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Cimas del Montnegre |
Quienes me conocen saben que gusto
mucho de descubrir lo que yo llamo "
desconchones", aquellos restos de
épocas pasadas, la mayoría de las veces inadvertidos, que aún se pueden encontrar en la actualidad y que nos
hablan de un pasado que se resiste a morir (
ver El Carrer del Dubte: la perdida duda de una calle). Si a eso sumamos mi gusto por los
árboles, entenderán porqué desde siempre me ha llamado poderosamente la
atención conocer de la existencia de una treintena de
hayas en el
Montnegre, a 45 kms de Barcelona y a 8 kms de las playas del Maresme.
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Hojas de haya |
El
Haya (
Fagus sylvatica),
es un árbol caducifolio habitual de
climas centroeuropeos, frescos y
húmedos, que en su crecimiento forma el típico bosque de cuento de
hadas, ya que debido a su frondosidad no permite que la luz llegue con
facilidad al suelo, evitando el crecimiento de un sotobosque frondoso.
En la Península Ibérica los encontramos en la Cordillera Cantábrica,
Pirineos y poco más, coincidiendo con la distribución de un clima
atlántico que les es propicio.
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Fageda d'en Jordà |
En Catalunya también podemos encontrar hayedos en el Montseny (
ver El Montseny, la puerta de entrada del esquí en España), en Olot -la conocida
Fageda d'en Jordà- o tan al sur como en los
Puertos de Tortosa-Beceite,
todos ellos con climas que ya sea por la altura, humedad o lejanía del
mar, mantienen zonas similares al centroeuropeo, permitiendo su
desarrollo normal. Pero... ¿qué pintan 30 hayas
a un paso de la playa, en un
sitio tan "atlántico" -denótese la ironía- como el Maresme? Todo tiene
su razón de ser...y no, no fueron plantadas.
Son autóctonas.
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Hayedo del Montnegre |
Nuestras
protagonistas crecen a una altura de 710 metros, cerca del
Coll ses
Basses, totalmente rodeadas de bosque mediterráneo (encinas,
alcornoques, pinos, robles...) en la parte de umbría de la
Sierra del
Montnegre, cuya máxima altura se encuentra a 766 metros en el
Turó Gros.
Este mini-hayedo ha sido muy machacado históricamente por su
aprovechamiento maderero, lo cual llevó al botánico
Pere Montserrat en
1949 a describirlo como "
dos árboles viejos y una docena de tocones",
dando una idea de la precariedad del bosquecillo. El fin de la
explotación forestal de la zona tras su declaración como
parque natural
en 1989, ha permitido un mayor desarrollo de los tocones y un respiro
para las hayas, que han aprovechado para ganar un poco de terreno.
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¡Sobreviven! |
El
origen de este hayedo viene de la última
glaciación, la cual produjo
una retirada hacia el sur de los climas fríos y húmedos del centro de
Europa, que llevaron a las especies como el haya a conquistar extensas
zonas de la península (
ver El Corral del Veleta, el glaciar andaluz que se resiste a morir). Tras la retirada de los hielos, los climas
cálidos volvieron a subir de latitud, provocando la retirada
generalizada de las hayas de nuestro territorio, refugiándose éstas en
pequeñas
"islas" propicias a su crecimiento por una u otra razón.
En
el Montnegre, a pesar de la cercanía del mar y, aunque parezca un
contrasentido, gracias a ello, ha quedado un pequeñísimo islote
climático gracias a las nieblas que suben directamente desde el
Mediterráneo. Estas nieblas cubren buena parte del año la zona
atemperando y humidificando el ambiente, lo suficiente para crear un
microclima que ha permitido que desde hace más de 10.000 años se
desarrolle una población vegetal que ha sido capaz de resistir tanto la
presión humana como la propia competencia vegetal de las especies
típicas del clima mediterráneo.
Esperemos
que nuestro habitual desprecio para con todo nuestro entorno, deje paso
a un respeto venerable hacia un pequeña arboleda, testimonio vivo de
una época y una antigua realidad ecológica que se resiste a desaparecer.
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Una de las hayas del Montnegre |
Este artículo es una actualización del publicado en este mismo blog el 10 de noviembre de 2010 y que podrá consultar aquí.
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