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La infame capada del ábside milenario de la ermita de Santa Eulalia de Provençana

Ermita de Santa Eulàlia de Provençana (S.XI)
Ermita de Santa Eulàlia de Provençana (S.XI)
Considerado el edificio más antiguo de L'Hospitalet al estar documentado desde el siglo XI, la ermita románica de Santa Eulàlia de Provençana es, en encontrarse en el origen histórico del municipio (ver La Medusa, el símbolo hospitalense que nunca volverá a la ciudad), uno de los estandartes patrimoniales más conocidos y valorados de la ciudad. A pesar de ello, esta pequeña ermita pasa totalmente desapercibida a los ojos de la población hospitalense, al encontrarse en la parte de atrás de la inmensa mole de la iglesia parroquial homónima. Iglesia que, construida en estilo neorrománico a mediados del siglo XX y con sus dos altísimos campanarios, se lleva todas las miradas de propios y extraños -siempre y cuando no esté encendida la Fuente Mágica, claro (ver Buigas y la olvidada "fuente mágica" de L'Hospitalet). No obstante, esto no tendría la más mínima importancia (el incremento de la población justificaría una iglesia más grande) si no fuera porque, para construirla, no tuvieron otra genial idea que derribar el ábside de casi 1.000 años de la ermita para encastrar el ábside de la iglesia moderna. ¡Con un par!

Resto del ábside eliminado
Resto del ábside eliminado
¿Qué fue lo que llevó a los constructores de la nueva iglesia de Provenzana a cargarse el milenario ábside del edificio más antiguo de Hospitalet? Realmente no se sabe, ya que no ha quedado constancia documental de cuales fueron las motivaciones que llevaron a semejante desatino, pero ya fuera deliberado, por inconsciencia o por un fallo épico de diseño, la cuestión es que el ábside románico desapareció. Y no es que fuera por falta de tiempo, porque el proyecto de construcción de la nueva iglesia, ya empezó a gestarse mucho tiempo antes.

Ermita de Santa Eulàlia de Provençana (1930)
Ermita de Santa Eulàlia de Provençana (1930)
A principios del siglo XIX, la ermita de Provençana las había visto de todos los colores. El hecho de haber quedado aislada en medio de los campos, había hecho que perdiera su antigua advocación en beneficio de la iglesia del barrio del Centro, hasta el punto de llegar a servir como almacén e incluso de gallinero. Sin embargo, durante el siglo XIX, se formó un pequeño núcleo de población en las cercanías que llevó a su restauración como templo y su conversión en parroquia. El continuo crecimiento poblacional por las oleadas de inmigrantes que llegaban al barrio de Santa Eulalia por la industria y la agricultura (ver El curioso origen de la estructura de calles de Santa Eulàlia de Provençana), acabó dejando el pequeño templo románico como insuficiente, así que en el cambio de siglo, el arzobispado de Barcelona se decidió a construir en las cercanías un nuevo templo más grande y práctico.

Diseño de Rubió i Bellver
Diseño de Rubió i Bellver
Así las cosas, en los primeros años del siglo XX (no hay una fecha concreta) el arquitecto Joan Rubió i Bellver diseñó una nueva iglesia para ser construida en terrenos adyacentes a la antigua ermita. Una iglesia de estilo bastante estrambótico que reflejaba las influencias de ser discípulo de Antoni Gaudí y de las tendencias de arquitectos holandeses. Sea como sea, el 23 de noviembre del 1923 se hizo una solemne ceremonia de colocación de la primera piedra del nuevo templo, si bien la falta de financiación y diversos retrasos hicieron que la cosa no progresara demasiado. De hecho, en 1925 se empezaron a construir los cimientos... y ahí que quedaron. La convulsa vida política del momento hizo que, a pesar de que el obispado recomendó la continuación de las obras en 1929 y en 1931, las obras quedaran inconclusas, no siendo hasta el final de la Guerra Civil que se plantearon la reanudación de los trabajos.

Iglesia en construcción (1954)
Iglesia en construcción (1954)
La guerra, no obstante, había pasado factura al antiguo templo, al haber sido saqueado y la rectoría incendiada (con todos sus archivos centenarios) en 1936, lo que llevó a una restauración de urgencia de la ermita y a la construcción en 1940 de lo que, posteriormente, sería el campanario derecho. En 1952,  el nuevo rector mosén Ramon Bertran, reanuda los trabajos del nuevo templo, solo que se olvida del diseño primigenio y encarga uno nuevo a Manuel Puig i Janer, que en aquel momento era el arquitecto municipal de L'Hospitalet.

Ábside original sacrificado (1931)
Ábside original sacrificado (1931)
En ese nuevo diseño, la iglesia de Provenzana pasaba a ser un templo de nave única y dos campanarios construido en un estilo neorrománico muy del gusto del franquismo de la época y Puig i Janer, para levantarlo, aprovecha los cimientos y algunos muros que habían sido construidos 30 años antes. De esta forma, a partir de 1954, se meterá caña a la construcción de la nueva iglesia, pero se conoce que no calcularon bien las medidas y, dada la falta de espacio, no se dudará en “rebanar” un par de metros de la parte de atrás de la ermita románica para encajar una de las capillas laterales del nuevo templo. Zarrapastrada que significó la eliminación de una gran parte del antiguo ábside, dando preferencia a una estructura secundaria del románico de mentirijillas respecto una estructura principal del románico de mil años de antigüedad. Increíble, pero cierto.

El alcalde Solanich y Mn Jubany en la inauguración
El alcalde Solanich y Mn Jubany en la inauguración
Sea como sea, no se les cayeron los anillos y, tras unos tres años de trabajos intensos, la nueva iglesia fue inaugurada y consagrada el domingo 10 de febrero de 1957 por el obispo auxiliar de la diócesis de Barcelona, monseñor Narcís Jubany i Arnau, el alcalde Ramon Solanich Riera y toda la curia franquista del momento. A partir de ese momento, el nuevo edificio -a pesar de que los campanarios no se acabaron hasta 1961-, pasó a ser el templo principal de la parroquia, relegando a la ancestral -y capada- ermita románica al papel secundario de bonito telón de fondo de fotos para la BBC (entiéndase “bodas, bautizos y comuniones”).

Iglesia nueva de Sta. Eulalia de Provençana
Iglesia nueva de Sta. Eulalia de Provençana
En conclusión, que en Hospitalet, se han hecho muy grandes y muy gordas con nuestro Patrimonio cultural, histórico y arquitectónico. Podríamos pensar que son cosas de otras épocas pero, como podemos comprobar día si y día también, este poco respeto por nuestro legado histórico (ver El silo ibérico de La Torrassa, el ignorado socavón de 2500 años de historia) continúa bien vivo por parte de unas instituciones que, lejos de asegurar su supervivencia, no hacen más que ponerlo en peligro continuamente. Solo cabe esperar que la creciente concienciación de la población hospitalense por la defensa de sus raíces, evite la mortal hemorragia que nuestra historia hace ya demasiado tiempo que padece.

Ayer fue un ábside milenario...¿qué será lo siguiente?

Ábside restaurado de la ermita románica
Ábside restaurado de la ermita románica

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Comentarios

  1. Genial el artículo, muy bien documentado y es verdad que es una pena que cortaran el ábside de la iglesia románica. Espero que no se vuelva a repetir. Artículos como éste nos devuelve la historia pérdida. Gracias

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