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Can Serra, historia del pelotazo urbanístico hecho barrio (1)

Barrio de Can Serra
Barrio de Can Serra
Can Serra, con sus altísimas torres de pisos que ponen un inefable telón de fondo al horizonte de la parte alta de la Rambla Just Oliveras, es uno de los barrios de L'Hospitalet más populosos y, a la vez, más paradigmáticos de lo que ha tenido que soportar la ciudad desde mediados del siglo XX. Especulación urbanística, corrupción institucional y lucha vecinal forman parte intrínseca del ADN de un barrio que ha crecido a costa del sudor de la humilde gente trabajadora que lo habita y las ganas de llenarse los bolsillos de forma fácil e inmisericorde de unos pocos. Una historia, típica de Hospitalet, pero que, en el reducido espacio de terreno que ocupa Can Serra, adquiere nivel de obra maestra de lo que nunca debiera de haber acabado por ser un barrio.

Can Serra es el barrio más pequeño de L'Hospitalet
Can Serra es el barrio más pequeño de L'Hospitalet
Con tan solo 0,29 km2, Can Serra es el barrio más pequeño de todo Hospitalet, y está todo él situado en la zona del Samontà hospitalense. De esta forma, limitado a levante por la Avenida Isabel la Católica, a poniente por la Carretera de Esplugues, al norte por Esplugues y la Avenida de la Electricidad (que la separa de Pubilla Cases) y al sur por la vía de tren de Martorell, Can Serra ocupa una prominente lengua de tierra que, formada por los sedimentos arcillosos cuaternarios procedentes de la erosión de la montaña de Sant Pere Màrtir, tiene una máxima altura de 62 metros sobre el nivel del mar en el contacto con Esplugues y una mínima de 20 en el puente de Can Buxeres. Un espacio que, aterrazado como el resto del Samontà, se dedicó en exclusiva a la agricultura de secano debido a la pobreza de sus tierras. Unas tierras que, repitiendo el sistema de otros barrios de montaña, fue gestionado por unas pocas masías. No obstante, a mediados del siglo XIX, la cosa iba a variar sustancialmente.

Antiguo edificio de Can Serra (s.XIX)
Antiguo edificio de Can Serra (s.XIX)
Hacia el año 1850, el rico naviero Josep Serra i Font decidió construirse su casa de veraneo en unas tierras que había adquirido en una zona bien orientada y con buenas vistas cerca de L'Hospitalet-Centre: lo que posteriormente se conocería como Can Serra. Esta masía, según parece, estaría construida en el solar que ya ocupaba una casa anterior y tenía a su alrededor un par de fuentes que le servían para el uso doméstico de la mansión... y para mantener una curiosa piscina que se hizo con el casco de un barco que enterró en el lateral de la casa. Sea como sea, el terreno, que ocupaba toda la vertiente sur y parte de la llanura superior de la montaña, dejó de ser de agricultura de mercado (el propietario no se ganaba la vida con el campo) y se dedicó al consumo interno de la casa, ya fuera para los masoveros como para las caballerías -los caballos consumían muchas algarrobas, claro. La construcción de la vía del tren en 1854 y de la segunda vía en 1859 se hizo a expensas de una estrecha banda de tierra de la parte sur de la finca, lo que significó aislarla del resto del pueblo. Tan solo el estrecho puente que da continuidad -aún hoy día- a la Carretera de Esplugues permitía salvar las vías.

Estación de L'Hospitalet con el puente de hierro
Estación de L'Hospitalet con el puente de hierro
Durante el último tercio del siglo XIX, Josep Serra i Font pasó a mejor vida (por si había vivido mal en algún momento, que parece no era el caso) y heredaron la finca el matrimonio de Enrique Larrañaga y Maria Badia. El matrimonio, que tampoco vivía en Can Serra pero que mantenía los masoveros, hacia el año 1900 mandó construir el puente de hierro que cruza las vías y que, por aquel entonces, conducía de forma privada a la finca de Can Serra y también a la de Can Cluset, que se encontraba a tocar de lo que hoy sería la Av. Isabel la Católica. Se rumorea que el puente pudo estar hecho por Eiffel (el de la torre, ver Barcelona 1888, la torre que quería competir con la Torre Eiffel); punto este último que no ha podido ser confirmado. Can Cluset, por su parte, era otro palacete -según se comentaba más lujoso que Can Serra- pero con un terreno mucho más pequeño, y que en 1901 instaló a tocar del tren una fábrica de charoles y hules (luego de aceites) que, a partir de 1915, se conoció como Can Brugarolas.

L'Hospitalet empieza a crecer descontroladamente (1914)
L'Hospitalet empieza a crecer descontroladamente (1914)

En 1905, Can Serra pasó a ser centro de la atención pública porque el derrumbe de una chimenea (y de parte de la casa donde estaba instalada, se entiende) provocó tres muertos entre la familia masovera. Tras este hecho luctuoso, que se supone también afectó la estructura del edificio, la propiedad decidió derribar la antigua casa y levantar un palacete de nueva construcción en el lugar donde se encontraba la anterior. No obstante, los tiempos estaban cambiando y Hospitalet empezó a crecer en población de forma desesperada, sobre todo en los barrios de Collblanc y La Torrassa, los cuales en pocos años tenían más población que el resto de la villa junta. Como fuera, ese crecimiento se extendió como una mancha de aceite por las zonas adyacentes despertando las ganas de los propietarios de hacer dinero fácil con el negocio inmobiliario. La Florida y Pubilla Cases empezaron a ver como se formaban pequeños núcleos habitados y se preparaban para su urbanización masiva. Paralelamente, en la parte alta de lo que hoy es el barrio de Can Serra, un par de propietarios vieron la posibilidad de urbanizar sus respectivas fincas. 

Casas bajas de la c/ Pere Pelegrí (2022)
Casas bajas de la c/ Pere Pelegrí (2022)
Así las cosas, en 1921, Antoni Faus y, al año siguiente, Pere Pelegrí, pidieron sendos permisos al ayuntamiento para convertir en suelo urbano los terrenos de su propiedad, cosa que, dado el regocijo y fruición que tradicionalmente embarga a nuestro consistorio con estas iniciativas, fueron concedidos sin más dilación. Aprobados los expedientes en 1923, en 1925 ya se estaban construyendo las primeras viviendas de planta baja. Y para no perder tan narcisista costumbre de nuestro pueblo, los propietarios bautizaron las dos calles principales de sus respectivas urbanizaciones como calle Faus y calle Pere Pelegrí, nombres que han llegado hasta hoy y que forman el núcleo que se ha dado a llamar como "Can Serra Vell". 

Un espacio vacío que tenía que ser parque (1932)
Un espacio vacío que tenía que ser parque (1932)
El rápido crecimiento poblacional y urbanístico de la, desde 1925, ciudad de L'Hospitalet llevó al ayuntamiento a pedir al arquitecto municipal, a la sazón Ramon Puig i Gairalt, que proyectase sobre el papel la estructura de lo que tendría que ser en el futuro el municipio. Un futuro que, en el caso de lo que sería el barrio de Can Serra, en 1928 estaba ocupado por un inmenso parque que conectaría la zona de Can Buxeres con el cementerio y que sería el "Central Park" de Hospitalet. Evidentemente y como se ha podido ver después, aquella planificación se la pasaron los responsables del ayuntamiento por salva sea la parte, saltándose de forma deliberada todas y cada una de las reglamentaciones urbanísticas existentes en el momento, en lo que es el caso más flagrante de corrupción política ligada a la especulación urbanística de todos los barrios de L'Hospitalet.


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