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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Uniformes antidiscriminatorios.
El uniforme escolar siempre ha sido visto como un signo de represión de la libertad personal, elitismo y hasta un cierto punto de ostentación, y ha sido ámpliamente denigrado por la izquierda más progresista, la cual ha luchado por su abolición siempre que ha podido. Actualmente ha sido eliminado de la escuela pública y de buena parte de la escuela privada excepto casos concretos que parecen llegar a confirmar los prejuicios vertidos hacia él. Yo, sin embargo, desde mi punto de vista de profesional del sector e izquierdista convencido tengo una visión muy diferente del asunto.
Cierto es que el uniforme escolar (entiéndase cualquier elemento de vestir obligatorio en una escuela) en según qué colegios puede llegar a ser utilizado como un elemento meramente clasista, pero el uso inapropiado de una parte de sus usuarios no tendría que cegarnos de las partes positivas que el mismo tiene y que no son pocas. Toda la vida en el ajo te da elementos de opinión contrastados.
Con la supresión del uniforme se pretendía promover la libertad individual del alumno sin supeditarla al poder quasi-omnímodo de la dirección de la escuela. Así mismo, se pretendía que la escuela llegara a todo el mundo independientemente de la capacidad pecuniaria de la familia y hacer, por tanto, más igualitaria y universal la enseñanza. Se creyó de pies juntillas en estas ideas y se impuso como regla. No obstante, como todo en esta vida, la teoría va por un lado y la realidad, por otro.
En un colegio público, por ejemplo, se mezcla gente de origen muy diverso y economías aún más diversas dependiendo de la zona de ubicación. Cada uno viste como buenamente puede o quiere, pero justamente eso provoca que a ojos de los alumnos -y de los padres- no todos sean iguales, produciéndose odiosas comparaciones y “competiciones”. El que tiene más, quiere dejarlo bien patente; quien tiene menos no quiere quedarse atrás. Y aquí comienza a enmerdarse la cosa.
En mis años de tendero he visto mucha gente muy corta de recursos haciendo auténticas filigranas económicas para poder comprarle al hijo o hija los chándales o zapatillas deportivas de marca X para ir al colegio y dar una imagen que no corresponde con su posición económica . Filigranas que implican en muchos casos -sensu estrictu- quitárselo de comer. Siempre va bien hacer un poco de régimen, el estómago no se ve.
Las familias se vuelven locas cuando el niño ha visto a fulanito con aquellas bambas de moda y se encapricha. ¿Cómo decirle que no pueden afrontarlo? Lo más normal sería hacérselo comprender al crío, pero seamos sinceros, son la minoría de padres los que lo hacen, y aún más minoría los tiernos infantes que lo llegaran a comprender. La mayoría de progenitores a poco que puedan se lo dan: otra ficha de dominó ha caído.
Sin embargo en un colegio uniformado, esta situación no se da. Los niños van todos iguales, si, pero se conocen todos iguales también y no hay diferencias sustanciales entre ellos. Adidas o Nike no marcan la diferencia en clase, sino la forma de ser de cada uno y las capacidades cognitivas del individuo, ayudando a los chavales a coger confianza en si mismos y a sentirse respaldados. Encima, los padres no tienen que romperse la cabeza cada día con lo que han de ponerles.
Actualmente es factible uniformar a buen precio un colegio sin necesidad de pagar las burradas que algunos colegios de supuesta élite están cobrando, pero para ello se ha de cambiar los prejuicios tontos sobre unas prendas de vestir denostadas por una parte de la sociedad y que sin duda hacen más bien que mal a esa misma sociedad que en buena parte la repudia.
Si todos somos iguales, solo nos han de diferencian nuestras capacidades, no nuestro dinero.
-¡¿Uniformes de Instituto?! ¡Puedes imaginarte a todo
el mundo vistiendo lo mismo cada día!
-Tío, ¿dónde has conseguido esa camiseta?
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A nnosotros se nos decía eso,que el uniforme era positivo, pero la gente se distinguía por las bambas, por las mochilas, por cualquier cosa. Para mí el uniforme era fundamentalmente un atentado a la estética.
ResponderEliminarHoy en dia y por el modo de vestir de los alumnos muchas escuelas se replantean su uso...tangas a la vista, pantalones que llegan a las rodillas y que dejan ver no ya la goma del calzoncillo sino todo el culo, camisetas inexistentes...
Habría que poner uniformes a todos, y que desfilaran en el patio. Ah, en mis tiempos...
ResponderEliminarholas!bueno yo soy de Argentina y voy a un colegio privado en el que tengo q usar un uniforme horrible!en realidad,por ejemplo en mi ciudad,los q vamos a colegios privados nos los sacamos porq nos da verguenza o ocultamos el escudo!porq es una mierda!!yo creo en la igualdad,pero aca uniforme=cheto (rico presumido,por decirlo de alguna forma)no algo q nos dé mayor clase social, solo VERGUENZA ja,ja,ja
ResponderEliminarHola, muy interesante el post, saludos desde Colombia!
ResponderEliminarBuen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
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