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¿Conoces mi último libro?

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Pobles Medievals de Catalunya (2024)

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Capítulo 7: El asunto del canal

¿Un árbol en L'Hospitalet? Póngase un casco...

Si ustedes pasean por la calle Riera de la Creu de Hospitalet, entre Bruc y Avenida Josep Tarradellas, podrá observar cómo hay instalados dos postes de unos cinco metros de alto. Bueno... para ser exactos, no son postes, sino dos plátanos de sombra que por el "arte" de las sierras mecánicas del servicio de parques y jardines de la ciudad han sido reducidos a dos simples postes. Para mear y no echar gota.

Por suerte o por desgracia, tengo un cierto gusto por la botánica en general y por los árboles en particular, hasta el punto que cultivo árboles bonsais porque no tengo posibilidad de tener mi propio jardín botánico, ello me da cierto criterio para ver cuando y donde se cuidan los árboles correctamente, y en esta ciudad, simplemente no lo están... con el peligro para la seguridad ciudadana que ello comporta, claro.

Un árbol, en una calle de una ciudad, ya tan solo por la contaminación que tiene que soportar a diario y los debilita enormemente, implica que necesita unos cuidados especiales. Sin embargo, los servicios municipales encargados de mantenerlos en el mejor estado posible, en vez de cuidarlos, les perpetran auténticas aberraciones a manos de presuntos profesionales que, en realidad, no son tales, sino simples cortadores de ramas a destajo. 

Poco importa que los cortes de poda estén mal hechos; poco importa que el árbol esté infectado de arriba abajo durante meses ensuciando todo lo que esté debajo e infectando a todos los árboles de la calle; poco importa que estén podados a destiempo; poco importa que los diseñadores urbanos escojan siempre especies no mediterráneas. Parece que mientras se ahorre en presupuesto y se poden cincuenta árboles en diez minutos, el resto no importe. Pues va a ser que no.

Una poda incorrecta y sin protección de su herida, significa que ese árbol acabará pudriendo la rama o el tronco, por lo que presenta un serio riesgo para la ciudadanía. Que una pequeña rama se pudra, no tiene mayor importancia, pero que caiga una rama de centenares de kilos es, como mínimo, para tenerlo en cuenta. Si a este deficiente cuidado sumamos los continuos cortes de raíces provocadas por las más continuas aperturas de zanjas en las aceras, ello significa que en vez de amables proveedores de oxigeno para nuestros pulmones, lo que tenemos sean auténticas bombas de relojería que pueden caer encima suyo a la más mínima ventolera. La cosa no es baladí.

En definitiva, un árbol urbano no es una cosa para tomarse a la ligera y menos en una ciudad con la densidad de Hospitalet, pero nuestro ayuntamiento parece que no sea capaz de verlo. Pasee por nuestras calles y mire hacia arriba, verá como los árboles que están en perfectas condiciones se pueden contar con los dedos de una mano. Por si acaso, la próxima vez que sople un poco fuerte el viento, quite su coche de debajo.

Consejo de amigo.

Un árbol urbano mal cuidado es una bomba en potencia

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