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Luisa Carlota de Borbón |
El
canal que, debido a las prisas por su entrada en funcionamiento, se terminó efectivamente en 1820, recibió el rimbombante nombre oficial de
Real Canal de la Serenísima Infanta Doña Luisa Carlota de Borbón (el Canal de la Infanta, para los más allegados, vamos). La realidad es que tenía que llamarse "Canal de Castaños", en honor de Francisco Javier
Castaños, Capitán General de Catalunya y principal valedor del canal, pero siempre resulta más mediático y glamuroso ligar tu imagen a la realeza. Por
postureo, que no quedase.
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Canal de la Infanta en St. Feliu |
De esta forma, el
Canal de la Infanta, con 17.420 m de longitud, una anchura de entre 4 m (al principio) y 2 m (hacia el final), una profundidad media de 1,5 m y un caudal de 4.700 l/seg iniciaba su recorrido en la Historia. Un recorrido que, partiendo desde la
Casa de Comportes de Molins de Rei -punto donde comenzaba la concesión al tomar el agua excedente del antiguo Rec Vell-, y enganchado a los contrafuertes de
Collserola, atravesaba
Molins de Rei en dirección río abajo y paralelo al que hoy en día es la vía del tren.
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Mapa del Canal de la Infanta (1908) |
A partir de aquí, el canal entraba en el antiguo término municipal de
Santa Creu d'Olorda (absorbido en 1916 por Molins), pasando por
Sant Feliu de Llobregat, Sant Joan Despí, hasta llegar a Cornellà de Llobregat. En este punto, siempre enganchado al talud entre Collserola y el delta, el canal giraba hacia el noreste, entrando en
L'Hospitalet de Llobregat, donde trazaba recto hasta el municipio de Sants (absorbido en 1897 por Barcelona) y donde volvía a girar para, atravesando la actual Gran Vía a la altura del edificio de La Campana, bordear la montaña de
Montjuïc hasta llegar al Cementerio de Barcelona. El canal, sobrepasando este punto, giraba y seguía unos metros hasta su desembocadura a pies del Faro de Montjuïc, en la zona conocida como
El Morrot.
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Acequia por L'Hospitalet (1971) |
El canal fue un
éxito desde el primer momento. Las tierras que hasta aquel instante, lo máximo que daban era para cereal, viña o legumbres, pasaron a poder disponer de agua suficiente para poder hacer una
agricultura hortícola de mercado y no solo de subsistencia. Ello significó el aumento de los cultivos, de los beneficios y la transformación de todo el delta izquierdo en un auténtico
vergel -la calidad del suelo era tal que se podían extraer hasta cuatro cosechas al año. Obvia decir que, el aumento de la riqueza agrícola necesitaba cada vez más mano de obra para su mantenimiento y desarrollo, traduciéndose en un
aumento disparado de las poblaciones por donde pasaba. No en vano, en 1855, los terratenientes de la orilla derecha, viendo el rotundo éxito de sus homólogos de la orilla izquierda, construyeron el
Canal de la Dreta (la envidia, ese gran motor de progreso...). Pero no solo la agricultura se benefició.
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Regando los pies de Montjuïc (1906) |
Efectivamente, el canal salvaba la diferente altura entre la cota de inicio (22 m) y la final (0 m, nivel del mar) con una serie de
saltos que ocuparon molinos harineros, de papel o industrias textiles. Estas actividades utilizaban la fuerza del agua para mover los telares y las piedras de molino, por lo que, alrededor de estos saltos se fueron formando pequeños
núcleos industriales que fueron aumentando en importancia conforme que iba aumentando la población gracias a la agricultura. L'Hospitalet pasó de
900 habitantes en 1820 a casi
5.000 hacia el 1900. Y no paró aquí.
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Bombardeos de Barcelona (1938) |
La neutralidad de España durante la
1ª Guerra Mundial (
ver La Gripe Española, la mortífera historia de la peor epidemia de la Humanidad) hizo que el delta del Llobregat se hiciera de oro vendiendo sus productos a los contendientes. La "Huerta de Europa", como se le conocía, crecía a un
ritmo desenfrenado, atrayendo cada vez más y más gente, tanto a Barcelona como a todos los pueblos regados con agua del
Canal de la Infanta (L'Hospitalet pasó de 5.000 habitantes a tener 33.500 en 1930). Sin embargo, la Guerra Civil significó el desastre.
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Bellvitge, y canal (años 70) |
A partir de ese momento, todas las exportaciones colapsaron y la producción agrícola se centró en el mercado interno. El problema era que en el resto de España, la economía estaba
destruida (
ver La corrupta historia de los coches llamados "Gracias Manolo") por lo que el hecho de mantener una mínima capacidad productiva durante la posguerra hizo de
efecto llamada a toda la gente, sobre todo de Andalucía y Extremadura, que se debatía entre la miseria, el hambre y la
emigración. Los pueblos y ciudades del área de Barcelona comenzaron a crecer descontroladamente (factoría de la Seat, Bellvitge, Gornal...) a expensas de los mismos terrenos agrícolas que atraían la población, utilizando las
acequias del canal como improvisadas
cloacas dada la absoluta carencia de infraestructuras durante el
franquismo.
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Canal por St. Joan Despí (años 80) |
El
caos urbanístico durante los años 1960 en el área metropolitana, produjo la polución de los ríos y, entre ellos, el Llobregat se convirtió en poco menos que en una
cloaca a cielo abierto. Las continuas paradas por episodios de contaminación de la central depuradora de Sant Joan Despí -de la cual se abastecía de agua potable a Barcelona- obligaron a las autoridades franquistas a desviar en 1968 los caudales de la
Riera de Rubí y del río
Anoia (más contaminados que el Llobregat) hacia el canal y así evitar que las aguas más sucias afectaran el suministro. El
Canal de la Infanta, al tener que coger este "agua" si o si (recordar que estábamos en plena dictadura), se convertía en un simple colector que apestaba por donde pasaba y cuya
mierda licuada impedía totalmente la agricultura, llevando a que los agricultores dejaran sus explotaciones en beneficio de la
especulación urbanística que, entonces igual que ahora, daba pingües beneficios.
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Un paisaje actual pero de otro tiempo |
El canal, de esta forma
ignominiosa e indolente, fue perdiendo su función original y, según aumentaron las reclamaciones vecinales por olores y molestias (utilizado como
caballo de batalla contra el régimen), con la llegada de la Democracia fue desapareciendo tanto de la vista como de la memoria bajo el peso del cemento y el alquitrán de las ciudades que se iban conformando. Un patrimonio histórico, natural y humano de impresionante valor, de esta forma,
se perdía ante la fuerza de la codicia, la desidia y la indiferencia de la gente que vivía a su alrededor.
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Patrimonio prostituido (Puente de La Remunta) |
Hoy en día, el
Canal de la Infanta ha desaparecido de muchos tramos -en Hospitalet pudo haberse preservado, pero no le dio la gana hacerlo al consistorio (
ver Ni historia, ni derecho a tenerla)- y en otros aún se mantiene en forma de cloaca o
acequias relictas, pero hay un buen trozo en que todavía funciona. Son unas modestas
300 ha que aún son regadas con su agua y que permiten mantener a cielo abierto aún 1.500 metros de canalización original entre Molins de Rei y Sant Feliu, sin embargo el legado de esta infraestructura ahora olvidada lo envuelve
todo. Las calles, los topónimos, la estructura de la ciudad, la red de alcantarillado... todo está influenciado por la existencia del Canal de la Infanta, un canal donde la gente se bañaba, pescaba, vivía y que, como reconoció el
Parlament de Catalunya, merece el reconocimiento de todos ya que sin él nada sería lo mismo en este perdido rincón del planeta.
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Canal de la Infanta aún activo en Molins de Rei |
Qué lástima que no quede nada por l'Hospitalet. Fui a una co conferencia-presentación de un libro sobre el Canal de la Infanta en el Centre Estudis L'Hospitalet
ResponderEliminarSergi: La verdad es que algo sí que queda. Convertido en cloaca aún se mantiene buena parte de su trazado y hay acequias aún en uso por los alrededores de Can Trabal. De todas formas, es muy difícil eliminar todos los restos del canal, ya que incluso el trazado de las calles reseguían las acequias del Canal de la Infanta, tal y como pasa en Santa Eulalia.
ResponderEliminarRespecto los libros, yo he colaborado en dos libros dedicados al Canal, uno editado por el CELH y otro por el CECBLL, por lo que es muy posible que yo estuviera implicado en la presentación que comentas.