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¿Conoces mi último libro?

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Incendios, Chernobil y langostas.

Que Moscú se esté asfixiando literalmente debido a los gases de los numerosos incendios, posiblemente no pase de ser una curiosidad para todo el mundo que no está afectado por este problema, pero el hecho de que una superficie del tamaño de España esté ardiendo descontroladamente, como mínimo nos tiene que inquietar. Aunque si contamos que está todo el mundo de vacaciones, cual vulgar Michelle Obama, es normal que aquí no se entere ni Cristo de lo que pasa en el mundo. Sin embargo, la situación no es para reírse.
Y no es para reírse debido a que los fuegos, a parte de afectar a amplias zonas de Rusia, enviando ingentes masas de CO2 y de cenizas a la atmósfera actuando como pequeños volcanes islandeses -con todo lo que ello comporta-, como lleguen los fuegos a la zona cercana a Ucrania, una buena parte de los residuos radiactivos que fueron emitidos por la central de Chernobil y que se depositaron a centenares de kilómetros, algunos de los cuales fueron absorbidos por la vegetación, volverán a ser emitidos a la atmósfera y pueden provocar una nueva nube radiactiva que afecte a medio mundo. 
La cosa es tanto más seria cuanto los fuegos están siendo en buena parte provocados por la mano del hombre, ya sea por intereses económicos, por terrorismo -"amigos" tiene Rusia que le "quieren" bien- o por negligencia, y no se da abasto a atender todos los incendios con los medios rusos, lo cual impide de facto el control de los incendios. ¿Hasta qué punto, en este mundo globalizado, lo que pasa en una parte del mundo afecta al otro extremo? Como los peores augurios se produzcan, lo viviremos en nuestras propias carnes rememorando otra vez el accidente de Chernobil.
Posiblemente todo esto no sea debido al cambio climático que niegan repetidamente las huestes de las oligarquías conservadoras de todo el mundo, al ver peligrar un sistema económico que les produce pingües beneficios pero que resulta nefasto para el planeta, no, pero lo que sí se puede afirmar con rotundidad es que el ser humano, no es un animal racional, sino el peor de las plagas de este planeta.
Catástrofes como esta, sumadas a los desastres de BP en el Golfo de México y al vertido de petroleo de China, nos pasarán factura, más temprano que tarde; de momento afectando las zonas más habitadas del planeta, tales como India, Pakistán o China, con las más pavorosas inundaciones de la historia. En un futuro posiblemente nos toque a la comodona y aburguesada Europa. 
Estamos acabando con nuestro medio ambiente como una plaga de langosta que agota todos los recursos de que dispone hasta que muere fruto de su propio desenfreno, y estamos siguiendo exactamente el guión. Por de pronto, un iceberg de 260 km2, el mayor desde 1962, se ha desgajado de Groenlandia. Posiblemente no sea provocado por el cambio climático, pero...¿son galgos o son podencos? Cuando nos enteremos, será demasiado tarde.
No aprendemos. No hay forma.

Esta pobre cierva tampoco creía en el cambio climático.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
"una superficie del tamaño de España esté ardiendo"

otro que se hace líos entre hectáreas y km2...
Ireneu Castillo ha dicho que…
No, hijo no... no me confundo. Se barajaban los 500.000 km2 de superficie quemada o lo que es lo mismo, como toda España. ¿Porqué ahora las fuentes oficiales rusas rebajan la extensión a 7000 km2?

Conociendo los antecedentes de secretismo, el gobierno ruso no va a dar todas las cifras si puede minimizarlas,máxime cuando están quedando como un cochero ante la opinión mundial. La superficie de la provincia de Barcelona (7700 km2), repartida en toooooda la extensión de Rusia (17 millones de km2) es una mierdecilla, y no significa nada.

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