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La indignante muerte y milagrosa resurrección del Estany d'Ivars

Estany d'Ivars i Vila-sana
Que el agua es un bien escaso, es algo que, mientras tengas un grifo cerca, parece que no vaya contigo, sobre todo en la calurosa área mediterránea. No obstante, tomamos consciencia al momento, tan pronto como nuestra cómoda fuente particular deja de manar y nos encontramos con que no hay suficiente agua a nuestra disposición ni para ir al váter. Sea como sea, la existencia de lagos y lagunas que mantengan una capa de agua casi permanente, suponen auténticos oasis para la vida natural y humana, tal y como han sabido desde antiguo los habitantes de todas las zonas esteparias del planeta y las secas llanuras leridanas, no son una excepción. Sin embargo, a mediados del siglo XX, el hasta entonces mayor lago de Catalunya, situado en medio del páramo del Pla d'Urgell (a 35 km de Lérida y 8 de Mollerussa) fue desecado como producto de la especulación disfrazada de conversión en tierras de cultivo. ¿Otro caso de espacio natural perdido por un pelotazo urbanístico? No, por suerte éste se ha podido recuperar. Es la historia del resucitado Estany d'Ivars.

Laguna de Ivars, 1935
La Laguna de Ivars y Vila-sana (Estany d'Ivars i Vila-sana, en catalán), con 126 ha de superficie, es en la actualidad el lago natural con mayor superficie de Cataluña, dejando en segundo lugar al conocido Lago de Banyoles con 112 ha -aunque con un volumen de agua mucho mayor- y su historia pudiera seguir los pasos de tantos otros cuerpos de agua de tierra adentro que, debido a los turbios intereses humanos, se han perdido irremisiblemente durante los últimos tiempos (ver Réquiem por un mar: El pavoroso desastre ecológico del Mar de Aral). Pero no; afortunadamente, este ha sido de los pocos que, gracias a la presión social, ha podido dar marcha atrás y recuperar su antiguo esplendor paisajístico y biológico.

El origen de esta laguna lo hemos de buscar en las escasas aguas de lluvia de la zona, las cuales, debido a caer en un relieve llano como la palma de la mano, se acumularon en el fondo de una cubeta formada por materiales arcillosos impermeables sin salida hacia ningún río. Si a la poca agua que corría ya de forma natural, sumamos la alta evaporación, ello provocaba que el Estany d'Ivars fuese una lámina de agua salobre (incluso se extraía sal) relativamente grande, pero poco profunda. No obstante, en 1861 sufrió un cambio radical.

La caza era una actividad tradicional
A partir de ese año, la construcción del Canal d'Urgell puso en regadío toda la llanura que rodeaba la laguna de Ivars, haciéndola receptora de los sobrantes del agua de riego de los campos colindantes. Este aporte de agua dulce hizo que el lago cambiara de salobre a dulce y que no llegara a secarse en verano, lo que le permitió llegar a una máxima extensión de 2400 x 800 m, un calado máximo de 3.8 m, y a formarse un desagüe natural. La riqueza faunística y biológica se disparó, convirtiendo el lago en un punto de reunión y de actividad de los pueblos de alrededor, centrados sobre todo en la caza de patos y fochas y en la pesca de la anguila (ver La escurridiza vida de la misteriosa anguila) , la cual se convirtió en un plato típico de la zona.

El lago era un lugar de ocio
Sin embargo, las zonas húmedas, tradicionalmente habían sido señaladas como culpables de las epidemias de todo tipo que esquilmaba a la población -que se lavaran solo los años bisiestos y que no tuvieran para medicinas no tenía nada que ver, claro- por lo que se hicieron diversos proyectos para desecar la laguna dados los "inmensos" beneficios que reportaría. En 1914 se previó el primero, pero la oposición de la comunidad de regantes y de los pueblos lo hicieron inviable, pero vino la Guerra Civil y la dictadura y la cosa iba a dar un vuelco dramático.

Canal d'Urgell
En 1945, la empresa Locomociones y Transportes S.A., presentó al gobierno franquista el proyecto de desecación del lago de Ivars. Hasta aquí, todo normal, pero lo más gracioso es que esta tal empresa, hasta aquel momento se había dedicado exclusivamente a los medios de transporte (gestionó los aparcamientos de la Expo del 29 en Barcelona, solicitó permiso para un funicular en La Molina, gestionó el Funicular de Nuria, instaló un telesilla allí mismo...) ¿cual fue el motivo de embarcarse en un proyecto que nada tenía que ver con lo suyo? La filantropía, seguro que no, pero el caso es que se lo concedieron.

1950, la laguna a medio desecar
Pese a la oposición de los vecinos y de los propietarios expropiados, y tras hacer caso omiso a los primeros (la dura represión de posguerra no dejaba margen para mucha queja), y pagar miseria y compañía a los segundos -alguno se quejaba de que no le valía la pena ni desplazarse a Lleida a cobrarlo-, la compañía comenzó las obras de desagüe. Habida cuenta que obtenía el beneficio de poder vender las tierras sumergidas compradas por cuatro chavos a precio de tierra de cultivo, el negocio se planteaba interesante... solo que la naturaleza imponía su ley.

Gran riqueza biológica
Las obras de drenaje duraron del 1949 al 1951, pero el fondo salobre resultó que daba, como mucho, para plantar arroz (ver La utilidad de un arroz para enganchar tochos), por lo que las expectativas de obtener pingües beneficios a costa de la reconversión en tierras de cultivo se esfumaron rápidamente, pero el mal ya había sido hecho. La empresa, a principios de los 60 se vendió a precio de saldo los terrenos acondicionados como terrenos agrícolas normales; unos terrenos agrícolas que, en realidad, eran muy pobres y no daba apenas rendimientos. Tierras malas y un entorno ecológico y humano perdido para siempre... o no.

Con el retorno de la democracia, las voces de recuperación del lago de Ivars se hicieron cada vez más insistentes, tanto desde la sociedad civil como desde los movimientos ecologistas, lo que desembocó en que a principios de los años 90, el ayuntamiento de Ivars impulsara el proyecto de recuperación de la antigua laguna.

2007, en proceso de relleno
Durante los años 90, el desarrollo del proyecto, la compra de los terrenos a inundar a sus propietarios y las idas y venidas de los juzgados por algún propietario que no quería vender, hicieron que la puesta en marcha de la recuperación se demorara hasta el año 2001. A partir de este momento, se forma el Consorci de l'Estany d'Ivars i Vila-sana, el cual gestiona los terrenos adquiridos, y se inician los trabajos en los desagües, el traslado de las líneas eléctricas afectadas y de reacondicionamiento del fondo lacustre para, finalmente, en 2005 dar el pistoletazo de salida al relleno con agua proveniente del Canal d'Urgell.

El lago en medio de los campos
En la actualidad, el Estany d'Ivars tiene 2.142 x 730 m y una profundidad máxima de 3.95 m, convirtiéndose en uno de los puntos de interés biológico más importantes de toda la provincia de Lérida y de Catalunya en general, con más de 400 taxones de plantas, 200 tipos de aves, 29 tipos de mamíferos, y numerosas especies de reptiles, anfibios y peces - últimamente, incluso se ha dado permiso para la pesca de la carpa. Todo un éxito de recuperación de un espacio natural arrasado por la codicia humana y que pone de manifiesto que, por mucho que haya oscuros intereses entremedio, si la sociedad quiere, se puede.

...si no está anestesiada, claro.

El Estany d'Ivars, una belleza ecológica recuperada

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