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La Natividad |
Hoy es
25 de diciembre, y en toda la cristiandad celebramos el
día de Navidad, el día del nacimiento de Jesucristo. Cada comunidad lo celebra de forma diferente en relación a sus costumbres o su adscripción religiosa, pero más allá del detalle cristiano...¿sabemos realmente lo que estamos celebrando? Cuando las tradiciones ancestrales son fuertes, las nuevas costumbres no pueden más que
adaptarse a ellas. Tal es el caso de la
Navidad.
En esta época, y coincidiendo con el solsticio de Invierno, en el hemisferio norte se dan los días más cortos de todo el año. Es a partir del solsticio cuando los días comienzan a alargar de nuevo, por lo que el solsticio implica un cambio en la tendencia, un final de ciclo, a partir del cual el Sol emerge de nuevo y se impone a las penumbras. Este hecho ha provocado que, desde antiguo, todas las religiones y creencias paganas hayan dedicado este día a honrar al Sol o a los dioses relacionados con él (Apolo, Helios, Mitra, etc...) por lo que siempre ha sido una fecha con mucha fuerza.
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Sol Invictus, III d.C. |
Debido a esta
fuerza atávica de la fiesta -intrínsecamente
pagana- cuando la religión cristiana se hizo oficial durante el siglo IV después de Cristo, ésta, para no chocar frontalmente contra las creencias paganas, aprovechó las fiestas más importantes del año en su propio beneficio (
ver El ancestral culto a la naturaleza del día de la Virgen de Agosto). De esta forma, los cristianos ubicaron el nacimiento del Mesías en la fecha de las fiestas romanas dedicadas al "
Natali Solis Invicti" (Nacimiento del Sol Invicto). Y es que, a falta de saber la fecha exacta del nacimiento -aún ni la misma Iglesia se ha puesto de acuerdo en la fecha-...¿qué mejor que transformar lo más grande de la nueva religión (Cristo) en lo más grande del cielo (el Sol) y darle un día concreto a la comunidad cristiana para celebrarlo? Un buen marketing siempre ayuda a vender un producto, y siempre es más fácil remar a favor de corriente que en contra.
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Niño Jesús |
De esta forma, una
fiesta pagana y relacionada totalmente con la naturaleza ha conseguido llegar hasta nosotros, a pesar de que la Iglesia conozca su procedencia e incluso algunas sectas cristianas fundamentalistas (caso de los Testigos de Jehová) renieguen justamente de la
Navidad por reconocer que es una fiesta gentil y
sin fundamento bíblico, ya que en ningún caso se especifica esta celebración en las Escrituras.
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Busto de Julio César |
Julio César, cuando alcanzó el poder en el año 46 antes de Cristo, impuso una reforma del calendario romano republicano que se utilizaba entonces. Utilizar era demasiado decir, porque el año republicano tenía 355 días y según le parecía a los pontífices de turno, al mes de febrero le añadían entre 24 o 27 días, de tal forma que había años que tenían 355 días y otros de 377 e incluso de 378. Como la imposición era
aleatoria y política, se aprovechaba para cobrar antes los impuestos o las elecciones, o según interesara al gerifalte de turno. Se llegó a una situación en que la gente no sabía ni en el día en que vivía, y el calendario acumuló más de
90 días de desfase respecto el ciclo solar, y al convertirse en César, Julio César lo transformó en un calendario de 365 días y un año bisiesto de cada cuatro. Se había impuesto el
calendario Juliano, precursor de calendario Gregoriano, que es el que tenemos hoy día.
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Sol Invictus y Júpiter Doliqueno (II dC) |
En esta tesitura de movimientos, fases y desfases, las festividades del
Natalis Solis Invicti pasaron de celebrarse entre el 17 y el 24 de diciembre a celebrarse el día 25 en el nuevo calendario Juliano, debido a que el astrónomo alejandrino
Sosígenes ubicó incorrectamente el momento exacto de los solsticios a pesar de que calculó muy exactamente la duración del año.
En definitiva, que lo que realmente se celebra en este día no es el nacimiento de Jesucristo -del cual se desconoce el día totalmente- sino el nacimiento del Sol, el Astro Rey, que comienza a vencer a las sombras de la noche y comienza a alargar sus días hasta su máximo en el solsticio de verano, en que el fuego le vuelve a rendir homenaje. La Navidad, por tanto, no es más que un recordatorio de los vínculos que tenemos con nuestro medio ambiente, y que se habían hecho olvidar para promocionar intereses religiosos y políticos. En estos momentos, en que el medio ambiente está tan en peligro, posiblemente nos haremos un favor si recuperamos y somos conscientes de nuestras milenarias raíces culturales, tantas veces olvidadas a propósito.
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Cristo representado como Helios, el Dios-Sol (S.III d.C.) |
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Cuanta razón tienes!! Según los ultimos informes se "rumorea" que Jesús pudo haber nacido en lo que nosotros "llamamos" Semana Santa...... Hay de todo...
ResponderEliminarInteresante información. Que importa cuando se nace o cuando se muere. Es es lo que importa.
ResponderEliminarDesde la perspectiva de un observador inmóvil que registra la posición del sol en su cénit a mediodía a diario, durante 3 días el sol se queda quieto en el horizonte para, tres días después, "resucitar" su movimiento.
ResponderEliminarEs éste el motivo y no el calendario juliano.
El sol a lo largo del año va dibujando un ocho. Abajo es el solsticio de invierno, en el medio están los equinoccios y arriba, el solsticio de verano, en el hemisferio norte.
Interesante, felicidades! Siempre pensé que si la iglesia Católica pervive por tantos siglos es debido a su capacidad de adaptación allá donde va, adaptación previa generalmente a la imposición posterior de sus creencias. Allá donde los cristianos se encontraban con adoradores de algo diferente, en ese lugar se aparecían o hacían algún milagrito las vírgenes o santos de los recién llegados y así aprovechaban las costumbres ancestrales de los vecinos del lugar que no tenían que cambiar de sitio en sus peregrinaciones, sino que ya les colocaban los nuevos, machacando encima hasta que olvidasen generación tras generación y mucho adoctrinamiento, a los dioses de sus antepasados.
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