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El silo ibérico de La Torrassa, el ignorado socavón de 2500 años de historia

El silo ibérico de la Torrassa
El silo ibérico de la Torrassa
Quien haya pasado por el popular puente de la Torrassa (también conocido como "Pont d'en Jordà" o del Metro) de L'Hospitalet de Llobregat, ya sea por encima o por debajo viajando en tren entre Sants y Hospitalet (ver Bifurcación Gornal, el misterioso túnel fantasma de L'Hospitalet), seguro que no le será extraño un prominente agujero que hay en el talud a unos 7 metros de la base del puente. Este agujero, pese a ser bastante grande, tampoco llama demasiado la atención de cualquiera, dado que al estar en la pared arcillosa no deja de ser más que uno entre tantos socavones que se producen debido a la erosión del blando resalte que separa el barrio de la Torrassa de las vías del tren. Sin embargo, este agujero tiene más miga de la que parece porque, ahí donde lo ve, medio enrunado, lleno de basura y de hierbajos, su historia se remonta nada más y nada menos que a la época de los iberos. Conocido como “el silo de la Torrassa” (La sitja de la Torrassa, en catalán) es el ejemplo más flagrante de la tremenda historia que se esconde en el subsuelo de L'Hospitalet y de la dejadez más absoluta del patrimonio de la ciudad por parte de su ayuntamiento.

Esquema de utilización de los silos subterráneos
Esquema de utilización de los silos subterráneos
Aunque el bestial desarrollo urbano haga pensar lo contrario, el subsuelo de L'Hospitalet esconde una gran cantidad de sorpresas arqueológicas que conocemos de forma parcial por los pocos restos que se han escapado al telón de silencio y cemento que, durante el último siglo, ha extendido impunemente el urbanismo especulativo sobre la ciudad. Y uno de estos pocos restos corresponden al silo de la Torrassa, granero subterráneo de forma esférica que, gracias a los numerosos restos de cerámica encontrada en su interior, se sabe que es anterior al año 450...¡antes de Cristo!  Un excepcional hallazgo arqueológico que, contrariamente a lo que se pudiera pensar, no ha recibido el más mínimo cuidado, ni protección de ninguna administración. De ninguna. De hecho, que veamos la mitad de un agujero en la actualidad es la prueba de ello, ya que la parte que falta, simplemente se ha ido con la erosión del talud.

El paisaje era totalmente diferente al actual
El paisaje era totalmente diferente al actual
La historia de este silo arranca de un tiempo en que nada es como lo vemos hoy en día. Para empezar hemos de imaginarnos un ondulado paisaje rural en el que el delta del Llobregat simplemente no existía (ver El delta del Llobregat, una costa en retroceso), y en el que el mar llegaba a la altura de la actual carretera de Santa Eulalia. No obstante, en el espacio que quedaba entre el talud cuaternario y la montaña de Montjuïc (el lugar que ocupa el barrio de Santa Eulalia) existía una amplia bahía que los arqueólogos especulan que era utilizada como puerto comercial de los poblados iberos que había en el territorio. De esta forma, se cree que nuestro silo, excavado en la roja arcilla del resalte y con inmejorables vistas a la bahía, durante el siglo IV a.C. era utilizado por los iberos de Montjuïc como lugar de almacenaje temporal del grano que iba y venía a través del fondeadero.

El gorgoneion de la medusa, icono de L'Hospitalet
El gorgoneion de la medusa, icono de L'Hospitalet
Posteriormente, durante finales del siglo II a.C. y principios del I a.C. la llegada de los romanos y  el encenagamiento del puerto por el avance del delta hicieron que los iberos de la zona cambiasen sus costumbres y lo que, en principio, era un almacén comercial, se convirtiera en un silo dependiente de una explotación agrícola romana. Explotación que se cree que bien pudiera ser la villa que se sabe se encuentra (aunque no se haya descubierto todavía) en el subsuelo de los alrededores de la Ermita de Santa Eulàlia de Provençana y de la cual formaría parte la conocida Medusa de L'Hospitalet (ver La Medusa, el símbolo hospitalense que nunca volverá a la ciudad). La proximidad del silo a la Vía Augusta -la actual carretera de Santa Eulalia- y la corta distancia a la ubicación de la villa (menos de 1 kilómetro), así parecen confirmarlo. Sea como sea, el silo de la Torrassa se siguió utilizando como tal hasta principios del siglo IV dC cayendo, a partir de entonces, en el olvido más absoluto.

La zona del silo durante la inauguración del puente (1935)
La zona del silo el día de estreno del puente (1935)
El devenir de los siglos hizo que, de un paisaje agrícola cercano a Barcelona en que el Castillo de Bellvís era el principal vigía, se pasara a un entorno urbano totalmente humanizado. En este sentido, durante abril de 1934, se efectuó la excavación arqueológica que dio con el silo y con su contenido, consistente en fragmentos de cerámica de varios tipos y épocas que fueron depositados en el Museo de Historia de Barcelona. La verdad es que se desconoce el motivo de dicha excavación, pero es posible que estuviera relacionada con la construcción del cercano puente de la Torrassa, el cual fue inaugurado el 7 de abril de 1935. Sea como fuere, allí quedaron depositados... e ignorados pertinentemente.

La empresa cubrió el yacimiento ibero
La empresa cubrió el yacimiento ibero
Pasada la Guerra Civil, a principios de los años 40, el solar donde estaba aquella excavación arqueológica fue adquirido por la empresa SAS -dedicada a fabricar piezas en hormigón para la construcción- que acabó por cubrirlo de cemento para dar un uso comercial al espacio resultante. Los tiempos habían cambiado y bastante problema había para sobrevivir en el día a día de un barrio en pleno crecimiento como para pensar en estas “zarandajas”. Del yacimiento, una vez más, nunca más se supo.

Silos iberos en la montaña de Montjuïc (1990)
Silos iberos en la montaña de Montjuïc (1990)
No fue hasta principios de los 80 en que, gracias a la reestructuración del fondo arqueológico del Museu de Història de Barcelona y su uso en la tesis “El Poblamiento del curso inferior del Llobregat en época ibérica y romana” de Josep Mª Solias (1990), que se reconocerá la excepcional importancia histórica del yacimiento del silo de la Torrassa para entender el poblamiento antiguo de Hospitalet y el Llano de Barcelona. Sea como fuere, este yacimiento -del que se ignora qué más puede salir de él, porque no se ha hecho ninguna otra prospección que la del 1934-, pese a ser conocido por la administración local, no está protegido de ninguna forma. Hecho gravísimo tanto más que el antiguo propietario de la empresa de construcción donó el solar al Ayuntamiento y, a día de hoy, es propiedad municipal.

¿Un socavón? No, 2500 años de historia
¿Un socavón? No, 2500 años de historia
En definitiva, un patrimonio arqueológico de incalculable valor para la ciudad está degradándose a pasos agigantados sin que se haga nada para evitarlo. Esperemos que las demandas del vecindario de la Torrassa de que el solar se convierta en una zona verde para el barrio, con un especial interés arqueológico, ya no solo por el yacimiento de “la sitja” sino por el cercano castillo medieval de Bellvís, permita que la ciudad de L'Hospitalet mantenga este singular testimonio de su pasado histórico. Un pasado histórico rico y complejo que, hasta hace bien poco, se le ha negado categóricamente.

¿Quién dijo que Hospitalet no tenía historia?

El yacimiento ibero más importante y más ignorado de L'Hospitalet
El yacimiento ibero más importante y más ignorado de L'Hospitalet

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Comentarios

  1. ¡Muy buen artículo, Ireneu!Yo pensaba que la desidia por el pasado histórico comenzaba más al sur de Catalunya, pero veo que no. Por suerte hay gladiadores que siguen batallando para que no se acabe perdiendo todo.

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  2. Gracias, Ricardo. Ya ves que en todas partes cuecen habas. Al menos, por nosotros que no quede, ya que solo lo que se conoce se puede estimar y defender. Un abrazo! :-)

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  3. Gracias por la importantísima labor de divulgación.
    Esperemos que tu semilla germine y se puedan ir tomando acciones que pongan en valor nuestra rica historia, tan olvidada en L'Hospitalet. Es cierto que el urbanismo ha sepultado, a buen seguro, muchos tesoros, y es muy importante tomar conciencia de ello, para configurar en un futuro cercano una ciudad orgullosa de su historia, mas culta y mas habitable.
    Gracias de nuevo
    Alfonso

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