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¿Conoces mi último libro?

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¿Derecho a la indignidad?

Que vivimos en un mundo deshumanizado, egoísta y corrupto es algo sabido, pero sin embargo la sociedad vive en la poco honrosa situación del ciego que no quiere ver. Ahora ha salido a la luz la enésima detención de padres por maltratos a sus hijos, y tras el revuelo inicial, pasará a formar parte de la estadística de víctimas. La consciencia colectiva volverá a su estado letárgico hasta que un nuevo caso de violencia contra el menor vuelva a remover los cienos de la moral humana.

Yo, todavía no me explico que es lo que lleva a unos padres a maltratar a una indefensa criatura que no es culpable de nada y que actúa de chivo expiatorio la mayoría de las veces de las decepciones, vicios, amarguras e ignorancia de los progenitores. En el caso hecho público hoy, el bebé -de tan solo 45 días- tenía restos de cocaína en la orina. No se dice, pero lo más seguro es que los padres no encontraron forma más cómoda de hacer callar a la pobre criatura. Poca sesera y menos decencia como personas.

Este caso ha sido resuelto en primera instancia de forma eficiente por los órganos administrativos competentes, los cuales se han puesto las pilas tras el último incidente en que fallaron estrepitosamente, pero la pregunta que nos deberíamos hacer todos es ¿Cuántos casos de maltrato a niños y niñas no llegan a ser denunciados jamás? Y lo que es peor ¿Cuántos llegan a morir sin formar parte de ninguna estadística? De los que han sufrido algún tipo de maltrato psicológico sin llegar a extremos de violencia sangrienta, mejor ni comentar.

Vista la tesitura, lo que realmente me sorprende son aquellos movimientos llamados “pro-vida”, que se entestan en una política antiaborto y contra los anticonceptivos escudándose ante todo en el alienable derecho a la vida humana, y que sin embargo callan como putas cuando nos encontramos ante circunstancias como las que nos atañen, en las que niños de corta edad son apaleados, quemados, drogados o violentados sexualmente. ¿No fuera mejor que esa criatura no hubiese nacido antes que tener que sufrir tal calvario gratuito durante toda su vida?

Parece que hay gente a la que el llanto y el sufrimiento de un niño le importa un rábano. Mal camino llevamos para arreglar el problema.



Esto no es una pelota antiestrés.

Comentarios

  1. Pienso igual de los grupos provida. Parece que ya estando el infante en este mundo, se les olvida a todas esas organizaciones y le toca sobrevivir como pueda.

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  2. Muy de acuerdo. La mayoría de la población no tiene cabeza para criar niños, pero no hace falta licencia para tenerlos. Qué vamos a hacerle, salvo instaurar un programa por puntos (vale, no creo que sirva). Deberíamos mejor regalar nenucos para todos y todas, para calmar los "instintos"

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