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La welwitschia, la planta extraterrestre... o casi

Welwitschia mirabilis.
Cuando nos hablan de extraterrestres, el común de los mortales piensa en seres auténticamente disparatados que no tienen nada que ver con lo que estamos acostumbrados a ver sobre la faz de la Tierra. Seres antropomorfos, altos, verdes, con trompetillas por orejas y seis brazos, o aquella combinación estrambótica que la imaginación pueda llegar a crear, pasarían por el "estándar" de un ser de otro planeta. Sin embargo, tampoco hace falta irse a la otra punta de la galaxia para buscar seres vivos que tienen más que ver con E.T. que con lo que conocemos habitualmente. Solamente con irse al desierto de Namibia, ya tendrá suficiente para encontrarse con una planta que podría estar perfectamente en cualquier jardín de Vulcano. Me refiero a la Welwitschia, posiblemente la planta más extraña del mundo.

Planta masculina
La welwitschia  (Welwitschia mirabilis) si bien a simple vista puede parecer una planta rastrera más o menos habitual, a poco que nos detengamos ante ella veremos que de normal tiene poco, por no decir nada.

Esta planta particular, la cual habita las zonas más áridas de la costa del suroeste africano, si la tuviéramos que describir con algún patrón conocido, la describiríamos como una zanahoria con dos hojas, aunque más que una zanahoria sería como un cono de helado. ¿Confundido? Pues tranquilo, que seguro que conforme la conozca, quedará más confundido todavía.

Una planta muy particular
La welwitschia, como he comentado antes, tiene un tallo corto con forma de cono de helado que, contrariamente al que se pudiera pensar de una planta desértica (ver El árbol del Pastor: modestia por arriba, récord mundial por debajo), tiene un sistema de raíces muy finas y densas, pero que profundiza muy poco en el substrato arenoso del desierto -sin duda para aprovechar las escasas lluvias de la zona. Pues bien, de la parte más ancha de este cono, salen dos hojas opuestas que recuerdan mucho a las hojas de las orquídeas, con la particularidad de que estas hojas no se caen en ningún momento y que continúan creciendo indefinidamente durante toda la vida de la planta. O dicho de otra forma, tienen el crecimiento típico de las uñas humanas. Lo más gracioso del asunto es que, no es que se trate de una plantita de temporada, sino que los botánicos estiman que puede alcanzar a vivir los 2.000 años. Ahí es nada.

Individuo juvenil con las dos hojas
Efectivamente, la welwitschia, conforme se desarrolla, va emitiendo hoja. Hoja que debido a los vientos y al durísimo medio ambiente que lo rodea, se va rompiendo y rasgando prácticamente hasta su base mientras que las puntas se secan y se desintegran, creando una auténtica maraña de cintas que, en realidad, son todas la misma. De hecho, si no fuera así, con un ritmo de crecimiento de 0,37 milímetros al día, el espécimen más viejo que se conoce y que supera los 1700 años, tendría unas hojas de 230 metros de largo, cuando en realidad hace 4 metros de diámetro y tan solo 1,40 metros de altura. Y no acaban aquí sus rarezas...

Hembra con sus "piñas"
Aún su extrañísimo aspecto, esta planta resulta ser una conífera que está cercanamente emparentada con los pinos y los abetos, de tal forma que genera una especie de piñas pequeñas que crecen en ramitas que salen del mismo borde de nacimiento de donde salen las hojas. Para colmo de rareza biológica, encima, las welwitschias (conocidas en la zona como "tumbo") son dioicas, de tal forma que existen ejemplares macho y ejemplares hembra, las cuales son fecundadas por un escarabajo -la chinche de la welwitschia (Odontopus sexpunctatus)- que es prácticamente el único encargado de polinizar sus flores y que acostumbra a habitar en estas plantas.

La chinche de la welwitschia
Sea como sea, esta auténtica "Rossy de Palma" de la botánica remonta sus orígenes a la época de los dinosaurios, durante el Cretácico inferior, hace casi 100 millones de años. No obstante, a pesar del tiempo transcurrido, la especie no se ha movido demasiado de su sitio ya que, a parte de su zona actual de distribución entre Angola y Namibia, las welwitschias tan solo se han encontrado en el registro fósil de América del Sur, demostrando tener una zona de dispersión bastante reducida - deriva continental aparte, claro.

Aguanta condiciones durísimas
En definitiva, que desde que esta especie fuese descubierta en 1859 por el botánico austríaco Friedrich Welwitsch, ha quedado definida como una verdadera singularidad biológica. Su raro aspecto físico y su capacidad de vivir durante siglos en uno de los entornos más áridos e inhóspitos del planeta ha hecho que, la welwitschia, sea merecedora de ser considerada un símbolo nacional en Namibia y, por méritos propios, una de las plantas más extrañas del planeta.


La welwitschia más longeva que se conoce, con 1700 años

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