, el euskera y el catalán están reconocidos y valorados en general por sus hablantes, pero el aragonés y el asturleonés están en vías de desaparición, por la apisonadora de la administración y por el autoodio de sus falantes. Es un caso muy llamativo el del mirandés (variante del asturleonés) en Portugal.

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  2. Muy interesante artículo, ¡gracias!

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  3. Anónimo8:41 p. m.

    Esto es lo que se ha hecho en Galicia desde más o menos esa misma época.
    Non tan lejos, por ejempolo, a mi padre en los años 40, recién llegado a Vigo desde la aldea con 10 años, en el colegio quedó tumbado en el suelo sin sentido después del tortazo que le propinó su profesor por hablar en gallego (no sabía hablar castellano). Profesor-sacerdote de los maristas...
    En cuanto entraba la Guardia Civil en una tasca se pasaba al castellano (los que no lo sabían callaban). Se arriesgaban a una paliza o acabar detenidos en el cuartelillo.
    Hemos pasado en menos de 100 años de una población que hablaba gallego, creo que al 99% a hace unos 25 años un 70% y a hoy en día hemos bajado del 49% y la progresión se acelera.
    Hoy hay nuevos métodos de desprestigio de nuestro idioma, incluso desde la Xunta.
    No miremos la paja en el ojo ajeno, muy típico de España y actuemos, por favor. Prestigiemos la riqueza lingüística de la peninsula porque yo ya he llegado a la misma conclusión que muchos en Cataluña, la única forma de salvarmos como pueblo es salir del estado español. Lo siento.
    Gracias por este artículo.

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  4. Pues yo creo ,que los franceses hicieron bien.¿Para que complicarse con 100 lenguas?.
    Todos deberíamos hablar esperanto.

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    1. Pues puestos a hablar Esperanto, podemos hablar élfico, que para el caso es lo mismo. Una lengua inventada y sin ninguna base científica más que palabras de aquí, y palabras de allí. Recomiendo interesarse más por "interlingua", una lengua artificial testada durante 50 años y llamada el nuevo latín (idioma en el que se basa). Cualquier hablante de lengua romance puede leerlo sin problemas a simple vista y las lenguas germánicas tienen muchos puntos de conexión pues la mayoría de lenguas tienen una influencia superior al 50% del latín en su época. Así todos hablariamos nuestra lengua nativa (o lenguas) y el común europeo sería el interlingua (iba a decir que podíamos llamarlo "europeo" en vez de interlingua, pero sería más correcto "Idioma occidental", pues américa, oceanía, la mayor parte de áfrica, etc... también podrían adquirirlo.

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    2. #Sebastian Tarrasgona
      Con el debido respeto,no te has enterado de nada.
      Se trata de preservar la riqueza cultural de los pueblos,comúnmente expresada a través del idioma. Prohibirlos o marginarlos es máxima expresión del imperialismo,es aniquilar la diferencia, es borrar la historia..

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  5. Gracias por el interesante artículo. Sólo un apunte:

    "machacamartillo" debería ser "machamartillo".

    Jan

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  6. Imagino que cada territorio tendría también su propio sistema de pesos y medidas, como pasa con los yankis y sus libras, pies ...
    Con lo bonito que es ir con el diccionario y la tabla de conversiones siempre contigo.

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  7. la constitución francesa lo dice claro
    francia es una, su idioma es el francés y su bandera es la tricolor
    lo demás no existe

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  8. todos deberiamos hablar la misma lengua.. escuchar la misma musica.. y evitar discutir que sube la tension. El ser humano tiene capacidad para hablar multiples idiomas.. y cuantos mas habla no se vuelve mas tonto por que el cerebro se lia.. sino todo lo contrario. Su pensamiento es menos restringido y se adapta mejor a un mundo cambiante. Aqui en Galicia he escuchado mas de una vez gente que decia no queria que su hijo se liara con el gallego, que lo importante es que hable ingles. Como si hablar un idioma evitase hablar bien otro. Cuando suele ser todo lo contrario. Si nos enseñaran vasco de pequeños no diriamos eso de que el aleman es muy dificil. Y si nos enseñaran chino, tampoco diriamos que el vasco es muy complicado.

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  9. El problema está en que el corolario 'Un país, una lengua' es la excusa perfecta para que cualquier nacionalista o independentista afirme ser diferente/mejor a sus compatriotas. Yo de joven, por mi origen, estuve interesado en la llingua leonesa, pero al final veías que todo se convertía en un nacionalismo encubierto, que además muchas veces encubría un interés económico, intentando mezclarlo con la política.
    Los idiomas son riqueza cultural, el problema es que muy a menudo se usan para medios mucho menos elevados que el comunicarse

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    1. La Llingua nunca nun ye responsable, ye neutra. Tú es tú día Slashdot ou emplégasla pala xera que te preste. Creyere que desenvolverse cun eilla ye facere política supón una ideya murnia ya probetona.

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    2. Yia la paya nu güeyu ayenu, l'argumentu "un país una llingua" apenas yía usáu pol independentismu, úsalu más el nacionalismu d'estáu, sía'l francés nu casu de la República d'ayén los Pirineus cumu vemos nu testu que comentamos ou sía'l nacionalismu español que yia fiyu del xacobinismu tamién...

      Quien impulsou essa ideya iniformista foron primeiru los Borbón, depueis los lliberales, y quando s'implantou l'ensiñu públicu fízosse con repressión escolar pa contra los falantes patrimonialea de las llinguas non castellanas, y essu practicoulu tantu la monarquía isabelina cumu las duas repúblicas (onque con dalgunas esperiencias favoratibles a la diversidá y la recuperación) y foi esaxeráu durante las ditaduras fascistas se Primo de Rivera y Francisco Franco: nessas duas dóminas inventoron el falsu mitu del nacionalismu llingüísticu español que diz que los castellanos deixoron de falar el dialeutu de Castiella pa falar "español" pretendiendo dizir ou insinuando que los outros havitantes de "la piel de toro" havíamos fazer lu mesmu...

      Por embargu, nos movimientos autonomistas, soberanistas ou indepententistas amuessan una mayor tolerancia al plurilingüísmu, nengún catalán oponse al occitanu, nin los aragonesistas arreniegan del catalán na franxa (nun tienen essi complexu de los nacionalistas "montaraces" de la "españa profunda" que chegoron a chamalu "LAPAO"),nin los llionesistas encultamos que al oueste del Burbia-Cúa ou entre As Portelas y n'Alamedilha falen gallegu-portugués...

      Nin inventamos teorías aisllacionistas acientíficas pa dividir las nuessas llinguas por territorios históricos: los galleguistas reconocen falar la mesma llingua que Portugal y la Lusofonía pol mundiu alantre, los llionesistas sabemos que al outru lláu del Cordal Cantábricu y na Tierra de Miranda falan la mesma llingua que nós, onque la chamen por outru nome, nin los valencianistas niéganse a reconocer que valencianu y catalán son un mesmu idioma... Pos essi argumentu mesmu pudiera valir pa dizir que l'andaluz yal castellán son idiomas estremáos, de feithu las diferencias son assumeyadas ou mayores entre las variantes de las falas castellanas que entre gallegu y portugués ou entre catalán y valencianu...

      Las llinguas son patrimoniu de tóus, naide ha creyesse con dreithu a la sua propiedá, y yia una fatada dizire que nun se quier un idioma porque lu gastan los nacionalistas, yera tan fatu cumu repunar el castellán porque fosse la llingua de "los fachas". Cousa que nin yía la verdá, nin tien fundamentu científicu (llingüísticu).

      El patrimoniu llingüísticu y la diversidá cultural yía cousa de tóus, y amás yia un dreithu de los falantes de cada llingua cumu pressonas a poder falar la sua llingua y poder trasmitila, aparte de ser obriga de las alministraciones a cumprir los mandaos llegales de los Estatutos d'Autononía, el de la Costitución (que manda que las llinguas propias sían oficiales nos territorios nos que se falan y las variedaes destas protexidas y promocionadas) y de los trataos internacionales cumu la Carta Europeya de Llinguas Rexonales ou Minoritarias y la Declaración Internacional de los Dreithos Llingüísticos. Una serie de dreithos que nos son negaos polos prexuicios del fanatismu uniformista mayoritariu del nacionalismu d'estáu que quier "Una Grande Y Castellana" conu sou falsu lema "España, en español"(=Un país, una lengua...)

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    3. Perdona mi ignorancia. Con que lengua has escrito? Es preciosa.

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  10. Muy buen artículo y de mucha actualidad. Es una pena que no se le dé más importancia a la sociolingüística.

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  11. Algo similar a lo expuesto ocurre en muchas zonas de Navarra, donde la lengua materna e histórica era el euskera, pero el nacionalismo hispano, de la mano de los partidos constitucionalistas, lo siguen intentando erradicar. Todo lo reducen a una falsa y pésima forma de hacer política.

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  12. Muy interesante.

    Donde pones occitano puedes decir cualquier otra de las lenguas que se han hablado en territorio francés (catalán, bretón, alsaciano...) o incluso en colonias (con menor éxito). El procedimiento ha sido parecido en todos lados.

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  13. Mui atressante artigo: quando nun se cunsidera digna ua lhéngua, tamien las personas "deixan de ser" dignas. I l apoucar de las personas ye manobra de dominadores!

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  14. Interesante el artículo, y la polémica que despertó, porque generó poner en el tapete que la subvaloración de las lenguas sucede en todas partes.Como hablante de castellano en Argentina, puedo decir que acá también se han enterrado muchas lenguas locales, y lo mismo sucede en todo el mundo colonizado, aun en lugares que han dejado de serlo.Quizá el tema ahora es sacudirse de encima la influencia del inglés.Una lengua con rol de contacto comercial no es impugnable, siempre que su influencia no elimine a las otras.El valor del lenguaje no solo reside en su tenor práctico y comunicacional.Es valioso que los hablantes reivindiquen su derecho a la herencia cultural que guarda la lengua especialmente.

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