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Turritopsis nutricula |
Ser inmortales, ha sido el sueño desde siempre del ser humano, el cual, como todo el resto de seres vivos del planeta
se ve obligado a morir más tarde o más temprano como parte de la degeneración de la maquinaria genética que nos forma. Para poder salvar este escollo, la vida se ha inventado la
reproducción (ya sea sexual o asexual) como forma de poder prolongar en el tiempo la existencia de la vida, que de otra forma tendría una
fecha de caducidad más bien cercana ya que todos los seres vivos hemos de morir... o eso se pensaba
hasta ahora. Para su sorpresa, le informo que hay un pequeño bicho, una medusa, que ha conseguido desarrollar una estrategia para
esquivar la visita de la Parca al margen de cualquier tipo de reproducción. Le invito a conocer su secreto.
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Ciclo de la vida reversible |
Imagínese que usted es una persona normal (¡haga el esfuerzo, venga!). A partir de un espermatozoide y un óvulo se desarrolla un embrión y un feto hasta el momento en que nace, en que se convierte en una personilla un tanto cabezona. El crecimiento continúa, pasando por la niñez, la adolescencia, la madurez, e iniciando un proceso de degeneración que culmina con la vejez y la muerte. Pues bien, imagínese que cuando está a punto de morir, su cuerpo comienza a deshacer el camino andado y se vuelve progresivamente más joven. De la vejez, pasa a la madurez, de aquí a la adolescencia y de aquí a la niñez, donde se para el rejuvenecimiento y vuelve a envejecer como si nada hubiese pasado, creando un ciclo sin fin donde el mismo individuo se desarrolla e involuciona tantas veces como sea necesario. Este es, justamente, el secreto de la inmortalidad de la medusa Turritopsis nutricula.
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4 o 5 mm de diámetros de inmortalidad |
La
Turritopsis nutricula es una pequeña medusa acampanada de escasamente 4 o 5 mm que puede llegar a tener unos 90 tentáculos en su etapa adulta. Es originaria del Caribe, si bien está distribuida por todos los mares cálidos del planeta -incluido el Mediterráneo- en buena parte propiciado por las
cargas y descargas de lastre de los barcos mercantes en trasiego por todo el mundo. En principio, a parte de ser una
medusa pequeña, no se diferenciaría de cualquier otra, ya que sigue el ciclo normal de desarrollo de las medusas, es decir, los huevos fertilizados se posan en el suelo, crecen y cuando llegan a un punto, se separan de sus pies y vagan por el mar donde se reproducen (hay medusas y "medusos"), generando huevos que vuelven a cerrar el ciclo, muriendo posteriormente
como todo hijo de vecino. Sin embargo, los científicos han detectado que nuestra medusa "inmortal", en según qué circunstancias adversas, a partir de un cambio en las células que forman su cúpula (conocida científicamente como "umbrela") es capaz de volver atrás y desde la fase "flotante",
retroceder en el desarrollo y volverse a fijar en el suelo actuando como si fuera un huevo de medusa normal y corriente.
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Desarrollo de ida y vuelta |
Esta circunstancia, tras experimentos efectuados por biólogos de la
Universidad de Pensilvania, se ha visto que es repetible tantas veces como sea necesario, lo que significaría que este pequeño animal habría encontrado
la fuente de la eterna juventud... al menos en teoría, porque en la práctica es un
tanto distinta.
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Inmortalidad limitada |
La realidad es que, si bien tiene esta capacidad de autoregeneración, no está libre de los azares normales de la vida, o lo que es lo mismo, que
los depredadores se los pueden comer, pueden padecer accidentes y están a merced de
la intemperie y enfermedades como cualquier ser vivo. Es la combinación entre la reproducción sexual y esta regeneración celular, junto con la redistribución
gracias a la mano del hombre la que ha conseguido que una
turritopsis de las costas españolas, otra del Caribe y otra del mar del Japón puedan llegar a tener
el mismo código genético.
Esta capacidad de inmortalidad ha hecho que muchos alarmistas hayan puesto el grito en el cielo por la posibilidad de estar frente a una auténtica invasión del planeta dada su capacidad de proliferación. Aunque, si usted es de los que piensa así, le recomiendo que no se preocupe demasiado: La actividad del ser humano es mucho peor y, éste, si que tiene capacidad de destruir el planeta... incluso al único ser inmortal que existe sobre su superficie.
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Turritopsis nutricula, el único ser inmortal de la Tierra |
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