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Capítulo 7: El asunto del canal

Los gases de San Presupuesto.

El desastre de la fuga de gas y posterior explosión, habida ayer en Santa Coloma me produce sentimientos contrapuestos. Por un lado la sensación de que los servicios de emergencias no actuaron con la debida rapidez y diligencia; por el otro lado, la sensación de que era un acontecimiento inevitable y que aún gracias de que solo se hubieron de lamentar dos personas muertas. Lo primero es una reacción primaria normal en vistas del tiempo que pasó y de la ligereza en el tratamiento de la fuga de gas por parte de los técnicos, pero lo segundo viene de la sensación de que lo que falla, realmente, es el sistema de canalización del gas y que o bien se cambia toda la concepción de suministro de gas o periódicamente continuaremos teniendo este problema. El dinero, una vez más se interpone ante la seguridad.

Como ya hace un tiempo comenté, en toda obra pública el riesgo se reduce a una mera estadística variable según el presupuesto disponible. En este caso, el sistema de soterramiento de las conducciones de algo tan voluble y peligroso como un gas inflamable, es el más barato, pero también, en sí, es el más arriesgado. Este riesgo proviene del hecho de que la canalización al estar enterrada no es accesible en todo su trayecto, sino en partes muy concretas de ella. Si se produce una fuga en una zona de fácil acceso, la reparación puede ser efectuada con rapidez, pero si se produce en una zona sin acceso directo, los efectos de una fuga pueden ser desastrosos, como ha sido el caso.

El sistema que se ha utilizado ha sido el mismo que se utiliza para hacer las canalizaciones de agua, pero si hay una fuga de agua, los daños son infinitamente menores que en un escape de gas. Y el colmo se produce cuando se juntan las comunicaciones de gas, agua y electricidad en el mismo sitio y sin acceso directo a ninguna de ellas. Como se produzca una pequeña fisura en cualquiera de las tres, aunque haya un palmo de tierra entre ellas, la desgracia está asegurada. Sin embargo, se sigue confiando en el mismo sistema reiteradamente simplemente porque es barato. Las empresas suministradoras siguen repartiendo beneficios mientras que racanean en seguridad.

Un sistema de canalización segregado (a través de galerías de cemento armado, por ejemplo, similares al del alcantarillado) es mucho más caro pero mucho más seguro que el actual soterramiento -al ser accesible a toda la red, tanto de luz como de gas y electricidad, en caso de fallo o fuga-,y se suprimen los continuos despanzurramientos de calles junto con sus molestias, resultando un beneficio para el conjunto de la población. Pero es caro.

Prefieren las compañías “lamentar profundamente” los fallecidos, pagar unos cuantos milloncejos en indemnizaciones por daños y seguir con su política de “bajo riesgo” para seguir repartiendo beneficios con que hacer OPAs, seguir pagando campañas a partidos políticos y seguir cobrando comisiones por obra hecha, antes que hacer un sistema realmente seguro y eficaz.

Que San Presupuesto Amplio nos proteja.


Para OPAs si que hay presupuesto.

Comentarios

  1. Este tío sabe de todo. Crack!

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  2. Otia, Haters, ¿que se te ha roto? :-D

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  3. Anónimo9:13 a. m.

    pero lo del gas, que empresa lo lleva ¿pepe gotera & otilio?

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  4. En este país (y en muchos otros, no vayamos a enorgullecernos), la máxima de toda empresa es sacar tajada de todo; hasta de las desgracias.

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