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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Héroes versus Burócratas.
Si hay algo que odio profundamente de los políticos es la absoluta falta de principios humanos en la mayoría de decisiones que no afectan directamente a la carrera electoral de estos. Un ejemplo es la denigrante peripecia que está pasando un barco pesquero alicantino en Malta por culpa de los políticos. De unos políticos que bien apoltronados en sus cómodos sillones de cuero y con su aire acondicionado a cuenta de la casa grande juegan con la vida de la gente como quien juega con fichas del parchís.
El gran pecado del “Francisco y Catalina” -nombre de la embarcación- fue recoger en alta mar un cayuco a la deriva lleno de inmigrantes eritreos (51, para ser exactos) en condiciones lamentables. En esa situación, la justicia, la honorabilidad, la honradez y la decencia humanas dictan que se ha de recoger a los náufragos y llevarlos al puerto más cercano, en este caso Malta. Y así se hizo.
Los tratados internacionales marítimos obligan a los países a recoger a los naufragados, pero en este caso las autoridades maltesas, no quisieron acogerlos como era su obligación, y denegaron el derecho de desembarco, poniendo una patrullera para que no se les ocurriera hacerlo. Querían que España se hiciera cargo exclusivamente de ellos, a lo cual el gobierno, naturalmente, se negó.
Llevan así cinco días, pasándose la pelota de unos a otros, cómo si fueran mercancía apestada en vez de personas humanas, y de mientras el patrón, José Durá, perdiendo tiempo y dinero por culpa de burócratas sin escrúpulos y sin un atisbo de decencia. La repercusión en los medios ha obligado a que diversos países -entre ellos España- acojan a los inmigrantes y a que la Generalitat Valenciana prometa (ya veremos si la cumple) una ayuda al pesquero atrapado en este marasmo político, pero el mal ya está hecho.
Por su parte, los inmigrantes han hecho una carta -en inglés- de agradecimiento a la tripulación del barco y según la tripulación, no están dando ningún problema, más que el típico del hacinamiento de tanta gente en un espacio tan reducido y más faena para el cocinero. Tripulación que, por otro lado, demuestra su honradez y nobleza ejemplares declarando que si se encontrasen en la misma situación volverían a hacerlo, a pesar del calvario en que se ha encontrado.
Héroes en una situación, que la próxima vez hará pensárselo muy mucho a otra tripulación que se encuentre en las mismas. El ruin egoísmo humano, habrá avanzado un poco más gracias a aquellos que justamente han de dar ejemplo a la población y que lo único que quieren, en realidad, es mantener su cómoda poltrona.
Qué asco.
El gran pecado del “Francisco y Catalina” -nombre de la embarcación- fue recoger en alta mar un cayuco a la deriva lleno de inmigrantes eritreos (51, para ser exactos) en condiciones lamentables. En esa situación, la justicia, la honorabilidad, la honradez y la decencia humanas dictan que se ha de recoger a los náufragos y llevarlos al puerto más cercano, en este caso Malta. Y así se hizo.
Los tratados internacionales marítimos obligan a los países a recoger a los naufragados, pero en este caso las autoridades maltesas, no quisieron acogerlos como era su obligación, y denegaron el derecho de desembarco, poniendo una patrullera para que no se les ocurriera hacerlo. Querían que España se hiciera cargo exclusivamente de ellos, a lo cual el gobierno, naturalmente, se negó.
Llevan así cinco días, pasándose la pelota de unos a otros, cómo si fueran mercancía apestada en vez de personas humanas, y de mientras el patrón, José Durá, perdiendo tiempo y dinero por culpa de burócratas sin escrúpulos y sin un atisbo de decencia. La repercusión en los medios ha obligado a que diversos países -entre ellos España- acojan a los inmigrantes y a que la Generalitat Valenciana prometa (ya veremos si la cumple) una ayuda al pesquero atrapado en este marasmo político, pero el mal ya está hecho.
Por su parte, los inmigrantes han hecho una carta -en inglés- de agradecimiento a la tripulación del barco y según la tripulación, no están dando ningún problema, más que el típico del hacinamiento de tanta gente en un espacio tan reducido y más faena para el cocinero. Tripulación que, por otro lado, demuestra su honradez y nobleza ejemplares declarando que si se encontrasen en la misma situación volverían a hacerlo, a pesar del calvario en que se ha encontrado.
Héroes en una situación, que la próxima vez hará pensárselo muy mucho a otra tripulación que se encuentre en las mismas. El ruin egoísmo humano, habrá avanzado un poco más gracias a aquellos que justamente han de dar ejemplo a la población y que lo único que quieren, en realidad, es mantener su cómoda poltrona.
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