Rockeros en formol.

El acordarse de las riadas tremendas que se produjeron en el Vallés (Rubí, Terrassa, Sabadell…) con centenares de muertos y desaparecidos durante el otoño de 1962., suenan a crónicas de la antigüedad mas remota. Incluso la muerte nunca del todo aclarada de Marilyn Monroe producida en agosto de aquel mismo año nos suena a día de hoy a la prehistoria. Sin embargo, es curioso destacar que cuando se produjeron aquellos hechos, los Rolling Stones ya llevaban unos meses aporreando sus guitarras y Mick Jagger haciendo “morritos” por los escenarios. 44 años, ahí es nada.

Pero el tiempo no pasa en balde, y aunque las drogas y el “formol” de garrafón hayan conseguido casi momificarlos perennemente en esos tablaos de Dios, todo tiene un límite. Y a ellos le ha llegado el momento, o cuando menos, se intuye muy cerca. Si no fuera así, no se entendería que la organización del próximo concierto de los Rolling Stones en Bergen (Noruega), haya contratado los servicios de un especialista en enfermedades seniles para que los cuide.

Es de suponer que tanta suspensión de conciertos debida a problemas de "garganta" o a traviesillos cocoteros, ha llevado a los de Bergen Live ha intentar asegurar el tiro y poner la tirita antes del corte. Si se les ocurre a los abueletes rockeros hacer el mico o se exceden con las pastillas para la tensión, allí tendrán al señor Naalsund para intentarlos poner en vereda y no fastidiarles el espectáculo a los noruegos.

En fin, que cualquier día vemos a Jagger (63 años) cantando lascivamente su “Satisfaction”, corriendo alegremente de arriba abajo del escenario con un estupendo taca-taca de diseño. Ello será el mejor ejemplo del conocido dicho de que los viejos rockeros nunca mueren.

Con permiso de los cocoteros, claro.