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¿Conoces mi último libro?

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Pobles Medievals de Catalunya (2024)

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Capítulo 7: El asunto del canal

La sangrienta batalla "light" de Bremule

Batalla de Brémule
Las guerras, durante toda la historia de la humanidad, han tenido un protagonismo sangriento y violento que han marcado el devenir de los acontecimientos. Combates a muerte, con miles de víctimas desparramadas por esos campos de Dios (muchas de las veces en su nombre), han marcado a fuego los destinos de países y comunidades humanas de toda condición. En esta imagen truculenta, cuando nos hablan de la Edad Media, la imaginación se nos dispara hacia un mundo oscuro y cruento a no poder más que llega en las batallas al paroxismo. ¿Se imagina lo que puede llegar a pasar cuando dos bandos se enfrentan a degüello respectivamente con 400 y 500 caballeros armados hasta los dientes? ¿Sí? Pues olvídelo... porque en 1119 se produjo exactamente esta circunstancia y la contienda se saldó con el aterrador resultado de... 3 muertos. Una auténtica hecatombe.

Enrique I de Inglaterra
Corría el año 1119. Unos años atrás, el rey de Inglaterra Enrique I  Beauclerc (Henry I) se había apoderado del ducado de Normandía -hasta entonces en manos de su hermano, con el cual no se llevaba a partir un piñón exactamente- con la excusa de que el caos se había apoderado de la vida política del territorio debido a las luchas internas entre los señores normandos. Sin embargo, no todos los nobles estaban de acuerdo con esta ayuda y buscaron la ayuda del rey francés Luis VI apodado "el Gordo" (por lo poco que comía, seguro), el cual aspiraba a añadir la Normandía a su particular colección de cromos... y repartiéndose bendiciones estaban los unos con los otros.

Ducado de Normandía
A mediados de agosto de aquel año, Enrique I de Inglaterra decidió ir con 500 de sus mejores caballeros a "convencer" a los traviesillos señores normandos que no estaban de acuerdo con su trabajo pacificador, instalándose en las cercanías del Priorato de Noyon-sur-Andelle (actual Charleval). El 20 de agosto, después de oír misa -ya que vamos a cortar cabezas, lo hacemos con el alma limpia- Enrique I con su tropa salió hacia uno de los castillos rebeldes. Sin embargo, lo que no sabía es que Luis VI, con otros 400 caballeros se encontraba a unos pocos kilómetros con la intención de tomar el castillo de Noyon. Lo más gracioso del asunto es que ni el uno, ni el otro sabían nada del contrincante, de tal forma que cada uno iba a lo suyo tan tranquilamente.

Campiña de Gaillardbois
Llegado un momento, unos caballeros de Enrique I avanzados en tarea de reconocimiento vieron los yelmos de la caballería de Luis VI y avisaron a su rey. El rey francés, por su parte, atacó Noyon y al quemar un establo de los monjes, la columna de humo dio la posición al inglés, el cual con toda su tropa de caballeros se dirigió a un campo cercano llamado Brémule (cerca del actual municipio de Gaillardbois-Cressenville), donde se apostaron. Los mensajeros comenzaron a correr arriba y abajo y pronto ambos bandos se enteraron de la existencia del otro.

Luis VI el Gordo
El "Gordo" le tenía unas ganas loquitas a Henry, de tal forma que, a la mínima que pudo, se lanzó con sus 400 caballeros al galope al encuentro de los ingleses. Sin embargo, Enrique I se había preparado y había puesto una primera linea de caballeros descabalgados seguida de otra línea de caballeros montados. Cuando Luis VI, lanzado en un ataque desordenado, se encontró con la primera línea de mandobles ingleses ya fue tarde. Los caballos eran presa fácil de los caballeros a pie y fueron enseguida rodeados por los caballeros montados ingleses, armándose una batalla campal a espadazos, mazazos y bolazos que acabó -según las crónicas- con las tropas del rey francés en desbandada, 140 caballeros franco-normandos capturados y tan solo 3 muertos por el bando inglés. Vamos... que, vistas las bajas, más que una batalla parecía que se habían ido de fin de semana. ¿Pero cómo puede ser eso? ¿Eran las espadas de plástico? No se apure, todo tiene una explicación.

Enrique I
Durante la Edad Media, las guerras eran principalmente un asunto de estatus y de honor, de tal forma que solamente hacía la guerra el que podía pagársela. Mantener los caballos, los escuderos, la armadura y todo el armamento no era barato y tan solo los nobles podían permitírselo: un campesino, por no tener, no tenía ni honor que defender, de tal forma que era más bien un estorbo. En esta situación, los caballos eran auténticos tanques acorazados, igual que sus jinetes, los cuales entre armaduras, cotas de malla, escudos y espadas eran prácticamente invulnerables. Si nos imaginamos 900 caballeros -sin infantería ni arqueros- totalmente equipados repartiéndose de leches entre ellos, veremos que el hecho de que alguno muriera era más bien cuestión de accidente o de mala suerte, más que un lance de la lucha.

Luis VI de Francia
En este episodio bélico, el rey inglés recibió un espadazo en el cuello, pero como iba con la cota de malla, no le pasó nada, y el rey francés, a punto de ser capturado por un inglés que iba a pie, desde su caballo le endiñó un mazazo en la cabeza que lo dejó seco, siendo una de las pocas bajas. Por otra parte, hemos de recordar que al ser todos nobles, tenían mucho más valor vivos que muertos, por lo que tampoco interesaba matarlos ya que se podía -como de hecho se hizo con los capturados francos- pedir un suculento rescate.

Sea como fuere, la batalla de Brémule, significó el fin de las aspiraciones de Luis VI el Gordo para con el territorio normando, asentando el dominio inglés del ducado de Normandía durante casi un siglo. Una sangrienta batalla "light" que tuvo mucha más trascendencia que muchas en las que murieron miles de personas (ver Caransebes, la batalla más idiota de la historia).


Los caballeros estaban totalmente acorazados

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