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La Bomba del Zar, la bomba nuclear que asesinó a la Tierra

Hongo atómico de La Bomba del Zar
Desde que los Estados Unidos lanzaron las dos bombas sobre Hiroshima y Nagasaki y se pudieron ver sus terribles efectos sobre la población civil, el mundo entero empezó a ser consciente de la capacidad ilimitada de destrucción que tenía en sus manos el ser humano (ver La extraordinaria suerte (o no) del hombre que nació tres veces). No obstante este miedo (o justamente por ello), la carrera armamentística entre EE.UU y la URSS se aceleró de forma disparatada buscando un arma nuclear cada vez más potente con el cual dar más miedo al oponente. Y como suele pasar, si buscas algo con ahínco, corres el riesgo de encontrarlo... y lo encontraron. La URSS, en 1961 construyó y detonó la mayor bomba atómica de la que se tiene registro: la Bomba del Zar.

Zona de la explosión
En 1961, la Guerra Fría estaba -qué contrasentido- en plena ebullición. El infantil "y yo más" entre yanquis y soviéticos no hacía más que subir peldaños de tres en tres, a base de diseñar, construir y explotar en sus respectivos campos de pruebas atómicos los cada vez más potentes artefactos nucleares que sus ingenieros eran capaces de crear. Evidentemente, las pruebas tenían que ser hechas a cielo abierto para que el contrario pudiera ver el "musculito" atómico que podía caerle en su casa. Inteligencia a raudales, vamos.

Ingenieros ensamblando la bomba
En este escenario, los rusos crearon la que se dio a llamar "la Bomba del Zar", una bomba del estilo de las de Hiroshima (aún no se había desarrollado el GPS ni los misiles intercontinentales -ver Von Braun, los oscuros teje-manejes de un Estado), pero de 8 metros de largo, 2 m de diámetro y un peso de 27 toneladas, peso que obligó a modificar un Tupolev Tu-95V para poderla transportar y lanzar. Con estas medidas, podrá imaginar que un petardo, no era exactamente.

Cuando la diseñaron, la Bomba del Zar estaba pensada para tener una potencia inicial de 100 megatones, o lo que es lo mismo, más de 7.000 veces la bomba de Hiroshima. Por suerte, en el último momento los ingenieros soviéticos se cortaron un poco, y la redujeron a la mitad -50 megatones- y aún así, la prueba fue tremenda.

Momento del lanzamiento
El 30 de octubre de 1961, el bombardero Tu-95V, volando a 10.500 metros lanzó sobre el campo de pruebas atómicas de Nueva Zembla la Bomba del Zar, la cual estaba equipada con un paracaídas de 800 kg con el fin de retrasar la caída y dar tiempo al avión a llegar a una zona segura. Tras tres minutos de bajada, que dieron tiempo a que el Tupolev estuviera a unos 79 kms de la zona cero, la bomba detonó a 4000 metros de altura. Según un observador, parecía que la Tierra hubiera sido asesinada.

La Bomba del Zar bajando
La explosión produjo una bola de fuego cuyo resplandor se vio a más de 1.000 km de distancia, y creó un hongo atómico que ascendió hasta los 64 km de altura. La onda expansiva, que produjo que el bombardero cayera 1.000 metros en el momento que fue alcanzado por ella, dio tres veces la vuelta al mundo y rompió cristales en lugares tan alejados como Finlandia y Noruega, pero no solo eso, sino que provocó un terremoto de 5'5 grados Richter que fue percibido netamente por todos los sismógrafos del mundo (ver La tempestad que consiguió provocar un terremoto). 

La explosión
La detonación fue tan bestial que no dejó piedra sobre piedra en un radio de 40 km desde la zona cero, lo que significa que en el caso de ser lanzada sobre una megalópolis como París o Nueva York, habría acabado con ellas de un plumazo. Y no es para menos, ya que la onda de calor generada fue notada a 275 kms del punto de detonación y podría haber causado quemaduras de tercer grado a un observador situado a 100 km. Obvia decir que la fauna salvaje quedó totalmente exterminada a menos de esta distancia.

Bola de fuego de 8 km de diámetro
La prueba atómica, aunque fue un éxito para los ingenieros soviéticos, donde fue realmente eficaz fue como elemento propagandístico. De hecho, una bomba de estas características no era práctica, ya que era demasiado pesada como para transportarla a un punto concreto, lo que hubiera implicado que hubiese sido un blanco fácil de derribar antes de su detonación. Sea como sea, a pesar que -al menos en teoría- se pueden llegar a crear bombas de hasta 1.000 megatones, después de la Bomba del Zar no se ha construido -ni probado- ningún artefacto explosivo de mayor potencia. De esta forma, la Bomba del Zar ha quedado en el registro de la historia como la detonación artificial más potente de la Historia.

Triste récord de la ilimitada estulticia humana. 


La Bomba del Zar, la bomba nuclear que asesinó a la Tierra

Webgrafía

Comentarios

  1. En "Cosmos" de 2014 Neil de Grasse Tyson comenta el hecho, en los mismos términos en el capítulo 1, pero no las de H y N, lo que me ha hecho enfadar por un momento.

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