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Capítulo 7: El asunto del canal

La utilidad de un arroz para enganchar tochos

Gran Muralla China
La receta perfecta para un buen arroz, convendrán los que saben del tema, es darle su tiempo justo de cocción y servirlo a la mesa en el momento preciso. Sin embargo, los que somos "cocinillas"-que la mayoría de las veces nos metemos a faroleros sin tener faroles- muchas de las veces estamos por todo menos por la olla o paella, y cuando servimos los platos, en vez de un plato de arroz, estamos sirviendo un engrudo a base de cemento armado que los invitados pueden aprovechar para enganchar ladrillos, porque como se lo coman, José Coronado va a tener que hacer horas extraordinarias promocionando yogures. Tal vez esta situación le parezca exagerada, pero si le digo que los chinos, hace 1500 años, utilizaron el arroz como cemento para levantar la Gran Muralla... igual lo ve de una forma diferente.

Cultivo de arroz
Cuando hoy día vemos la mole que representa la Gran Muralla China, nos maravillamos de la capacidad que tuvieron los ingenieros chinos de hacer una construcción, capaz de ser vista desde el espacio, y que haya aguantado los embates del tiempo tal y como lo ha hecho ésta. Esto mismo ha fascinado largamente a los ingenieros actuales, los cuales se hacían cruces de cual era el secreto del mortero que utilizaban, que era capaz de plantar cara incluso a la maquinaria pesada actual... hasta que lo descubrieron: el arroz.

Una auténtica plasta
Como he explicado antes, todo el mundo conoce lo que le pasa a un arroz cuando se pasa de cocción y absorbe todo el caldo. El arroz, en esas circunstancias, pasa a ser una enganchosa plasta informe que no hay Cristo que se la coma y que como dejemos secar, el problema será nuestro para sacarlo de su recipiente. Este detalle no pasó desapercibido para los chinos, los cuales tuvieron la feliz idea de mezclar el arroz con cal muerta, creando con ello uno de los morteros más duros y resistentes que se han descubierto hasta la actualidad.

Arroz glutinoso o mochi
Para más inri, este cemento, mezcla de material orgánico e inorgánico -capaz incluso de aguantar terremotos- utilizaba un tipo de arroz especialmente sabroso y pegajoso que se cultiva y consume intensamente en la cocina de todo el sudeste asiático, llamado arroz glutinoso o arroz mochi.

El arroz, un inesperado cemento
Según los análisis químicos efectuados a este tipo de mortero,  la amilopectina (un carbohidrato principal componente del almidón) desprendida por el arroz, al entrar en contacto con el hidróxido de calcio de la cal muerta provocaba que los cristales de carbonato cálcico de la cal que crecían al secar la argamasa, fueran más pequeños de lo acostumbrado. Ello conferiría al cemento con base de arroz una estabilidad y una fuerza de unión prácticamente mítica, lo cual lo haría especialmente solicitado en la arquitectura china.

Ladrillos unidos con arroz
Tal era la fuerza demostrada por este cemento-paella que fue utilizado profusamente por la ingeniería china para levantar todo tipo de edificios religiosos, civiles y militares que necesitasen una especial resistencia y durabilidad en el tiempo, tal y como lo demuestra su uso en la misma Gran Muralla.

En la actualidad, las investigaciones en búsqueda del secreto del mortero chino de arroz, han llevado a la conclusión que, debido a su resistencia mecánica excepcional, la utilización de este tipo de cemento es el más idóneo para la restauración y consolidación de antiguos edificios. Así que ya lo sabe... la próxima vez que le pongan arroz pasado en el plato, no se lo coma y guárdelo como oro en paño: siempre hay chapucillas que hacer en las casas.

Los chinos, lo hicieron.


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