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Ferran Soriano |
Quien no conozca
L’Hospitalet de Llobregat, posiblemente piense que no es más que una ciudad dormitorio, por mucho que me haya dejado los pulpejos y las dioptrías escribiendo artículos que lo desmienten una y otra vez (
ver La capilla de Collblanc, la ermita barroca escondida entre platos de sushi). Solo hay que ver que para
Ferran Soriano Rivero, escultor nacido en Barcelona en 1944 y vecino de
Bellvitge desde 1969, es su taller emocional, su espacio vital y, prácticamente, su museo a cielo abierto.
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Un artista de bagaje internacional |
Formado como
chapista, ergo lejos de las exclusivas y elitistas escuelas de arte del "uptown" barcelonés, Soriano ha sido capaz de convertir el acero inoxidable en verdadera poesía visual. Y es que, este escultor humilde, que lleva
57 años viviendo en el fastuoso (nótese la ironía) barrio de Bellvitge, ha expuesto en Chicago, Nueva York, Moscú, París, Roma o Guadalajara (México, no se me confunda), pero nunca ha dejado de sembrar arte en su barrio. Un arte cultivado con una generosidad y una perseverancia que merecerían un
reconocimiento institucional que, aunque parezca mentira (¡ese ayuntamiento!¡ese gran amante del patrimonio de la ciudad!) brilla por su ausencia.
Un legado escultórico a pie de calle
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Ferran Soriano en su antiguo taller en Sant Boi |
Las obras de Soriano, en tanto que se ha dedicado a la
escultura monumental no están encerradas en museos, ni protegidas por vitrinas. De hecho, forman parte del paisaje cotidiano de los barrios de L'Hospitalet, tan accesibles a todo el mundo y tan integradas en la vida urbana, que pasan totalmente inadvertidas. El problema es que esta accesibilidad, que debería ser motivo de orgullo, se ha convertido en excusa para la
dejadez de este patrimonio hospitalense tan valioso como ignorado.
Repasemos qué esculturas de Ferran Soriano podemos encontrar por las calles de la segunda ciudad de Catalunya:
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Vol de coloms (1976) |
Vol de coloms (1976), en la rotonda de Santa Eulàlia con Amadeu Torner, fue su primera escultura pública. Inaugurada el día de Sant Jordi de aquel año, ha resistido remodelaciones y actos vandálicos de todo tipo. Afortunadamente, se conserva con cierta dignidad. Es, nunca mejor dicho, una "rara avis".
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Selene (1990) |
Selene (1990), en la confluencia de la calle Primavera con la Avenida Isabel la Católica, ha sido vandalizada desde el primer día al encontrarse muy accesible en medio de un jardincillo del barrio de la Florida. Aunque ha sido reparada y reforzada, hoy clama por una limpieza y una protección que no llegan. Una obra al alcance de todos… y, como todo el patrimonio de la ciudad, a merced de la indiferencia institucional.
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Fusions (1991) |
Fusions (1991), escondida entre los bloques en la Rambla Marina, es fruto de un inédito intercambio cultural con la URSS preolímpica. Está en buen estado, pero prácticamente nadie la conoce porque pasa desapercibida por la espesura del jardín que la envuelve. Y, para no perder la costumbre de nuestro ayuntamiento con las placas (no pone una ni por error) no hay señalización, no hay contexto y no hay voluntad de ponerla en valor. Una obra de arte internacional… invisible e invisibilizada.
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Càntic Solidari (1996) |
Càntic Solidari (1996), en la plaza de Tuzla (la rotonda del cruce entre Isabel la Católica y Av. Josep Tarradellas), es una excepción positiva. Dedicada a la paz y a la ciudad bosnia de Tuzla, fue inaugurada con presencia de alcaldes y eurodiputados. Su conservación es impecable gracias al intenso tráfico que la rodea constantemente, pero es la excepción que confirma la regla: solo cuando hay foto institucional, el arte recibe atención. Y en L'Hospitalet, más.
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Conseqüència d’equilibris (2001) |
Conseqüència d’equilibris (2001), en el Parque Metropolitano de Bellvitge, es un homenaje a los vecinos y vecinas que construyeron aquel barrio (
ver Bellvitge, la historia de una joya convertida en cemento). La escultura se mantiene, pero la base está descuidada. Una metáfora dolorosa: el arte se mantiene en pie, pero el suelo que lo sustenta se resquebraja por la desidia.
Y acabamos con un gran misterio...
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¿Dónde está "Selene, entre alfa i omega" (1977)? |
Selene, entre alfa i omega (1977). Esta obra fue donada a la ciudad en 1997 por Ferran Soriano para decorar la fachada del Espai d’Art Alexandre Cirici, aprovechamiento cultural de uno de los espacios del antiguo matadero de L'Hospitalet que había cesado su actividad pocos años antes. Construida en acero inoxidable, fue cedida por su autor e instalada con orgullo, pompa y boato por el consistorio... y desaparecida sin dejar rastro cuando se derribó el equipamiento artístico con motivo de la construcción del Polideportivo del Centro. ¿Y dónde está ahora? ¿En algún almacén municipal o con las arcadas originales de la
Talaia? Lo de esta ciudad con el patrimonio es de auténtica traca...
El ostracismo de lo cercano
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Una vida dedicada al arte, desde Bellvitge |
Resulta incomprensible que un artista con la proyección internacional de
Ferran Soriano, que ha dedicado su vida a dignificar el espacio público con su
arte (es uno de los que más obra pública tienen expuestas en Catalunya), no tenga ni una placa explicativa, ni una ruta oficial, ni un reconocimiento digno por parte del Ayuntamiento de L’Hospitalet. Situación que contrasta con la de otros artistas que no han tenido ninguna relación, ni implicación vital con la ciudad (a
Arranz-Bravo me remito) pero que se han convertido por obra y gracia del marketing institucional en falsos referentes municipales. Y es que, no se trata solo de
conservar esculturas y tenerlas más o menos decentes: se trata de respetar (¡y
valorar!) el legado, la identidad y la genialidad de un sencillo vecino de
Bellvitge que ha hecho más por la cultura local que muchas de las absurdas campañas municipales.
La humildad de Ferran Soriano no pedirá jamás honores, pero nosotros, como ciudadanía hospitalense llegada desde todos los rincones del orbe, sí podemos y debemos exigirlos. Más que nada porque el patrimonio de verdad no es solo lo que aparece en las guías turísticas y panfletos electorales sino también -y sobre todo- lo que nos rodea, lo que nos habla y lo que nos recuerda quiénes somos y de donde venimos. Y Soriano, con su acero, su resiliencia y su obstinación poética de dar forma al más duro metal, nos lo recuerda día a día.
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Ferran Soriano, el verdadero referente artístico de L'Hospitalet |
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