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Los 22. Nada nuevo bajo el sol |
He de reconocer que esta edición del festival de
Eurovisión, que le ha tocado celebrar a
Israel, me ha dejado bastante frío. La calidad de las canciones presentadas era muy
bajo y habían pocas que salieran del marasmo general. De hecho, he tenido verdaderos problemas para escoger cuáles serían las posibles ganadoras, pero es que, cuando he visto la
favorita del público y la de las casas de apuestas, poco menos que me he echado a temblar. La española, saliendo en el número 26 y último (la cosa ya prometía), por simple contraste me ha hecho pensar que quedaría entre el 10 y el 13. Finalmente ha quedado el 22 con 60 puntos; nada nuevo bajo el sol.
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John Lundvik (Suecia) |
Dentro de una edición
mediocre, en que había demasiada cosa insulsa y
mala de solemnidad (Grecia, Eslovenia, Israel, Malta, Alemania...) pocas canciones destacaban de la tabla rasa general del festival. Los
suecos más negros que
Legrá, el guaperas amante del flamenco de
Azerbaiyán, el musulmán
italiano y el grupo de
Noruega con un rapero lapón nieto de un onubense de
Ayamonte, eran de lo poquito que se salvaban, aunque ninguna llegará a quedar en el olimpo de las eurovisivas inolvidables.
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La australiana... pinchada de un palo |
En el sector “
friki” tan solo han aparecido el "tecno-punk anticapitalista" de los
islandeses -que han provocado la ira del público durante las votaciones cuando han salido con sendas banderas palestinas-, el inclasificable representante
francés con
bailarina obesa incluida, las
australianas colgadas de un palo y, como destacable, la representación española, que con el pegadizo ska “
La venda” interpretada por
Miki, encandiló al público pero, visto lo visto, no a los jurados ni votantes. Si
la venda no cae y nos entestamos en llevar productos de consumo interno, pasan esas cosas. Por suerte, ya ni se dignan a comentar la jugada en el "postpartido". Como diría el juez Marchena,
mucho mejor.
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Duncan Laurence (Países Bajos) |
Esta mediocridad se ha hecho patente en el momento de las votaciones, en que los 6 primeros han ido muy a la zaga, siendo al final el
televoto el que ha decantado el ganador, dando la victoria al favorito y, para mi gusto,
soso representante de
Países Bajos. Televoto que ha permitido sacar a España del
último puesto en que estaba -los 41 jurados profesionales solo le han dado 7 puntos- y meter a
Alemania con sus “
hermanas Sister” -al no darle ni un punto el televoto- en el farolillo rojo. El ser del
Big Five siempre es un handicap (
ver Eurovisión 2016: el handicap de ser del Big Five).
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Madonna...¿o Sara Montiel? |
Curiosamente, la máxima expectación estaba fuera del escenario israelita, no solo por las
amenazas yihadistas, sino por la presencia en directo de la sexagenaria e incombustible
Madonna. Una Madonna que, sin despeinarse y con su nuevo look de parche en el ojo al estilo pirata, ha cantado (como una
graja, todo sea el decirlo) el "
Like a Prayer" y, ya un poco más en su línea, una nueva canción de su último trabajo
Madame X. Los años no pasan en balde, aunque resulta curioso que cada vez más se parezca a
Sara Montiel.
En definitiva, una edición que no pasará a la historia, pero que, seguro no olvidará este verano cuando, en todas las ferias de pueblo y bares musicales salte hasta la extenuación la canción española. Eso de ganar Eurovisión, si acaso, ya se lo dejamos a otros países.
Mejor.
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Divertida, pero no gustó en Europa |
Le parecerá mentira pero solo el atractivo de leer un post suyo me hizo enterarme "de lo de Eurovisión", hace años que huyo de ese espectáculo como alma que lleva el diablo, este año además con el agravante de que se haya celebrado en donde se celebró, motivo mas que suficiente para mi, y para mi familia, de no querer saber nada de esa cosa por ningún medio, salvo este blog. Con lo que he leído veo que una vez mas, no nos hemos perdido nada importante en el mundo de la música. Gracias y un saludo.
ResponderEliminarXatevexo: Agradecerte que, pese a tu rechazo al festival, hayas leído mi (contra)crónica de Eurovisió. Sea como sea, yo también hubo un tiempo que lo dejé de seguir, pero llegué a la conclusión que, como criticón compulsivo, Eurovisión era idóneo para dejar rienda libre a mi naturaleza "decapitadora". Tal como dices, este año no ha valido mucho la pena, pero el espectáculo en sí no me disgusta (soy friki, lo reconozco) y por eso lo sigo. Un abrazo y gracias por seguir leyéndome. :-)
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