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El extraño caso de SM-046, la mujer que no conoce el miedo

¿Miedo? ¿Qué es eso?
¿Miedo? ¿Qué es eso?

Tal los tiempos que corren, la verdad es que tienes que ser un auténtico superhéroe o un ignorante integral, para no ponerse a temblar como una hoja, tan solo ponerse a ver cualquier noticiario televisivo. Y si nos ponemos a navegar por las redes sociales, entre bots rusos, terraplanistas, negacionistas, fanáticos religiosos, fake news y cazurros que adelantan a Hitler por la derecha, la verdad es que no hacerse el harakiri ante el negro panorama que tenemos delante, se convierte en un acto de heroicidad digno de encomio. La mayoría de personas, ante semejante bombardeo masivo de "no future" al mejor estilo punk de los 80, acabamos por tener miedo hasta del ratoncito Pérez, por lo que la desconfianza y la autoestima quien más y quien menos las tenemos por el suelo -nada más hay que ver las estadísticas de afectación de las enfermedades mentales, que crecen más que el precio de las judías verdes. No obstante, hay una mujer a la que toda esta situación no le afecta en lo más mínimo, porque no tiene miedo de nada. Lo gracioso es que no es una forma de hablar: no le tiene miedo a nada. A Nada. Es el extraño caso de SM-046, la mujer sin miedo.

El miedo es una respuesta fisiológica a un estímulo
El miedo es una respuesta fisiológica a un estímulo

Conocida con el nombre en clave de SM-046 (SM, para los amigos) para proteger su privacidad porque, si se conociese su nombre, su vida se convertiría en un auténtico infierno mediático, SM es una mujer norteamericana, nacida en 1964, que no se diferenciaría en nada de cualquier otra excepto porque no le tiene miedo a nada, y no hay ninguna situación de la vida habitual que le haga atemorizar en lo más mínimo. Situación tanto más extraña por cuanto no es un monstruo que ni siente ni padece sino, bien al contrario, es una mujer alegre, positiva y muy activa socialmente, hasta el punto de que estuvo casada y de su matrimonio tuvo tres hijos, que son su mayor fuente de orgullo y satisfacción. Hasta aquí, todo normal hasta que, en 1990, fue diagnosticada de una rara enfermedad de la cual tan solo se conocen unos 400 casos desde que fue descubierta en 1929: la enfermedad de Urbach-Wiethe.

Enfermedad de Urbach-Wiethe
Enfermedad de Urbach-Wiethe

La enfermedad de Urbach-Wiethe, descrita por primera vez por el dermatólogo checo Erich Urbach y el otorrinolaringólogo austriaco Camillo Wiethe, es una rara afección genética en que, por un fallo cromosómico, la piel se engrosa más de lo debido en algunas partes, creando diferentes síntomas, como voz ronca (al afectar el grosor de las cuerdas vocales), verrugas entorno a los párpados y afecciones dermatológicas diversas. No es grave, y no afecta a la vida normal de quien la padece pero, en algunos casos, este engrosamiento puede afectar el desarrollo del cerebro durante el crecimiento. Y he aquí lo que convierte a SM en un caso único en el mundo.

Ubicación de las amígdalas cerebrales
Ubicación de las amígdalas cerebrales

Cuando a SM se le diagnosticó la enfermedad de Urbach-Wiethe y se le hicieron diversos TAC (ver El TAC, el invento fruto de Los Beatles, una discográfica y un supuesto "retrasado" mental) para descartar que tuviera alguna afección cerebral, se vio que la enfermedad le había afectado las estructuras conocidas como amígdalas (no confundirlas con las de la garganta), hasta el punto de que las dos amígdalas -una en cada hemisferio- que todo el mundo tenemos, en el caso de SM habían quedado totalmente atrofiadas y, por tanto, sin función alguna. Relacionar esta inesperada tara cerebral con su extrañísima falta de miedo fue prácticamente automático.

Las amígdalas de SM están muertas
Las amígdalas de SM están muertas

Considerada parte del sistema límbico, las amígdalas estan relacionadas con el proceso de la memoria, la toma de decisiones y, sobre todo, con las respuestas emocionales negativas a los estímulos que recibimos. En un mundo en que conocemos mejor la superficie de Marte que nuestro propio cerebro, el hecho de disponer de alguien a quien solo le falla una parte muy concreta del cerebro, convertía a SM en una auténtica rareza. Una rareza que, con el tiempo, ha ayudado a la ciencia a definir el funcionamiento concreto de esta parte del cerebro.

La ignorancia del miedo le permite ser optimista
La ignorancia del miedo le permite ser optimista

Si bien SM es una persona absolutamente normal, los estudios de comportamiento han determinado que SM es una mujer alegre, pizpireta, a la que no le incomodan las distancias cortas, que tiene una gran confianza en sí misma y que no desconfía de nadie pese a que la vida la ha tratado como un trapo. Vivir en un barrio chungo, víctima de maltrato físico en casa, habiendo estado varias veces a punta de pistola y con un cuchillo en el cuello, y no tener el más mínimo asomo de depresión es poco menos que el ideal de persona resiliente y heroica que todo el mundo quisiéramos ser... pero, claro, la ciencia tiene bastante que decir ante este ejemplo extremo de entereza y humanidad (ver El peligroso problema de no sentir dolor: la analgesia congénita).

Las películas de terror ni la inmutan
Las películas de terror ni la inmutan

El hecho de que, a SM, no le funcionen las amígdalas cerebrales, provoca que reaccione poco o mal a los estímulos negativos, lo que no le permite reconocer ni personas, ni situaciones potencialmente peligrosas que al resto de la humanidad pondrían en estado de alerta. Ello la conduce a meterse en follones porque no reconoce los gestos faciales típicos del miedo o la furia lo que, por otra parte, le impide prejuzgar negativamente (todo lo malo que le ocurre son circunstancias de la vida) y hace que películas como El Silencio de los Corderos o El Resplandor, si bien no son como Bambi -SM es capaz de sentir asco e ira- no la hagan saltar del asiento lo más mínimo y la dejen que, ni chicha, ni limoná. Por otro lado, es capaz de tener un ataque de pánico muy potente en caso de sentir asfixia pero, no se equivoque, no es por el miedo a morir, sino por ser una sensación fuerte que no había sentido antes. Curioso cuando menos.

¿Epidemia de cerebros fritos?
¿Epidemia de cerebros fritos?

En definitiva, que más allá del caso extremo de SM-046, que prácticamente no conoce el miedo porque sus amígdalas cerebrales están fritas por su enfermedad, a lo que nos lleva su caso es a confirmar que, si queremos vivir sin tanto terror a lo desconocido, sin tanto temor al futuro, sin tanto pánico al qué dirán, sin tanto miedo por llegar a fin de mes, pocas cosas hay mejores que tener el cerebro frito y ser ignorantes de la realidad que nos rodea en nuestro día a día. Tal vez por ello, últimamente, hay tanto ignorante suelto por nuestras calles, por nuestras televisiones y por nuestras redes sociales.

Pobrecitos de los que sí nos damos cuenta.

Pobrecitos.

El agua, que le salía muy fría y gritaba...
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