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¿Conoces mi último libro?

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El curioso origen de los cuernos de Moisés

Moisés cornudo
Para un número demasiado grande de fieles, la Biblia, a parte de uno de los libros más publicados en el mundo, es una suerte de axioma el cual ha de interpretarse al pie de la letra, con todas las consecuencias que ello comporta (ver El Diluvio del Mar Negro). Libertades de culto y de pensamiento a parte, el hecho de tomar un texto tan antiguo y tan reproducido en un sentido estricto y literal, implica asumir toda una serie de riesgos que pueden llegar a ser hilarantes en algunos casos. O si no, que se lo digan al pobre Moisés, el cual, gracias a un error en la traducción de la Biblia, durante siglos llevó un par de cuernos cual chotillo desgreñado.

Moisés de la Catedral de Tarragona
Una de las esculturas más admiradas de todos los tiempos ha sido el Moisés de Miguel Ángel. Esta escultura de mármol, realizada en 1513 y ubicada en la basílica de San Pietro in Vincoli, en el mausoleo del papa Julio II en Roma, es una de las obras maestras de la escultura mundial. Esta estatua de 2,35 metros de altura por 95 cm de anchura y 1 m de profundidad, destaca por el grado de detalle de su vestimenta, piel, barba...y cuernos. Sí, efectivamente; la excelsa cabeza del patriarca hebreo se encuentra decorada con un par de cuernecillos que no se sabe muy bien qué es lo que pintan ahí. Esto, que pudiera parecer un error o un capricho del genial Miguel Ángel, no es tal, y otro ejemplo de representación de un Moisés cornudo lo podemos ver en el pórtico de la catedral de Tarragona, construido a finales del siglo XIV.

La Vulgata
Durante todo el medievo y hasta el uso generalizado de la imprenta durante el siglo XVI, la Biblia más difundida por el cristianismo era la traducción al latín que había hecho San Jerónimo (ver Silvania, la santa que no se lavó jamás) de la Biblia hebrea y griega a finales del siglo IV. Esta edición, encargada por el papa Dámaso I a San Jerónimo, compilaba los textos griegos y hebreos y, a su vez uniformizaba las distintas traducciones parciales que se habían hecho al latín. Esta versión se denominó "Vulgata editio" (edición divulgada), pero fue más conocida como "la Vulgata".

No obstante el trabajo de chinos realizado, el mejor escribiente echa un borrón y San Jerónimo, cuando tradujo de la Biblia hebrea el capítulo correspondiente a cuando Moisés baja del monte Sinaí con las tablas de los mandamientos, cometió un error de bulto que fue el detonante de toda la profusión de Moisés cornudos durante casi 1.200 años.  

San Jerónimo
En la Biblia hebrea, en el libro del Éxodo (34: 29-35), se especificaba "karan ohr panav" (un rostro del que emanaban rayos de luz), pero en hebreo -como en el árabe- las vocales no se escriben, de tal forma que la palabra "karan" se escribiría "krn"  lo cual podía ser interpretado como "karan" (iluminado) o "keren" (cuerno). Puestos a escoger una de las dos, escogió la que no tocaba, evidentemente, y tradujo la frase a "cornuta esset facies sua" (su rostro era cornudo). Y traducido esto, descansó.

Miguel Ángel Buonarroti
Miguel Ángel, como tantos otros artistas anteriores, siguieron al pie de la letra el relato de la Biblia y procedieron a representar a Moisés siempre con cuernos, la cual cosa le daba una imagen ciertamente peculiar. Sin embargo la Biblia ponía eso, por lo que obviar este sutil detalle por raro que fuera, era hacer oposiciones a hereje en tanto que se estaba poniendo en duda los textos sagrados (ver Miguel Servet, la ardiente sangre de un rebelde incomprendido). Pero... ¿cómo puede alguien equivocarse tanto al hacer una traducción, y más siendo un traductor experimentado? ¿estaba borracho? Según parece, a pesar del error de interpretación, la elección de la cornamenta estaría más fundada que no parece.

El dios Júpiter-Ammón
San Jerónimo, según sus notas, entendió la palabra hebrea "krn" como sinónimo de glorificado, lo cual tendría cierto sentido. Hemos de recordar que San Jerónimo vivió durante el Imperio Romano, y las tradiciones romanas aún estaban vivas si bien en franca decadencia. En ellas, los cuernos eran un elemento de virilidad, poderío y fertilidad y estaban ampliamente distribuidos sin el sentido peyorativo y maligno que posteriormente el cristianismo les otorgó. Los faunos, el dios Júpiter-Ammon o incluso el mismísimo Alejandro el Magno, eran representados con cuernos como símbolo de poder y magnificencia, por lo que ver bajar a Moisés del monte Sinaí con un par de astas después de haber visto a Dios, tampoco debió parecer ninguna barbaridad como lo sería hoy día, sino más bien al contrario.

Charlton Heston
Sea como sea, durante siglos Moisés siguió con sus cuernecitos, hasta que las nuevas versiones de la Biblia -a partir del siglo XVI- ya corrigieron el error y los artistas que se basaron en ella cambiaron los cuernos por rayos de luz. Este error demostraría que tomar fanáticamente y de forma literal cualquier texto transmitido por el ser humano, es poco menos que una necedad... ¿Alguien se imagina a estas alturas a Charlton Heston en Los Diez Mandamientos calzando un par de cuernos? Eso sí que sería una herejía.

Una obra maestra... cornuda

Webgrafía

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Curioso lo de la muestra de virilidad, que no han dejado de serlo hoy en día un par de cuernos bien puestos, pero la virilidad, en lugar de ser propia para quien los recibe, ha pasado a ser ajena.
Unknown ha dicho que…
Este artículo, duchamente recopilado por Ireneu, tras un estudio exhaustivo, demuestra la inutilidad de algunos traductores desde la antigüedad.

El tema fue estudiado a fondo al considerarse dicho material sobre Moisés, para la película a la que se refiere Ireneu Castillo. Fue Cecil B. De Mille, quien inició las discusiones, en los años 60, si no me equivoco. Recuerdo que la nueva traducción hacía hincapié en que, lo que antiguamente se interpretaba como cuernos, eran rayos de luz, pero que formaban, cada uno de los "cuernos" el principio de una corona, o halo, con lo que se vén coronados a ángeles y santos en muchos cuadros y esculturas, cuando los rayos se proyectan en sentido circular, completando la corona. "K...r ...n", etimoló-gicamente no se encuentra muy lejos de 'corona', tiene los ingredientes fundamentals para ello.
Como siempre, todo lo que escribe Ireneu lo encuentro hiperinteresante y expertamente investigado.
Joe A A Silmon-Monerri, Manchester, RU.

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