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Mosquito anopheles picando |
El uso de las
bacterias y los
virus como forma de armamento para matar más y mejor en las guerras, es algo que el ser humano ha usado desde muy antiguo, aunque no supiera exactamente el porqué de que aquello funcionara (
ver Caffa, las catapultas que bombardearon la peste a Europa). Las
enfermedades que generaban, si bien no podían sustituir el armamento convencional por su falta de inmediatez, eran un aliado más para acabar con el enemigo que, además, tenía la ventaja de ser relativamente
barato. Durante la Primera
Carnicería Mundial... perdón... Guerra Mundial, con los adelantos de la ciencia de finales del siglo XIX y principios del XX, se empezaron a probar las primeras
armas biológicas, pero fue durante la Segunda cuando se perfeccionaron. No obstante, cuando en septiembre de 1943 los italianos decidieron dejar de ser aliados de
Hitler y pasaron a declararle la guerra, los alemanes, previendo la invasión del país de la bota por los Aliados, utilizaron una inédita forma de arma biológica para frenar su avance: los
mosquitos.
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Líneas defensivas alemanas |
Tras la
rendición de Italia a los Aliados y el caótico cambio de chaqueta del gobierno fascista (
Mussolini es apresado por los suyos, pero es liberado por los nazis después), los alemanes ocupan con sus tropas todo el país,
atrincherándose al sur de Roma para evitar que los Aliados avancen hasta la capital. Para ello, a partir de octubre de 1943, construyen por orden de Hitler diversas líneas defensivas fortificadas que, cruzando la península de costa a costa, iban desde el mar Tirreno al Adriático. Entre ellas, la más potente era la
Línea Gustav, que tenía en su centro la abadía de
Montecassino, siendo protagonista de una de las batallas más duras de toda la contienda. Sin embargo, la geografía entre la Línea Gustav y Roma era un tanto especial.
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Construcción de un canal de drenaje |
A orillas del Tirreno, en las cercanías de
Roma, el paisaje, salpicado por numerosos volcanes (
ver Lago Albano: ingeniería romana para drenar un volcán), se extiende entre los
Apeninos y el mar en forma de una ancha llanura costera. El llamado
Agro Pontino, hasta la llegada de Mussolini al poder era una zona
lagunar de más de 1.200 km2, separada del mar por una estrecha línea de dunas costeras y prácticamente deshabitada ya que el paludismo y la malaria eran los reyes absolutos. Mussolini, en su fiebre megalomaníaca, ordenó
desecar esta zona entre el 1926 y 1937 para convertirla en una zona agrícola de primer orden. Desapareciendo los pantanos, obviamente, las enfermedades remitieron si bien el
impacto ecológico, como era de esperar, fue brutal. Pero volvamos a 1943...
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Montgomery y Patton supervisando la invasión de Sicilia |
La presión de los Aliados con la invasión de
Sicilia y la política de Hitler de
no retroceder ni un palmo ni para coger carrerilla, hicieron que los alemanes barajasen todas las posibilidades para parar los pies a las tropas aliadas. Una de estas posibilidades vino apuntada por uno de los médicos que había trabajado en aquellas tierras años atrás para la erradicación de la
malaria, el médico y zoologo -además de nazi irredento, especialista en guerra biológica y amigo personal de Heinrich Himmler- el alemán
Erich Martini.
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Dr. Erich Christian Martini |
Durante los estudios que había llevado a cabo para acabar con la malaria del
Agro Pontino, Martini se dio cuenta que el principal vector de transmisión de la enfermedad, el mosquito
Anopheles labranchiae, era capaz de criar tanto en agua dulce como en agua salobre. Esta ventaja evolutiva de este tipo de mosquito hacía que tan solo la desecación de su hábitat fuera realmente eficaz para eliminarlo, por lo que el
drenaje de aquella zona por Mussolini acabó en gran medida con el mosquito. No obstante, las circunstancias habían cambiado. ¿Cómo frenar el avance aliado, a la vez que se
castigaba a la "traidora" población civil italiana? Sencillo:
volver a inundar la zona de lagunas. Ello obligaría a las tropas invasoras a circular exclusivamente por las carreteras (no podían aprovechar los campos para avanzar -
ver El bocage, cuando la verde campiña se vuelve inexpugnable), a la vez que permitiría el crecimiento descontrolado de los mosquitos transmisores de la malaria, convirtiendo a estos insectos en un
soldado alemán más.
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Un paraíso para el mosquito de la malaria |
Así las cosas, durante otoño de 1943, los alemanes
revirtieron toda la infraestructura que se había construido para drenar las lagunas pontinas. Para ello, hicieron que las grandes
bombas de achique instaladas por el régimen fascista para vaciar los pantanos, pasasen a absorber el agua del mar y a
inundar los campos a través de las canalizaciones que habían sido concebidas para extraer el agua embalsada. Buena parte de las tierras agrícolas ganadas a los pantanos fueron inundadas de nuevo con
agua salobre, lo que se convirtió en un caldo de cultivo perfecto para el mosquito de la malaria.
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Aspecto del Agro Pontino durante la inundación |
Mientras tanto, pese a la titánica defensa germana, el avance aliado desde
Nápoles obligó a que las fuerzas nazis se retiraran hacia el norte haciendo política de
tierra quemada allí por donde pasaban. En la zona del Agro Pontino, los alemanes
sabotearon todas las infraestructuras de drenaje, llevándose hacia Alemania las bombas que pudieron, dinamitando las que no pudieron transportar y
reventando los canales de desagüe para que no se volvieran a hacer servir. Y si eso parecía poco, hundieron las barcazas que dragaban los canales, minaron los alrededores de las antiguas estaciones de bombeo y, cuando llegaron a Roma, arrasaron con todas las existencias de
quinina que había en el Departamento de Salud. Quinina que habría servido para tratar una
epidemia de malaria que no tardaría en manifestarse.
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Fumigaciones con DDT |
Se estima que en el periodo 1944-1946, más de 150.000 campesinos se infectaron de malaria, cuando en 1943 tan solo se contabilizaron 1.217 enfermos. Si contamos que la población de la zona se elevaba a 245.000 personas, podremos hacernos una idea aproximada del grado de afectación de esta auténtica
guerra biológica de baja intensidad contra la población civil italiana. Una guerra biológica que no tuvo mucho efecto militar, ya que las tropas americanas venían de contener una epidemia de
cólera en la invasión de Sicilia, por lo que llevaban los botiquines bien preparados, si bien tardó casi un decenio en revertirse la situación provocada por los nazis. Solución que vino de la mano de reparar los drenajes y de un
plaguicida novedoso que, tiempo a venir, habría de ser peor el remedio que la enfermedad: el
DDT.
Pero esa historia, ya se la contaré otro día.
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Cartel avisando de la peligrosidad del Agro Pontino (1944-45) |
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