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Capítulo 7: El asunto del canal

Doggerland, la Atlántida del Mar del Norte

Las tierras de Doggerland
El Mar del Norte, si lo miramos desde un mapa, es una parte del Océano Atlántico que separa las tierras de Escandinavia, de Holanda, Dinamarca y las islas británicas. Visto así, no llama mucho la atención, a parte de por ser un mar poco profundo, bastante frío y plagado de plataformas petrolíferas. No obstante, el mapa que estamos viendo en la actualidad no tiene absolutamente nada que ver con el que había hace poco más de 8.000 años. ¿Se imagina toda esta parte formada por una verde campiña, con colinas pobladas de robles y donde los hombres vivían y cazaban ciervos? ¿Sí? Pues para su información, este paisaje existió, se llamaba Doggerland y desapareció de la noche a la mañana debido al alud submarino más bestia que jamás han descubierto los científicos.

Hueso de mamut pescado
El banco Dogger, ubicado unos 100 km al este de la Gran Bretaña, ha sido desde siempre una zona muy apreciada por su pesca. En esta parte del Mar del Norte, el mar es muy somero y tiene profundidades que oscilan entre los 15 y 35 metros, cuando el mar que lo rodea puede tener un centenar de metros a lo sumo, por lo que es bien conocido de los pescadores. Sin embargo, cuando a finales del siglo XIX se generalizó la pesca de arrastre, la zona se hizo famosa no solo por la cantidad de pesca, sino por lo que salía con ella.

Herramientas extraídas del mar
Efectivamente, junto con los peces, los pescadores sacaban colmillos de mamut (ver Wrangel, el dominio del último mamut), cornamentas de uros y ciervos, restos de rinocerontes lanudos... toda una colección de restos totalmente insospechados que, la mayoría de las veces, volvían al mar por simple ignorancia.

Colección de fósiles de Doggerland
Durante el siglo XX, los arqueólogos se interesaron por esta inusitada pesca arqueológica efectuada a más de 100 kms mar adentro, pidiendo a los pescadores que los guardasen, y más conforme que entre los objetos recogidos llegaban herramientas prehistóricas e incluso restos humanos, lo que indicaba que algo se escondía en la zona del banco Dogger.

Doggerland emergido
Los estudios del fondo marino, junto a los del desarrollo del hielo en Europa en la última glaciación, llevaron a los científicos a determinar que toda la zona ocupada en la actualidad por el Mar del Norte había estado en superficie, debido a que el nivel del mar se encontraba hace unos 15.000 años unos 120 metros por debajo del nivel actual. Este nivel tan bajo permitía la existencia de un paisaje verde y ondulado similar al que existe hoy en Bélgica, lleno de lagunas y ríos (de hecho el Támesis era tributario del Rhin, el valle bajo del cual correspondería con el actual Canal de la Mancha) lo que permitía ir caminando desde Gran Bretaña hasta Dinamarca.

Última fase de Doggerland
Esta zona, que los científicos bautizaron como Doggerland, era una zona especialmente fértil, manteniendo una gran cantidad de población humana que vivía de la caza y la pesca durante la época mesolítica (unos 10.000 años). No obstante las cosas iban a cambiar dramáticamente.

Con el final de la glaciación, el deshielo de los casquetes glaciares hizo que el nivel de los mares empezase a aumentar. Ello implicó que las tierras costeras se vieran progresivamente inundadas, reduciendo cada vez más la superficie emergida de Doggerland, lo que complicaba enormemente la vida a las comunidades humanas que allí residían. Con todo, lo peor estaba por llegar.

Deslizamientos de Storegga
Hacia el año 6.200 a.C., la zona de Doggerland se había sumergido casi toda a excepción de las zonas más altas que formaban una isla del tamaño de Irlanda junto a todo un abanico de otras islas y tierras bajas que aún comunicaban las islas británicas con el continente. Justo en ese momento, delante de Noruega, a unos 100 km mar adentro, 290 km de plataforma continental colapsaban como consecuencia posiblemente de un terremoto, provocando un brutal alud submarino que movilizó 3.500 km3 de derrubios. O traducido a algo más comprensible, la superficie de Islandia cubierta por 34 m de tierra. Ahí es nada.

Expansión del tsunami
El desplome -llamado Deslizamiento de Storegga- fue tan bestia que los sedimentos, en su caída libre por el fondo del océano, recorrieron más de 500 km, provocando un tsunami de proporciones épicas que afectó a todas las costas del Atlántico Norte -dejando a la altura del betún el Big 95 del Mediterráneo (ver Big 95, el tsunami que arrasó el levante español). La ola de marea, que en un primer momento era de 80 metros, impactó en las costas noruegas con olas de 40 metros de altura, 20 metros en las islas Feroe y unos 10 metros en Escocia, destruyendo todo por allí donde pasaba.

Inundaciones continuas en Doggerland
En el caso de Doggerland, la llegada del tsunami significó arrasar completamente todas las tierras emergidas, aniquilando toda la fauna y todas las poblaciones humanas mesolíticas que allí habitaban. El mar, de esta forma tan violenta (ver Las misteriosas y mortíferas olas gigantes), sumergió para siempre el territorio del Doggerland y consiguió romper el puente de tierra que unía las islas británicas con el continente, abriendo de forma definitiva el Canal de la Mancha, el cual pasó a ser, a partir de entonces, el paso marítimo que todos conocemos.

Raíz de roble fósil en bajamar
El acontecimiento de Doggerland sin duda supuso un auténtico trauma para las sociedades humanas que habitaban Centroeuropa, hasta el punto que hay quién relaciona el mito de la Atlántida con este suceso luctuoso. El hecho que Platón explique que la Atlántida estaba más allá de las Columnas de Hércules, que su hundimiento pasó de la noche al día debido a un terremoto y un "diluvio" y que el océano en aquella era impracticable por la arcilla dejada por la isla, la cual se encontraba a poca profundidad, parecería dar la razón a los que así lo piensan.

Sea uno o sea otro, la realidad es que la naturaleza nos tiene golpes mortales escondidos que solo llegamos a vislumbrar por lo que bien haríamos de respetar y conocer al dedillo nuestro cambiante entorno, si queremos tener futuro. Un futuro que, de no hacer nada,  tendrá el mismo final que el de Doggerland.

Y si no, que se lo digan a los holandeses.

Reconstrucción del paisaje de Doggerland

Webgrafía

Comentarios

  1. Interesantísima la crónica de Doggerland. Enhorabuena por tu blog; gracias por ilustrarnos con estas historias.
    Saludos

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  2. Me has dejado de una pieza. Estas son las historias que me estremecen y me recuerdan cuánto y cuántos nos precedieron. Un blog maravilloso. Me encantan tus artículos.
    Enhorabuena! Saludos.

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