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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Ayudas a la desigualdad.
Hace ya tiempo que se conocía la existencia de “pelotazos” con los subsidios agrarios que la Unión Europea entrega a los diversos países que los reciben, por lo que no es cosa nueva. Sin embargo, hoy, lo que hemos podido comprobar es cómo el soberano pelotazo, no son los salarios falsos a los pobres temporeros, o las subvenciones a productos que después se destruyen para no bajar precios, no, sino las mismas subvenciones en sí. Intermon-Oxfam ha hecho público un estudio donde se demuestra cómo el 60% de las subvenciones van a parar al 15% de los propietarios, y cómo el 70% de los propietarios que reciben subvenciones se reparten un 17% del total del presupuesto de las ayudas agrarias europeas. Genial.
Si conocemos que entre ese 15% de terratenientes se encuentran gentes tan necesitadas de ayudas para mantener sus explotaciones como el príncipe Alberto de Mónaco, la reina de Inglaterra o nuestro espantajo patrio, la duquesa de Alba, no es de extrañar entonces las auténticas guerras entre países para el mantenimiento de dichas subvenciones. Lejos de ir a quien lo necesita, dichas ayudas no son más que una parte del suculento pastel europeo a repartir entre las familias más influyentes de los distintos países, los cuales marcan su cuota de poder en proporción de lo que son capaces de “chupar” de la “Casa Grande” europea. De auténtica vergüenza.
De mientras, Europa -léase los más influyentes terratenientes- está vetando la entrada de los productos provenientes de países en vías de desarrollo porque pudieran serles un estorbo en la comercialización de los productos de sus “ruinosas” plantaciones. Países que necesitan sacar sus productos para poder salir del subdesarrollo molestan a los ricos hacendados europeos porque obligan a bajar los precios de los productos que comercializan, bajando por tanto los amplios márgenes en que se mueven al monopolizar tanto la producción como la distribución.
Curiosamente, su mejor paraguas son los minifundistas europeos a los cuales, al solo manejar la producción, ven cómo sus márgenes se reducen cada vez más y a los que una apertura de los mercados significaría el cierre total de sus explotaciones y se oponen a él porque les va la vida en ello, haciéndoles el juego a aquellos que justamente les están haciendo la vida imposible por lo “bajini”.
Resulta curiosísimo ver el juego de los poderosos: cuando les interesa, bloqueo total; cuando les interesa, liberalismo económico. Jamás se mueve por las necesidades reales de la población mundial, si no es para explotarla vilmente, intentando sacar el máximo rendimiento económico. Los gobiernos, por su parte, poco hacen para equilibrar la balanza y hacerla más justa, al estar en buena parte controlados por estas mafias de guante blanco, y deberse a su autoridad.
Ahora toca que no pase ni un gramo más de lo estipulado en los convenios. Poco nos acordamos de cuando Argentina nos envió trigo a mansalva cuando nos moríamos de hambre durante la posguerra.
Que asco me produce la interesada amnesia humana.
Si conocemos que entre ese 15% de terratenientes se encuentran gentes tan necesitadas de ayudas para mantener sus explotaciones como el príncipe Alberto de Mónaco, la reina de Inglaterra o nuestro espantajo patrio, la duquesa de Alba, no es de extrañar entonces las auténticas guerras entre países para el mantenimiento de dichas subvenciones. Lejos de ir a quien lo necesita, dichas ayudas no son más que una parte del suculento pastel europeo a repartir entre las familias más influyentes de los distintos países, los cuales marcan su cuota de poder en proporción de lo que son capaces de “chupar” de la “Casa Grande” europea. De auténtica vergüenza.
De mientras, Europa -léase los más influyentes terratenientes- está vetando la entrada de los productos provenientes de países en vías de desarrollo porque pudieran serles un estorbo en la comercialización de los productos de sus “ruinosas” plantaciones. Países que necesitan sacar sus productos para poder salir del subdesarrollo molestan a los ricos hacendados europeos porque obligan a bajar los precios de los productos que comercializan, bajando por tanto los amplios márgenes en que se mueven al monopolizar tanto la producción como la distribución.
Curiosamente, su mejor paraguas son los minifundistas europeos a los cuales, al solo manejar la producción, ven cómo sus márgenes se reducen cada vez más y a los que una apertura de los mercados significaría el cierre total de sus explotaciones y se oponen a él porque les va la vida en ello, haciéndoles el juego a aquellos que justamente les están haciendo la vida imposible por lo “bajini”.
Resulta curiosísimo ver el juego de los poderosos: cuando les interesa, bloqueo total; cuando les interesa, liberalismo económico. Jamás se mueve por las necesidades reales de la población mundial, si no es para explotarla vilmente, intentando sacar el máximo rendimiento económico. Los gobiernos, por su parte, poco hacen para equilibrar la balanza y hacerla más justa, al estar en buena parte controlados por estas mafias de guante blanco, y deberse a su autoridad.
Ahora toca que no pase ni un gramo más de lo estipulado en los convenios. Poco nos acordamos de cuando Argentina nos envió trigo a mansalva cuando nos moríamos de hambre durante la posguerra.
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Aquí del trigo de Argentina, sólo se acuerdan los viejos y los argentinos, los demás...
ResponderEliminarVergonzoso!!
ResponderEliminarA ver quién tiene narices de meterle mano a ese asunto? No hay nada como la leche para el mamón, y los políticos lo saben.
ResponderEliminarCuánta razón llevas. Como siempre, los perjudicados son los que más necesitan esas ayudas. Qué bueno lo de "espantajo patrio" :-)) Un saludo!
ResponderEliminarEs cierto que una parte de la Subvenciones agrícolas van a parar a manos de grandes terratenientes, pero no es menos cierto que otra van a pequeños agricultores que sin esas ayudas apenas podrían vivir y mantener el medio rural. En todo esto hay mucha demagogia, no por dejar de producir aquí tomates, los del tercer mundo los van a vender mejor en Europa.... quien saca provecho de esto son las grandes distribuidoras, que compran mas baratos los mismo productos para seguir vendiendo al consumir al mismo precio, y así aumentar sus beneficios. Y lo tenemos por ejemplo en los textiles de China, que se importan mas baratos, pero ¿los consumidores nos estamos beneficiando de eso?, no. Pero como consecuencia la industrial textil, se ha ido al “carajo” (y perdón por la expresión)
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