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El arte de engañar con las apariencias: La Perspectiva Borromini

Perspectiva Borromini
Si usted gusta del arte y está en Roma, seguro que se deleitará especialmente si visita la Galería Spada. Esta galería pictórica contiene un gran número de cuadros del siglo XVI y XVII de autores tales como Caravaggio, Rubens o Tiziano. Seguro que paseando entre tanta obra maestra, no le llamará la atención un largo pasillo cerrado al público con una estatua romana a tamaño natural al fondo. Craso error. El palacio Spada, si por algo es famoso es por este corredor; estamos hablando de la Perspectiva Borromini.

Vista desde un lateral
Este largo pasillo columnado con arcos y bóveda de cañón, que en principio no tiene nada de especial más que conducir a los pies de la susodicha estatua romana, a simple vista hará unos 35 metros de largo... y digo a simple vista porque en realidad tiene la longitud de... ¡8,82 metros! ¿Cómo puede ser que ese largo corredor no tenga en realidad más que una cuarta parte de la distancia que estamos viendo? Justamente es esta característica la ha hecho tan destacable. ¡Ah! y sepa que la estatua, no hace más de 60 cm de alto. ¿Sorprendido?

Construcción en planta
Este pasillo fue construido siguiendo los principios de la perspectiva cónica matemática por Francesco Borromini entre 1652 y el 1653 por encargo del Cardenal Bernardino Spada, gran mecenas de la época, el cual había comprado el palacio en el año 1632. El cardenal, gran amante del arte Barroco, tenia una cierta debilidad por los trampantojos (trampa-ante-ojo), técnica sobretodo pictórica en la cual se juega con la perspectiva y el hiperrealismo para engañar al observador con efectos y volúmenes que no existen en realidad. Según parece, con la utilización de este engaño a los sentidos de los observadores, Spada pretendía hacer reflexionar sobre la falsa ilusión que resulta de la grandeza terrena. Lo cual, todo sea dicho, no le impidió amasar una gran fortuna y hacerse con una de las mayores colecciones privadas de arte de Roma.

Cardenal Spada
En un primer momento, el Cardenal Spada decidió hacer el trampantojo sobre el muro del jardín secreto del palacio, por lo que en 1642 se lo encargó al pintor Giovanni Batista Magni, el cual así lo hizo. En 1652, el Cardenal tuvo la oportunidad de adquirir una estrecha finca adosada al muro de su jardín, por lo que vio que la oportunidad la pintaban calva para poder construir en vivo la perspectiva deseada. Fue entonces que hizo el encargo a Borromini, el cual, según parece, reprodujo al natural la pintura hecha por Magni 10 años atrás, habida cuenta los restos de pintura encontrados en restauraciones posteriores del muro, los cuales muestran columnas dóricas exactamente iguales a las utilizadas posteriormente por Borromini.

Un guía rompe la perspectiva
No obstante, el conjunto, en un primer momento, no contaba con ningún elemento al final del pasillo, ya que la atracción era precisamente el pasillo en sí mismo. No fue hasta dos siglos después, en 1861, que un descendiente de la familia Spada -el príncipe Clemente Spada- decidió instalar una estatuilla romana de un guerrero de 60 cms de alto en el fondo del corredor para reforzar la sensación de perspectiva. 

En la actualidad, el Palazzo Spada pertenece al estado italiano (desde el 1927), la estatua se ha sustituido por una copia y se han añadido unos setos a los lados -recortados a escala, obviamente-, aumentando, aún más si cabe, el juego de falsas perspectivas que Borromini creó en su obra.


El arte de engañar con las apariencias

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