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Capítulo 7: El asunto del canal

El catastrófico y falso incendio del Museo del Prado

Orson Welles
Pocos se imaginaban el revuelo que iba a causar Orson Welles cuando en 1938 emitió "La guerra de los mundos" por la radio. La narración del clásico de H.G. Wells fue tan realista que hizo pensarse a medio Estados Unidos que el planeta Tierra estaba siendo invadido por marcianos en realidad. Este hecho ha quedado en los anales como paradigma del poder que los medios de comunicación tienen para influir en las masas. No obstante, ello no fue la primera vez que ocurrió en el mundo y, sin ir más lejos, en España sucedió una cosa similar con un artículo de un diario 47 años antes, de tal calibre que hizo que el gobierno interviniera.

Mariano de Cavia
La mañana del 25 de noviembre de 1891, el diario El Liberal, editado en Madrid, publicaba en portada un reportaje dedicado al pavoroso incendio que se había producido aquella misma noche en el afamado Museo del Prado. En él, su autor, Mariano de Cavia, uno de los periodistas más famosos de la época, detallaba con todo lujo de detalles cómo había acontecido el incendio, y cómo había ardido por los cuatro costados, no dejando títere con cabeza ante la imprevisión y desidia gubernamentales que había llevado a la pérdida de las maravillas de la pintura que en él se encontraban.

Artículo incendiario
La noticia del incendio del Prado, corrió como la pólvora entre los mentideros madrileños, produciendo una oleada de indignación y la movilización de una gran cantidad de gente para ir a ver, con sus propios ojos, los restos de lo que antaño era una de las pinacotecas más importantes del mundo, orgullo del país. Lo gracioso fue que la gente que se acercó, se percató de que el Museo del Prado continuaba en su sitio y en el mismo estado que el día anterior, y que del tremendo incendio, no había ni rastro. Si la gente no estaba poco indignada con el desastre, sabiéndose engañada aún lo estuvo más, produciéndose un revuelo de dimensiones colosales.

Puerta del Sol 1890
Mariano de Cavia, efectivamente, se había inventado el relato, pero lo había hecho con una causa tan justificada como era la de llamar la atención sobre la dejadez y el estado ruinoso de dicho museo a finales del siglo XIX. En esta época, los trabajadores del Prado vivían en los desvanes del museo, haciendo vida en ella, calentándose y cocinando en cocinas de leña sobre suelos de madera, lo cual, junto a la acumulación de leña para su posterior utilización, convertían el museo en presa fácil de las llamas en cualquier momento. De hecho, durante aquel mismo año, se habían producido al menos dos conatos de incendio que pudieron perfectamente ser el preludio de un accidente como el descrito.

Museo del Prado
No obstante las apariencias, Mariano de Cavia no había engañado a nadie. En el texto, Cavia finalizaba su narración con un "Ahí va, en brevísimo extracto, la reseña de los tristes sucesos… que pueden ocurrir aquí el día menos pensado", con el cual ya se daba por explicado que la narración era una simple suposición, pero la gente, en su tendencia a leer en diagonal, simplemente no lo leyó y se quedó con la parte del incendio y así lo transmitió.

Cánovas del Castillo
El asunto tuvo tal revuelo que se hizo eco del asunto toda la prensa nacional y obligó al gobierno de Cánovas del Castillo a tomar cartas en el asunto, aprobándose durante el año siguiente una serie de proyectos encaminados a mejorar el estado del museo. Entre ellos, los de sustitución de las estufas por sistemas de calefacción ocultos, la reforma de las salas de esculturas y la construcción de dos pabellones anexos para viviendas del personal.

A pesar de todo lo sucedido, o tal vez justo por ello, al día siguiente, Cavia escribió otro artículo en que explicaba sus motivaciones al publicar dicho relato de periodismo-ficción, pero ya no hacía falta. La "colleja" dada a las autoridades en forma de relato realista, había surtido efecto para descanso de todos los amantes del arte y del patrimonio cultural español.

Con el relato de Orson Welles, la gente de a pie fue consciente del creciente poder de los medios de comunicación para manipular la opinión pública, pero Cavia ya conocía su faceta despertadora de conciencias de la sociedad y así, con un profundo conocimiento del lenguaje (fue propuesto como académico de la Real Academia Española), de las técnicas periodísticas y un poco de suerte, consiguió lo que se propuso.

El cuarto poder comenzaba a entrar en acción.

Homenaje a Mariano de Cavia

Webgrafía

Comentarios

  1. Me encanto la entrada, muy muy interesante! Hoy en día podemos ver pequeños ejemplos de "noticias" que en internet circulan y engañan a uno que otro...

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  2. Muy interesante ¿Podemos encontrar el artículo en algún sitio? gracias.

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  3. Sí, en la webgrafia puedes encontrar la referencia que hizo en su día La Vanguardia, y en 1964 el diario ABC.

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