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Pobles Medievals de Catalunya (2024)

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Capítulo 7: El asunto del canal

Un iceberg llamado ermita de Bellvitge

Ermita de Santa María de Bellvitge
Ermita de Santa María de Bellvitge
Si hay algún símbolo que por sí solo represente la historia y los destinos de L'Hospitalet, esa es la conocida ermita de Bellvitge. Dedicada a la advocación de Santa María y documentada desde 1279, esta pequeña iglesia está situada hoy día en medio de un desangelado parque, rodeada de los feos mamotretos de hormigón prefabricado del polígono residencial Bellvitge, la docena larga de carriles de la Gran Vía y la sombra de la incalificable torre del hotel Hesperia. No obstante esta circunstancia, la ermita de Bellvitge es uno de los edificios más antiguos de la ciudad, cuyos orígenes se remontan hasta el siglo X-XI. Una historia antiquísima que se nos esconde a plena vista porque, más allá del edificio que vemos, y talmente como si fuera un iceberg, la ermita tiene bajo tierra casi más construido que por encima. ¿Lo sabía?

Un entorno bucólico en 1953
Un entorno bucólico en el año 1953
Mucho ha cambiado el paisaje desde mediados del siglo XX hasta la actualidad alrededor de la ermita de Bellvitge. De los bucólicos campos que, con sus altos chopos y verdes huertas, la rodeaban se ha pasado a un paisaje urbano gris y negro como el cemento y el asfalto que ha invadido esta parte de la ciudad. Este cambio tan radical ha hecho que el lugar haya perdido la magia que tenía y que hizo que durante muchos siglos, aquella iglesia en medio de la nada fuera punto de peregrinación obligada de los hospitalenses y de no pocos barceloneses. Sin embargo, y pese a que la ermita se encuentra en el mismo sitio donde se construyó, el paisaje que le rodea hoy, o incluso durante buena parte de los últimos dos siglos, no tiene absolutamente nada que ver con aquel que había en este rincón del planeta cuando el pequeño templo se construyó. Nada.

La ermita, el cauce del Llobregadell y la costa del s.VIII
La ermita, el cauce del Llobregadell y la costa del s.VIII
La historia de Bellvitge arranca a finales del siglo X cuando, con el retroceso de los ejércitos musulmanes, el rio Llobregat se convierte en la frontera entre al-Ándalus y los condados catalanes. Esta nueva situación hace que los cristianos quieran tomar posesión de aquellas tierras recién conquistadas, pese a ser tierras pantanosas que el río Llobregat había ganado al mar hacía relativamente poco. De hecho, en aquel momento, la linea de costa se hallaba un kilómetro más hacia el sudeste, entre la actual costa y la Gran Vía, pero es que tan solo 2 siglos antes la costa estaba por encima de la Gran Vía, de tal forma que, donde hoy encontramos la ermita, habríamos encontrado una coquetona playa. Pero en el siglo X, el problema no venía del mar.

Metros de fango depositado y antiguos brazos del río
Metros de fango depositado y antiguos brazos del río
Hoy, si queremos ir desde el final de la Rambla Marina hacia la ermita de Bellvitge, hemos de cruzar los cuatro carriles de circulación que bajan paralelos a la rambla. No obstante, alrededor del año 1000, un caminante que quisiera hacer el mismo trayecto se habría encontrado con que tenía que cruzar, no una ancha calle, sino un antiguo cauce del río Llobregat llamado Llobregadell. Un cauce que, arrancando del meandro de la Marrada (ver La Marrada, el meandro olvidado de Cornellà-El Prat) atravesaba la llanura deltaica hasta la costa pero que, pocos años antes, había sido abandonado por el río al abrir un nuevo cauce más hacia el Garraf, en una de sus numerosas y violentas inundaciones.

La ermita inundada en los años 50 del S.XX
La ermita inundada en los años 50 del S.XX
Pese a este accidente geográfico que, lejos de quedar seco, había quedado convertido en una zona de marismas por obra y gracia del nivel freático del delta (ver El metro, un pozo escondido y el río subterráneo de la estación de L'Hospitalet-Av.Carrilet), la zona consta en el año 995 como perteneciente a una tal Amalvigia. Nombre que, con el correr de los años, pasaría a Malvige (entendido como “mal viaje”, documentado en 1057), convertido por oposición -al ser un lugar sagrado- en Benvige (1279), Belvige (1283) para acabar, finalmente, en Bellvitge (1323). Sea como sea, a principios del siglo XI, se conoce que la masía de Malvige dispone de una iglesia. Una iglesia que, perteneciente a la parroquia de Santa Eulalia de Provençana (ver Buigas y la olvidada "fuente mágica" de L'Hospitalet), correspondería a nuestra ermita aunque, para ser exactos, tendría que decir a su parte subterránea. Y es que cuando el río Llobregat impone su ley, los demás no pueden más que adaptarse.

Bellvitge tenía una cabecera similar a la de St. Climent de Taüll
Tenía una cabecera similar a la de St. Climent de Taüll
Efectivamente, según se ha sabido por excavaciones llevadas a cabo en 1981, la ermita original era un edificio de estilo románico de tres naves rematadas con un ábside y dos absidiolos en su cabecera, que tendría un aspecto muy similar a la de Sant Climent de Taüll, de la cual sería contemporánea. No obstante, el hecho de encontrarse en plena llanura de inundación, relativamente cerca del río y de un brazo abandonado (aunque activo en época de riadas) hizo que, a cada nueva avenida, la ermita se viera inundada. Inundaciones que fueron dejando su fértil carga de lodo en el terreno y que provocó que el terreno circundante fuera progresivamente aumentando de nivel. Aunque, claro... la ermita no lo hacía.

Interior de la ermita de Bellvitge
Interior de la ermita de Bellvitge
Así las cosas, a cada riada (y se tiene constancia de 185 desbordamientos desde el año 1100), la iglesia tenía que ser reparada y limpiada. Una faena que no siempre apetecía -¿para qué? ¿para que en dos días se vuelva a llenar?- lo que llevaba a que, en vez de quitar lo añadido, se pavimentara de nuevo sobre la capa de barro seco, creando una nueva solera que elevaba el nivel de uso de la ermita. Sin embargo, ello significó que tras pasar unos cuantos siglos de enfangadas y nuevos suelos, la ermita románica original habría tenido la altura de una caseta de perro. Por suerte, las continuas reparaciones, ya fueran por daños naturales o provocados por guerras, permitieron el recrecimiento de los muros exteriores y su progresiva adecuación a un nivel circundante cada vez más alto. No obstante, la destrucción de la iglesia por las tropas de Felipe V durante la Guerra de Sucesión hizo que en 1718 se hiciera tabula rasa y se levantara un nuevo edificio en estilo barroco aprovechando los muros del original, siendo éste el que ha llegado, con más o menos modificaciones, hasta la actualidad.

Absidiolo románico semicircular en la base de la ermita actual
Absidiola semicircular en la base de la ermita actual
En definitiva, que si excavamos los muros exteriores de la ermita de Bellvitge encontraremos que hay muro hasta llegar a los 5 metros de profundidad, que sería el nivel original del delta del Llobregat (ver El delta del Llobregat, una costa en retroceso) cuando se construyó la primigenia iglesia románica. Un nivel en el que se encontraron diversos cuerpos sepultados del siglo XII, acompañados de cerámica de la época y que nos habla de un tiempo, un espacio geográfico, una historia y unas costumbres que han pasado, pero que, tal y como nos enseña la propia ermita, son las bases sobre las que hemos construido lo que vemos hoy en día y sin las cuales no podremos comprender el esquizofrénico mundo que nos rodea.

Planta de la ermita con el absidiolo y las sepulturas
Planta de la ermita con el absidiolo y las sepulturas

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Comentarios

  1. Creo que podías haber buscado otros adjetivos menos subjetivos para el "desángelado" parque y los feos mamotretos

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  2. Cierto. Podía haber sido más objetivo utilizando adjetivos más hirientes y ácidos, pero no es un estilo en el que me sienta cómodo. Disculpa mi subjetividad.

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  3. Excelente articulo. Ahora ire a visitarla. Gracias!!!

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  4. A parte de los descalificativos tan subjetivos como los calificativos (quizás no era tan "bucólico" para los que trabajaban la tierra o pastoreaban ganado), hay muchas imprecisiones. Te numero algunas:
    1.La capilla del siglo XI pertenece a un mas y no estaba "en medio de la nada" porque había mucho movimiento: casas, torres, establos, huertos... que se compran y se venden... Sólo con leer las primeras 10 páginas de Jaume Codina ("Els pagesos... segles X i XI) ya te haces una buena idea.
    2. Amalvigia no era la propietaria de la zona sino de un canal que llevó su nombre hasta el siglo XIII, justo cuando se empieza a nombrar la ermita.
    2. Lo de que "Malvige" provenga de "mal viatge" es sólo una suposición que hizo Codina y que está muy poco justificada, aunque se repite.
    Por otra parte hay otros elementos que están muy acertados y te agradezco la cita de mi blog "Bellvitge educa". Sin acritud las observaciones.

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  5. Àngels: Jajaja! No te preocupes, por esta polémica no llegará la sangre al río. ;-) Eso sí, te querría hacer una serie de puntualizaciones, igualmente sin ningún tipo de acritud por mi parte.

    -Subjetivo. Sí, y no me escondo nunca. No creo en la "objetividad" del historiador, porque, a no ser que sea un dios, es un humano totalmente influenciado por su entorno, ergo subjetivo. Para mi, por tanto, los edificios de Bellvitge son mamotretos feos (mazacotes de cemento poco agraciados); por contraposición, por tanto, los terrenos agrarios son bellos y evocan armonía (bucólicos). Ello no es óbice para que un edificio de Bellvitge pueda ser un buen lugar para vivir, y que la vida del campo pueda ser un infierno. Esas son valoraciones a parte a la intención del texto, aunque igualmente subjetivas.

    -En medio de la nada. Por mucho que pasara gente y fuera una capilla más o menos cercana a una masía, el paraje no era la Rambla de Catalunya. La ocupación del delta se hizo a golpe de masía dispersa, por lo que la ermita no se encontraba en medio de una zona urbana, sino en medio de una plana deltaica inhóspita, inundable y poco poblada. Desde un punto de vista actual, la nada.

    -Amalvigia. Codina dice claramente que en 995 la terrateniente era una tal Amalvigia y que da el nombre a uno de los desagües del Llobregadell (Reguer d'Amalvigia). Posteriormente, se construye el mas y la capilla, recibiendo el nombre de Malvige. Conste que no me lo he inventado, tú misma reproduces el texto en "Bellvitge educa".

    -Mal viatge. Sí, es una de las explicaciones que más éxito han tenido en los últimos años. ¿Que es la verdadera? Seguramente no, pero a falta de documentación clara que la refute es la que tiene más visos de verosimilitud de las lanzadas hasta el momento, y por ello la explico.

    En fin, gracias por visitarme y felicitarte también por tu trabajo para la divulgación de nuestra historia. Todas las manos son pocas para conseguir ese objetivo. Saludos! :-)

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  6. Decir feos mamotretos de hormigon prefabricado es tan cierto que casi podriamos decir que es una visión objetiva de lo que es bellvitge, pero no hay que desangelarse por eso, el barrio lo hace su gente!

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  7. Unkful: Aquí te doy la razón:que Bellvitge es feo es una obviedad. La especulación urbanística más dura no creyó importante darle una estética amable o armoniosa sino meter cuanta más gente mejor, y se ve en el resultado. ¿Que haya gente a quien le gusta esa estética? De todo hay en la viña del Señor, pero estas apreciaciones no implican que sea un mal barrio, ni que (hoy) se viva mal en él, porque, como bien dices, un barrio lo hace su gente.

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