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¿Conoces mi último libro?

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Pobles Medievals de Catalunya (2024)

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Capítulo 7: El asunto del canal

Bolsillos de cangrejo.

Hoy ha salido publicado un estudio según el cual el 53'6% de las familias catalanas tienen problemas serios para llegar a fin de mes, y la verdad me extraña que solo sean un cincuenta y cuatro por ciento, ya que todo el mundo con el que hablas se encuentra en la misma posición. Sea por una cosa o sea por otra, la realidad -estadísticas aparte- es que la gente, a pesar de todo, cada vez tiene menos dinero para gastar. Y esto es grave para todo el conjunto de la sociedad.

Para muestra un botón. Yo, mi tienda, la tengo abierta al público desde el año 1992. Por aquellos años, la cosa si no muy boyante, iba tirando más o menos holgadamente. La disposición de más dinero en efectivo, y el hecho de que no hubiesen una proliferación tan grande de hipermercados y grandes superficie, permitía que los que nos dedicábamos al comercio pudiéramos vivir de ello.

En aquel entonces, unas zapatillas deportivas -unas bambas- en piel de marca media nacional se vendían la mar de bien a unas 3500 pesetas. Era un precio muy ajustado y la gente las compraba con facilidad. Pues bien, ahora, una zapatilla de calidad similar, de importación nacional (marca española, fabricada en China), las vendo a 17 euros (2828 ptas) y la gente no se las lleva porque resultan demasiado caras para su economía. Es más, se ofertan a 10 euros y no se las llevan alegremente. ¿Hasta qué punto ha degenerado la economía que 14 años después, no sólo no hayan aumentado los precios, sino que han bajado y la gente no tenga la capacidad pecuniaria para adquirirlo?

Pero aquí no acaba la cosa, la gente cada vez más utiliza las tarjetas de crédito para adquirir cualquier cosa, incluso en cantidades que antes era inconcebible pagar con una forma diferente al dinero en metálico. Artículos de cuatro, cinco o seis euros (665, 831 o 1000 ptas) de valor son ahora pagados con dinero de plástico. La gente, simple y llanamente, no tiene dinero.

Habrá gente que le eche la culpa al Euro, otra que al precio de la vivienda y otros a los ridículos sueldos y la precariedad laboral. Y será verdad, pero también hemos de ejercitar un poco de autocrítica y reconocer que mucha parte de culpa de esta situación la tenemos nosotros mismos, con nuestras costumbres de compra absolutamente locas y nuestro total y absoluto conformismo -rayano el irenismo- con la situación que nos viene dada desde los ámbitos del poder político.

Aún así es más que evidente que la situación en vez de a mejor, ha ido a peor, y que la gente, sobretodo debido al precio desorbitado de la vivienda, cada vez dispone de menos dinero para gastar, paralizando la vida económica del país y, por ende, paralizando a toda la sociedad. ¿La solución? Posiblemente todo pase por un cambio en la mentalidad de la población, dejándose de mirar tanto el ombligo y luchando más por el bien común, que es lo que realmente afecta a la población.

Posiblemente, cuando nos demos cuenta, ya será demasiado tarde.

Comentarios

  1. Yo creo que lo que hay es una gran desproporción en los precios ¿Cómo puede ser que me cueste lo mismo irme en avión a Madrid (ida y vuelta ) que una falda (no muy cara)?

    Saludos.

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