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El Baychimo, el increíble Barco Fantasma del Ártico

S.S. Baychimo
Los barcos fantasmas, como aquel del Holandés Errante, han salpicado desde los tiempos de maricastaña la historia de la navegación marítima. Bajeles que surcaban los mares cargados de tesoros y con una tripulación inexistente o consistente en anoréxicos cadáveres, han estado desde siempre en boca de los marineros en las anodinas noches de viajes oceánicos. La inmensa mayoría de estas historias de barcos con "derecho a decidir" propio que han llegado hasta la actualidad han sido fruto del folclore o de la desbordante imaginación -aderezada con una buena cogorza normalmente- de las tripulaciones de los barcos durante siglos pero no todas lo son. De hecho, un carguero, abandonado en 1931, fue visto en 1969 navegando tranquilamente... y a fecha de hoy no se tiene constancia de que se haya hundido. Se trata del SS Baychimo, el Barco Fantasma del Ártico.

La historia del SS Baychimo se inicia en 1914, cuando con el nombre de Ångermanelfven, este carguero de vapor de 70 metros de largo y 1322 toneladas fue construido en Suecia para la marina alemana, participando durante la I Guerra Mundial. Una vez acabada ésta, el barco fue cedido al Reino Unido como compensación de guerra, donde pasó a ser llamado "SS Baychimo", nombre con el cual se ha hecho conocido.

El Baychimo, atrapado en el hielo
El Baychimo, adquirido por la Hudson's Bay Company durante su vida útil, se dedicó a recorrer las costas árticas de Canadá, conectando los diferentes puertos de la zona y comerciando con pieles. Todo fue bien -completó nueve viajes al Canadá- hasta que el día 1 de octubre de 1931, el Baychimo se vio atrapado en el hielo a un kilómetro mar adentro de Barrow (Alaska). La tripulación de 36 hombres, temiendo repetir la epopeya de Shackleton (ver La inaudita proeza de Shackleton) decidió abandonar el barco y se refugió en Barrow esperando que las condiciones mejorasen.

Pasados dos días, el barco se había desprendido del hielo, pero el avance de la época invernal y el movimiento de la banquisa hicieron que a los pocos días, el barco volviera a estar atrapado, aún con más fuerza si cabe. La tripulación fue evacuada en aviones, pero unos pocos quedaron en un puesto cercano en espera de recuperar el barco al llegar la primavera. La valiosa carga de pieles valía la pena. 

Rescate de la tripulación
El 24 de noviembre. una tremenda tormenta de nieve con temperaturas por debajo de los -60ºC, azotó la zona durante tres días y cuando amainó, los tripulantes encargados de vigilar el barco se dieron cuenta que del barco no había ni rastro. El SS Baychimo, atrapado por el hielo había desaparecido totalmente. El capitán, pensó que el barco no había sido capaz de soportar la tempestad y que se había ido al fondo del mar, por lo que dio por perdida la carga y la nave. Pasados unos días, la tripulación recibió noticias de un cazador inuit, el cual había visto el barco a unos 72 km al sur encajado en un témpano de hielo. 

El Baychimo, atrapado por la banquisa en 1932
Tras encontrarlo, descargaron las pieles más cotizadas y abandonaron el barco allí, ya que dado el estado del barco y la llegada del duro invierno, había pocas posibilidades de que el SS Baychimo pudiera sobrevivir a la rotura del hielo. Sin embargo, poco imaginaban que el barco sería capaz de soportar aquella temporada de hielos y, como mínimo... ¡38 temporadas más!

El primer avistamiento posterior al abandono se hizo 480 kms más hacia el oeste tan solo un par de meses después, y en marzo de 1932, se vio navegando tranquilamente cerca de las costas de Nome (Estrecho de Bering, Alaska). A partir de aquí fue visto en 1933, 1934, 1935, 1939... siendo visto por diversas personas -incluso un grupo de esquimales encontró en él refugio a una tormenta de nieve en 1933- siendo intentado recuperar por diversas expediciones que tuvieron que desistir por el mal tiempo.

Baychimo en 1933
Los avistamientos aislados siguieron desde entonces y, en 1962, se volvió a ver navegando a la deriva y sin tripulación en las costas del Mar de Beaufort, a miles de kilómetros al este de los primeros avistamientos. La última observación documentada se remonta al 1969, en que el SS Baychimo pudo verse incrustado en medio de los hielos polares. Desde entonces no se ha vuelto a ver, pero lo gracioso del caso es que, si se ha hundido, lo ha hecho sin dejar ningún tipo de rastro.

Esta desaparición misteriosa -si el desaparecer después de 38 años a merced del hielo polar, se puede entender por misteriosa- llevó al gobierno de Alaska a iniciar un proyecto en el 2006 con la intención de encontrar el barco fantasma del Ártico, ya estuviera todavía flotando o bien en el fondo del océano.

Sea como sea, del carguero de pieles no se ha vuelto a saber nada desde el último avistamiento en 1969. Tal vez haya sido solamente una casualidad de la naturaleza y la conjunción de toda una serie de afortunadas situaciones, pero la leyenda del SS Baychimo -en este caso un mito totalmente real- ha pasado a la posteridad como uno de los más misteriosos barcos fantasmas de la historia.


El SS Baychimo, el Barco Fantasma del Ártico


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