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Renacuajos, la acuática clave del hipo

Renacuajos
Una mezcla entre molestia y jocosidad se produce cuando la gente se ve sorprendida por un repentino ataque de hipo. Esta molestia que todo el mundo, tarde o temprano, acabamos por padecer en algún momento de la vida, parece que no tenga ningún sentido en su existencia y talmente como el apéndice (ver El no tan inútil apéndice humano), parece que simplemente estén para fastidiar y reírse un rato. No obstante, el hipo se ha constatado que se produce en prácticamente todos los animales, desde vacas a búhos, o de conejos a ranas. Pero... ¿cuál es el origen de este espasmo? Según parece, la clave la tienen nuestros "primos" los renacuajos.

Galeno de Pérgamo
Milenios han pasado hasta que los científicos han elaborado una teoría plausible del origen de este espasmo muscular. Ya, en el siglo II d.C. el médico griego Galeno, propuso la teoría de que el hipo estaba provocado por violentas emociones que despertaban al estómago, mientras que Thomas Sydenham, en el s. XVII decía que era un síntoma de histeria. Ejemplos, que demostraban la inquietud de los estudiosos respecto esta curiosa actividad fisiológica. Sin embargo, no fue hasta 2003 que el equipo francés encabezado por Christian Straus descubrió que los renacuajos también tenían un comportamiento similar, pero que en su caso era totalmente vital.

Un renacuajo, como bien sabrá, es un estadio intermedio entre el huevo y una rana adulta. En esta circunstancia, el renacuajo, en su desarrollo, se encuentra con la necesidad de, partiendo de una vida acuática en la cual respira por branquias como si fuera un pez, llegar a la etapa adulta, en la cual solamente respira por pulmones. El renacuajo, debido a esta evolución interna, hay un momento en el que tiene un sistema respiratorio que mezcla las dos formas de respiración (ver La receta de la eterna juventud del ajolote), es decir que puede utilizar las branquias y los pulmones según respire agua o aire, y aquí estaría el quid de la cuestión.

Anatomía respiratoria de un renacuajo
Al mezclar las dos formas de respiración, el renacuajo ha de tener un sistema que le impida a sus pulmones el llenarse de agua, ya que éstos no están preparados para respirar agua. En ese momento, se produce una contracción súbita de la glotis y los pulmones similar al hipo, que desvía el agua hacia las branquias, permitiendo que el bichejo respire correctamente. Según el equipo del doctor Straus, este espasmo involuntario pero vital, se habría transmitido en forma de hipo a todos los animales que descendemos de anfibios primitivos como reminiscencia de aquel tránsito agua-tierra que se dio hace 370 millones de años. Sin embargo, en el caso de los humanos es algo más que una inútil reminiscencia.

Estructura faríngea humana
Según el mismo equipo, la contracción de los músculos del diafragma combinada con el cierre súbito de la glotis que produce el hipo y su típico "hic", tiene su razón de ser en el caso de los bebés, los cuales, curiosamente lo padecen en gran profusión. En este caso, el hipo tendría una función antes del nacimiento y posteriormente. Antes del nacimiento, este espasmo prepararía el instinto de absorber aire por los pulmones -estaría preparando a la criatura para comenzar a respirar- y, paralelamente, evitaría que el líquido amniótico llegase a los pulmones. Posteriormente, incitaría a los bebés a desarrollar el instinto de succión e, igualmente, impediría que los críos se atragantasen con la leche materna. 

Anfibios del Carbonífero
Los anfibios y los mamíferos compartirían desde el Carbonífero, circuitos neuronales paralelos que inciden en la respiración branquial de los renacuajos y en la respiración y la deglución de los bebés. El hipo, sería, por tanto, el "peaje" a pagar porque nuestros recién nacidos puedan respirar y alimentarse en sus primeros momentos de vida correctamente y, a la vez, la demostración de que todos los seres vivos estamos emparentados (ver El cóccix, la pequeña cola que nos une a los animales). 

No estaría mal que, cuando tratamos al resto de seres vivos, lo hagamos con humildad y respeto y no con la prepotencia con que lo hacemos habitualmente. Al fin y al cabo, lo que permitió hace millones de años sobrevivir a un simple renacuajo, es lo que permite que nuestros pequeños sigan vivos una vez nacidos.

Tal vez fuera bueno ser un poco más agradecidos.

Bebés, hipo y renacuajos, fisiologías relacionadas

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