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Capítulo 8: El cierre de la tienda

"20 años, 20 historias"-Capítulo 8: El cierre de la tienda


Tienda cerrada
Tienda cerrada
2012 fue, para mi, un autentico "annus horribilis". La crisis económica que había saltado en 2008 y que afectaba a gran parte de la sociedad española, lejos de amainar, se hizo más dura que nunca, lo que produjo que el negocio familiar de venta de chándals y artículos deportivos fuera de mal en peor. La entrada en el mercado deportivo de las grandes superfícies tipo Decathlon, junto a los recortes draconianos en educación, hicieron que mi clientela redujera drásticamente el presupuesto dedicado a uniformidad y material deportivo. Lo peor del asunto fue que, no solo cortaron el grifo, sino que lo hicieron todos a la vez, volviendo la situación insostenible: clientes que solían gastar sobre los 20.000 euros anuales, en aquel año pasaron a facturarnos menos de 5.000; los que consumían menos o al detall, simplemente desaparecieron. La cosa pintaba muy, pero que muy mal.

Estresado hasta niveles nunca vistos -vivía en una cinta continua de auras y migrañas- por una situación que no era capaz de cambiar por mucho que me esforzaba, desaparecí totalmente del blog, ya que el tiempo lo dedicaba a intentar llegar a más clientes y a introducir cambios de todo tipo (horarios, estéticos, implantación aún mayor en redes, ofertas, apertura al mercado exterior...). Todo era en vano. Y es que si tus clientes tienen los bolsillos vacíos, resulta imposible que te llenen los tuyos. Así de fácil. Así de duro.

En esta tesitura, en que el tiempo lo pasaba en el trabajo y, cuando ya no podía más, luchando por lo del Canal de la Infanta (ver Capítulo 7: El asunto del canal), actualizar el blog se convirtió en una utopía. No en balde el año 2012, con tan solo 12 entradas publicadas, ha sido el año en que menos artículos he escrito hasta la actualidad. Mi atención y mi vida se las llevaba la tienda, con la ilusa intención de apartarla del fútil destino que tenía marcado. Con todo el dolor de nuestro corazón, el 31 de mayo de 2012 bajaba la persiana definitivamente Castillo Sports, la empresa familiar que habíamos fundado en el lejano año de 1984.

He de reconocer que, aún ahora, tras más de doce años transcurridos, me resulta doloroso hablar sobre el cierre de la tienda. La aplastante impotencia de no poder haber sido capaz de enderezar el rumbo de la nave, la vergüenza infinita de tener que pedir ayuda económica a mis padres y a mi pareja para atender las deudas contraídas, la rabia eterna por la situación en la que, sin desearlo, me encontraba... todo ello creó un brebaje denso, indigesto, que en el silencio de mi interior, mi alma no conseguía digerir. Que, en el fondo, aún no he digerido.

Sea como sea, en el duelo eterno del cierre y todo lo que comportaba, que me convirtió en un amo de casa forzado, me apunté a todas las empresas de trabajo que me salían al paso para poder volver a trabajar. En principio, con mi experiencia y conocimientos, no debía de tardar mucho en volver a entrar en el mundo de los "currantes", por lo que empecé a enviar currículums como si no hubiera un mañana. Decenas. Cientos. Miles.

Me dediqué en cuerpo y alma a la búsqueda de empleo y me olvidé totalmente del blog. Desde mayo de 2012 a marzo de 2013 tan solo escribí 5 artículos, ciscado en enviar currículums y currículums de todas las formas, tipos y estilos posibles. Nada. El silencio más aterrador. Tan solo una empresa tuvo la decencia de solicitarme una entrevista que, encima, faltando un par de días para la fecha de la reunión, me la anuló y de ella nunca más se supo. ¿Qué era lo que estaba produciendo esta total falta de la más mínima respuesta?¿Edadismo por tener 44 años?¿Demasiada exposición mediática para las empresas con el asunto del canal? No tenía respuestas. Desesperación absoluta

En mayo de 2013, un año después de cerrar la tienda, el vacío era tan denso como mi desmoralización. Una desmoralización que tan solo el apoyo de mis seres queridos evitaba que fuera a instancias mayores...y peores. En esta circunstancia, una buena amiga (tristemente desaparecida) me puso en contacto con una amiga suya que era asesora laboral, y a la que planteé mi situación. La pobre se quedó de pasta de boniato, ya que todas las soluciones que me proponía ya las había implementado sin ningún resultado favorable. Ante tamaño atolladero, después de darle vueltas al asunto, se le encendió la bombilla y me dijo... ¡tu blog! Hasta aquel momento, Memento Mori había sido simplemente un entretenimiento personal pero, en aquellas circunstancias tan desfavorables, publicar en aquella tribuna virtual era la forma de conseguir visibilidad y despuntar para conseguir oportunidades que de otra forma no se estaban produciendo.

-¿Verdad que eres escritor?
-Sí, claro. Tengo hasta un libro publicado.
-¿Verdad que eres historiador?
-Sí, escribo sobre historia.
-Pues estás tardando...

A partir de aquel momento redescubrí mi blog, mi viejo y querido blog, convirtiéndose en mi tabla de salvación. Retomé la costumbre de escribir de nuevo y empecé a publicar artículos de curiosidades históricas casi a diario. Me lo tomé tan en serio que, por ejemplo, en septiembre de 2013, publiqué 28 posts en los 30 días que tiene el mes; no perdoné ni el día de mi cumpleaños (el 19). Ante este alud de nuevas publicaciones, los resultados no tardaron en llegar y, en noviembre de 2013, Memento Mori alcanzaba las 200.000 visitas. Una cifra nada desdeñable para un blog como éste, pero que quedaría a la altura del betún ante lo que vino después.

No os perdáis el siguiente capítulo.


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