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El desconocido delta del río Tordera

El delta del Tordera
Cuando hablamos de deltas fluviales en Catalunya, el primero que se nos viene a la mente es el conocido delta del Ebro (ver El Faro de Buda o la crónica de la muerte de un delta) y, a lo sumo, el delta del Llobregat (ver El delta del Llobregat, una costa en retroceso), ambos por sus especiales características de reservas naturales. A pesar de que la gente solo pueda tener en mente estos dos deltas, en Catalunya tenemos otros deltas, como por ejemplo el delta del Besós -totalmente urbanizado y destrozado a nivel natural por la conurbación barcelonesa-, o el delta del río Tordera, un espacio natural a tiro de piedra de Barcelona, tan desconocido como interesante y que a continuación les presento.

Vista de satélite
A menos de 60 kilómetros al norte de Barcelona, entre las muy turísticas villas de Malgrat de Mar y Blanes, nos encontramos con un paraje natural muy poco conocido por los turistas que invaden esta parte de la costa catalana e incluso por los mismos habitantes de la zona. En este paraje desemboca el río Tordera, un corto pero caudaloso río catalán que con un recorrido de 55 kms, nace en los contrafuertes de la sierra del Montseny (ver Comet 4: Tragedia en el Montseny) y desemboca en esta zona creando un pronunciado delta con sus sedimentos.

La desembocadura y Blanes al fondo
El delta del Tordera tiene una superficie de unos 12 km2 y penetra en el interior del mar unos dos kilómetros. Esta zona, plana como la palma de la mano, ha sido desde muy antiguo una zona inundable y pantanosa donde se ha desarrollado la agricultura gracias a sus ricos y fértiles suelos detríticos provenientes de la erosión de los macizos graníticos circundantes. La riqueza tanto agrícola, como de disposición de agua dulce, ha llevado desde antiguo a las poblaciones a establecerse en las inmediaciones del delta y a sacar el máximo provecho de esta llanura aluvial, la cual aún en la actualidad se dedica en buena parte a la agricultura.

El Tordera a punto de desbordar
El río Tordera como río mediterráneo que es, a pesar de tener un caudal constante, debido justamente a no depender de las nevadas en sus cabeceras, está muy sujeto a las veleidades de las lluvias que tiene en los 894 km2 de su cuenca. Éstas, al ser predominantemente torrenciales, provocan que el caudal del Tordera varíe extraordinariamente en época de lluvias, pasando de ir prácticamente seco a llegarse a desbordar en muy pocas horas. En esta circunstancia, el delta ha avanzado a golpes de inundación y de variación de su desembocadura, lo cual ha creado una no infundada desconfianza en las poblaciones ribereñas, que llevó a finales del s. XX a canalizar el tramo final de la desembocadura del Tordera.

Desembocadura del Tordera
A pesar de sus innegables cualidades naturales, este joven delta (construido por el río en los últimos 6.000 años), en la actualidad no dispone de zonas lagunares o de marjales más allá de la zona de la desembocadura propiamente dicha. Ello es así, de primeras por la composición de sus arenas, eminentemente graníticas y gruesas debido al poco recorrido de su cauce, y de segundas, por la extraordinaria explotación de los importantes acuíferos del delta, ya sea tanto para uso industrial, agrícola o de consumo humano debido a la creciente presión humana del entorno.

Retroceso de la costa
Efectivamente, al estar en una zona turística de primer orden, la cual ha aprovechado las anchas playas del delta del Tordera desde Calella hasta Blanes, la presión que ha tenido que soportar en los últimos años ha sido tremenda. El aumento desmesurado del consumo de agua, ha provocado que los niveles del acuífero se vean afectados, lo cual ha inducido una incipiente salinización y la práctica desaparición del agua circulante superficial que llega al mar fuera de los episodios de lluvias. 

Efectos de la erosión marina
Esta circunstancia ha producido que el río no llegue al mar más que en momentos de inundaciones excepcionales, impidiendo la llegada de sedimentos al frente marítimo y, por ende, produciendo una erosión de la linea de costa que se traduce en una regresión generalizada en todo el frente del delta. Esta regresión, -agravada por las desmesuradas explotaciones de áridos del cauce del Tordera durante los años 60, 70 y 80- está afectando a la anchura de sus playas y, directamente, a las infraestructuras y a los numerosos campings que, aprovechando las características del espacio natural, están instalados en las inmediaciones, lo cual ha puesto en pie de guerra a los grupos ecologistas y proteccionistas de la zona.

Riqueza faunística del delta
El delta del Tordera, debido a su interés, tanto paisajístico como estratégico por ser una zona eminentemente agrícola cercana a Barcelona, merece una especial atención y defensa. Desgraciadamente, la presión urbanística de los últimos años y una mala gestión por parte de las administraciones implicadas en su conservación y desarrollo, ha puesto en serio peligro la pervivencia de este paisaje. Un paisaje de excepcional valía ecológica prácticamente desconocida para el gran público y al cual se puede acceder fácilmente con el tren desde el centro de Barcelona.

El desconocido delta del río Tordera

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