Si por un momento pensó que se iba a meter en una piscina rodeada de lava por todos sitios, puede tranquilizarse, porque no será el caso. Eso sí, si no le gusta juguetear con barro y sentir el inimaginable placer que sienten los cerdos cuando se revuelcan en el lodo, mejor que no se acerque demasiado a él. Ésta pequeña maravilla de la naturaleza está situada a unos
20 km al noreste de Cartagena de Indias, cerca de la costa del Caribe.
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Un auténtico volcán en erupción constante |
El Totumo es un pequeño volcán de lodo de unos 25 metros de alto respecto la llanura circundante, que llama la atención porque es accesible hasta su cumbre por un tramo de escaleras y porque su
cráter -el cual, desde lejos parece un hormiguero- está lleno de un lodo gris que sale a
borbotones de las profundidades de la tierra. El cráter está acondicionado como si fuera una piscina de barro y la gente que -previo pago, obviamente- asciende hasta él, se lo pasa en grande al bañarse en la
ciénaga lodosa que allí se encuentran.
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Vista aérea de El Totumo |
El origen de estas formaciones se encuentra en el choque entre la
placa del Caribe y la
placa Sudamericana, lo que produce que los sedimentos profundos -muchos de ellos ricos en hidrocarburos-, mezclados con agua y gases, salgan por las fallas que encuentran en su camino de ascenso desde las profundidades de más de 2 km a los que se encuentra. Para que nos entendamos -y a riesgo de parecer un poco escatológico- la naturaleza actuaría como cuando
explotamos un grano, apretando por los lados y haciendo fuerza para arriba. En este caso, la base física es la misma a nivel geológico que a nivel de esteticista.
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Interior del cráter |
El lodo que surge de
El Totumo -formado por una solución de agua con diversos minerales tales como el sílice, magnesio, hierro, aluminio, cloruros y sulfuros- si bien forma un cono no muy alto, ocupa un diámetro de 900 metros a su alrededor y es apreciado por sus propiedades
medicinales y curativas (está aconsejado para el acné, el reumatismo, úlceras, artritis, hongos...), lo cual invita, aún más si cabe, a enguarrarse y a disfrutar del denso barro emergente.
En definitiva, que si su idea de aventura veraniega incluye emular a los gorrinos en su charca, bañándose en una curiosidad natural y saliendo de ella con una carga de hasta 20 kilos de lodo, hágale un hueco en su agenda. Su cutis y los bolsillos de los nativos se lo agradecerán enormemente.
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Los turistas disfrutan como gorrinos en El Totumo
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