El desconocido y falso interior de la emblemática Talaia de L'Hospitalet.

La Talaia de l'Hospitalet
La Talaia de l'Hospitalet
La Talaia de L'Hospitalet, como ya he escrito en otros artículos de Memento Mori (ver La Talaia, el monumental símbolo histórico de L'Hospitalet), tiene una historia y unas particularidades que la convierten en todo un emblema de la segunda ciudad de Catalunya. Ya sea por lo bueno o por lo malo, este monumento es uno de los más reconocibles de la ciudad, pero curiosamente es, a la vez, de los menos conocidos, dado que, aunque es un edificio público, su acceso es muy limitado. Ello hace que para el grueso de la población hospitalense, la Talaia sea un monumento icónico cuyo interior es un auténtico misterio. Por suerte, hace un tiempo que tuve el placer de visitarlo y he aquí un pequeño reportaje fotográfico que tuve la oportunidad de hacer.

Entrada a la Talaia
Entrada a la Talaia
Para empezar, si sois seguidores asíduos, seguro que conoceréis todas la vicisitudes que tuvo que padecer esta torre vigía del año 1587 para estar donde se encuentra hoy día (ver La Talaia de L'Hospitalet, el símbolo inerte de una ciudad iconoclasta), pero lo que posiblemente no conozcáis es que, a parte de los sillares del exterior, el resto de la estructura está totalmente reconstruido. Y no me refiero a una reposición de los elementos internos originales, sino a una construcción de nuevo cuño de toda la estructura interna de la atalaya. O lo que es lo mismo, que dentro de la torre no hay nada original. Nada.

El interior está adaptado como almacén del Museu
El interior está adaptado como almacén del Museu
Lo que se buscaba cuando se trasladó la torre desde el número 9 de la calle Talaia a la ubicación actual en 1972, era hacer una trampa legal que permitiera, sin derruir el edificio original, dejar el solar expedito para levantar un imprescindible bloque de pisos. La Talaia estaba protegida por la Ley de Castillos de 1949 y derribarla, así por las buenas, era ilegal, pero nada impedía que, si se restituía, se pudiera trasladar a un sitio que molestase menos. Lo que pasa es que en ningún caso se obligaba a que el elemento reconstruido fuera exactamente igual que el original, de tal forma que haciendo de su capa un sayo, la torre fue "deconstruida" numerando todas sus piedras y trasladándolas al nuevo solar ubicado delante de Can Oliver y L'Harmonia

Escalera de caracol
Escalera de caracol
En el proceso, las arcadas desaparecieron por arte de birlibirloque, inventándose alguien -posiblemente el mismo que las guindó- el bulo de que había sido Santiago Rusiñol el que se las había llevado al Cau Ferrat de Sitges. Que Rusiñol hubiera muerto en 1931 (41 años antes) y que hay fotos de la Talaia con sus sillares numerados y las arcadas góticas originales, habla también del nivel cultural del andoba que se inventó el rumor. Sea como sea, el estudio de arquitectura de Eduard Muntada i Lluch (el que hizo el reloj giratorio de la Pl. Catalunya de Barcelona), levantó la torre de nuevo. Sin embargo, restituir un edificio antiguo siguiendo técnicas antiguas, es un proceso muy complicado -hay pocos especialistas que dominen las técnicas constructivas medievales-, delicado, lento y caro. Y los responsables dijeron... métele caña torete, que no llegamos.

Acceso a una de las plantas
Acceso a una de las plantas
Así las cosas, en vez de reconstruir todo el interior tal como se mantenía en Can Modolell de la Torre (la cual cosa hubiera dado por saco a los responsables lo que no estaba escrito), se decidió crear una torre de construcción moderna (de tocho y cemento), la cual se forraría con las piedras originales de la Talaia del siglo XVI. De esta forma, la torre tendría una forma exterior muy aproximada a la de verdad -aunque si se compara foto a foto, se parece como un huevo a una castaña- que se adosaría a una estructura moderna que le daría la solidez necesaria para soportar los próximos decenios sin mucho problema. La Talaia estaba salvada, reconstruida, trasladada, hecha a tiempo para el día de la Provincia de 1972 (excepto los arcos) y el solar original limpio para levantar un bloque de pisos. ¿Que no era fidedigna a la original? ¿Quién se iba quejar? ¡Que estamos en una dictadura!

Acceso al 3er piso
Acceso al 3er piso
De este modo, el interior, manteniendo las oberturas originales -o más o menos- fue dividido en pisos que se mantienen con vigas de madera de estilo antiguo soportadas sobre los tochos modernos y bovedillas imitando techos antiguos. Los suelos, por su parte, fueron forrados con una cerámica roja vintage, todo ello unido por una escalera de caracol en piedra artificial que une las cuatro plantas. La pared, para evitar que se viera el ladrillo, se rebozó de cemento, incorporando los sillares originales de la estructura exterior lo que dio un grosor falso al muro, pero que da bastante el pego. Unas barandillas de forja a la altura de cada piso, cierran el espacio que, hoy día, está siendo utilizado por el Museu de L'Hospitalet (ver Casa Espanya, la joya renacentista del corazón de L'Hospitalet) como improvisado almacén. Eso sí, nadie pensó en añadir un mal pasamanos en la subida. 

Las vigas son de madera, pero de factura moderna
Las vigas son de madera, pero de factura moderna
En la galería de las arcadas superiores, a la cual se accede por una escalera de madera, la estructura es más de lo mismo. Las piedras antiguas cubren la superficie de tocho rebozado y el tejado a cuatro aguas fue reconstruido con una estructura basada en las mismas vigas de madera que forman el techo de los pisos interiores, pero cubiertas con baldosas rústicas y tejas árabes. No hace falta decir que las tejas originales, ni se han visto, ni se les esperan y que el pináculo cerámico original, evidentemente, se fue con los arcos góticos.

Estructura del tejado
Estructura del tejado
Por su parte, las bastas arcadas de medio punto de piedra artificial que sustituyeron las robadas ocupan el espacio que tenían que ocupar las originales. Un espacio rectangular que, hecho con vigas de cemento armado actuales, igual podía estar ocupado por unas arcadas o por un ventanal de vidrio, ya que, bien al contrario de las originales, aquellas eran delicadas, gráciles y posiblemente tuvieran algún papel estructural. Y es que, tal y como se construyó, el hecho de poner unos arcos de estilo neorrománico mucho más gordos que los verdaderos facilitó la labor de integrar lo original con lo "fake". Díganme mal pensado si creo que, desapareciendo las góticas, les hicieron un favor a los "reconstructores". No sé si me explico...

Interior de la arcada de poniente
Interior de la arcada de poniente
En definitiva, que lo que vemos hoy y entendemos como "la Talaia" tiene poco, por no decir nada, del original hospitalense del 1587. La necesidad de adaptarse a una legislación franquista (aún en vigor aunque se la pasen por el forro, ver Las torres carlistas de la Remunta, el patrimonio hospitalense que el ayuntamiento no quiso salvar) que iba en contra de los intereses de propietarios, promotores y políticos, hizo que más que un traslado, se hiciera una reconstrucción libre y adaptada de aquella torre histórica, convirtiéndola en una atracción al mejor estilo del Pueblo Español de Montjuïc. 

Arco de la cara sur
Arco de la cara sur
Por lo tanto, viendo qué es lo que hay dentro de tan emblemático monumento -que incluso lleva a los conservadores a no aconsejar ningún criterio de intervención patrimonial más allá de limpiarlo y mantenerlo- aún se entiende menos la negativa a ultranza del ayuntamiento de L'Hospitalet a abrir La Talaia al público. Máxime cuando no hay en su interior ningún elemento histórico destacable que valga la pena proteger y los supuestos problemas derivados de no tener una barandilla, se subsanan con un mínimo presupuesto y una aún menor voluntad política de hacerla accesible al público. Una abertura a la ciudadanía que, pese a la decepción inicial de tener por monumento emblemático de L'Hospitalet un edificio de cartón-piedra, sus bellas vistas superiores no dejarían indiferente a nadie y sería, bien al contrario, un gran ejemplo de la larga historia de L'Hospitalet, de cómo no ha de ser tratado nuestro patrimonio y de la necesidad de concienciarnos de su protección y divulgación.

Vistas a la calle Xipreret desde la arcada Norte
Vistas a la calle Xipreret desde la arcada Norte

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