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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Las diminutas tallas XXL
Ayer, a colación del 33-9-33 del parlamento vasco, hice un comentario respecto la histeria colectiva que le ha dado al mundo de la moda por buscar las modelos más y más escuchimizadas, y como las marcas más conocidas no hacen más que promocionar las tallas más canijas de que disponen, encontrándose con paradojas como que hacen tallas 40 que escasamente llegan al tamaño de una talla 34 (ver Moda con uñas y dientes). La sociedad -sobre todo en lo concerniente a la ropa femenina- solicitan tallas grandes, pero la industria no las proporciona ¿qué pasa aquí?. El hecho de ser del ramo me proporciona un punto de vista diferente del asunto.
Imaginemos simplistamente una camiseta de talla L como dos rectángulos de ropa de 70 x 55 cms cosidos entre si, ello implica que se utiliza una superficie de ropa de 0.385 m2 por cada uno de los rectángulos, es decir se necesita una superficie de 0.770 m2 de ropa. Si en vez de una talla L, hacemos una talla más pequeña , una M, sabiendo que normalmente oscila sobre los 4 cms menos por talla tanto de largo como de ancho, nos encontramos que el rectángulo de talla M tiene 66 x 51 cms, y en su confección se gastan 2 caras de 0.337 m2, o lo que es lo mismo, 0.674 m2 de ropa para el total de la camiseta. Es decir un 12'5% menos de ropa se utiliza para confeccionar una talla M respecto una L. Y éste es el quid de la cuestión.
Para una gran empresa con tiradas de varias decenas de miles de prendas por artículo, le INTERESA usar la mínima cantidad de ropa posible, ya que los costes de producción se abaratan ostensiblemente: a 3 euros (término medio de una tela estampada de cierta calidad) por cada 1'8 m2 (1 m de largo por 1'80 m de ancho de las piezas), para una tirada de 10.000 camisetas de talla L se ha de invertir 12.833 euros en ropa, mientras que para hacer las mismas de talla M se invierte 11.233 euros. Reducir una talla implica un ahorro a la empresa de 1.600 euros. Fácil es pensar el ahorro en tallas inferiores.
Asimismo, el confeccionar tallas más pequeñas implica que cada operario saca un numero mayor de prendas que si son más grandes. El sueldo de los operarios es fijo, pero no el rendimiento de dicho operario ni el rendimiento en prendas por m2 de ropa a usar para la confección. Cuanto menos se gaste en mano de obra y materia prima, mejor, y si encima hay mayor producción, la coña marinera. Sin embargo, la gente tenemos la talla que tenemos y no nos pueden obligar a vestirnos con ropas que no nos quepan en un brazo... o sí, y aquí es donde entra en juego la moda.
Las grandes consumidoras de ropa son las mujeres, y curiosamente, son las que más padecen este problema del empequeñecimiento de las tallas. Los hombres -en general- tanto nos da ir así o asá y si no nos encontramos cómodos en una ropa pues compramos otra sin problemas; la moda, en este caso, nos la suda bastante para desgracia de las grandes marcas. Pero las mujeres no. Su constante culto al cuerpo (no hay ni una que no se queje de algo, ya sea cartucheras, estrías, michelines... aunque a vista de los hombres estén la mar de bien), las hace unas "fashion-victims" de primera, unas consumidoras compulsivas de todo lo que esté de moda y del trapito que las haga sentir más guapas. Este detalle, que no pasa desapercibido para los especialistas en marketing de las empresas textiles, es utilizado para forzar que su clientela se pongan esas prendas tan pequeñas y que tanto les interesan producir: la moda se adapta a las necesidades de la empresa buscando a las top model más raquíticas de la pasarela y haciendo sentir a la usuaria como "mal hecha". Después, cuando te vas a las tiendas, te tiras de los pelos porque no tienen de tu talla: "oh! lo sentimos! es la moda" es la respuesta de la mandada de turno. Un sentimiento de insatisfacción inunda a la afectada que hace todo lo posible para adaptarse a aquella ropa "de moda". A aquella ropa que le interesa al productor.
Cuando el truco es muy evidente y los grupos de consumidores y afectados se quejan, los fabricantes se ven obligados a poner las tallas más grandes, pero ojo... ¡no se hacen más grandes sino que lo que se hace es renombrar la anterior talla M como la nueva talla L!. Golpe de maquillaje para mantener las cosas igual, la consumidora cabreada ante el engaño y la empresa se ha salvado las espaldas judicialmente hablando, dado que no existen estándares en las tallas del textil y cada taller es muy libre de hacer las tallas y tamaños que les plazca. La empresa ha vencido, y el consumidor se ha de adaptar a lo que hay.
En fin, yo lo que os recomiendo es que no entréis al trapo, y exigid las tallas en que os encontréis más cómodas. En caso de no disponer de lo que queráis, no dudéis en cambiar de tienda, hasta encontrar lo que necesitáis. No sigáis la moda compulsivamente (ver El insólito peligro de extinción de las ladillas y el vello púbico) , ya que es estar tirándoos piedras a vuestro propio tejado. La moda, actualmente, la marcan las empresas, no los gustos de la gente.
Ah!, chicas! y hacednos un poco de caso a los chicos... estáis igual de guapas con la ropa de hace dos años que la de esta temporada. Nosotros no nos fijamos en esos detalles. ;-)
Imaginemos simplistamente una camiseta de talla L como dos rectángulos de ropa de 70 x 55 cms cosidos entre si, ello implica que se utiliza una superficie de ropa de 0.385 m2 por cada uno de los rectángulos, es decir se necesita una superficie de 0.770 m2 de ropa. Si en vez de una talla L, hacemos una talla más pequeña , una M, sabiendo que normalmente oscila sobre los 4 cms menos por talla tanto de largo como de ancho, nos encontramos que el rectángulo de talla M tiene 66 x 51 cms, y en su confección se gastan 2 caras de 0.337 m2, o lo que es lo mismo, 0.674 m2 de ropa para el total de la camiseta. Es decir un 12'5% menos de ropa se utiliza para confeccionar una talla M respecto una L. Y éste es el quid de la cuestión.
Para una gran empresa con tiradas de varias decenas de miles de prendas por artículo, le INTERESA usar la mínima cantidad de ropa posible, ya que los costes de producción se abaratan ostensiblemente: a 3 euros (término medio de una tela estampada de cierta calidad) por cada 1'8 m2 (1 m de largo por 1'80 m de ancho de las piezas), para una tirada de 10.000 camisetas de talla L se ha de invertir 12.833 euros en ropa, mientras que para hacer las mismas de talla M se invierte 11.233 euros. Reducir una talla implica un ahorro a la empresa de 1.600 euros. Fácil es pensar el ahorro en tallas inferiores.
Asimismo, el confeccionar tallas más pequeñas implica que cada operario saca un numero mayor de prendas que si son más grandes. El sueldo de los operarios es fijo, pero no el rendimiento de dicho operario ni el rendimiento en prendas por m2 de ropa a usar para la confección. Cuanto menos se gaste en mano de obra y materia prima, mejor, y si encima hay mayor producción, la coña marinera. Sin embargo, la gente tenemos la talla que tenemos y no nos pueden obligar a vestirnos con ropas que no nos quepan en un brazo... o sí, y aquí es donde entra en juego la moda.
Las grandes consumidoras de ropa son las mujeres, y curiosamente, son las que más padecen este problema del empequeñecimiento de las tallas. Los hombres -en general- tanto nos da ir así o asá y si no nos encontramos cómodos en una ropa pues compramos otra sin problemas; la moda, en este caso, nos la suda bastante para desgracia de las grandes marcas. Pero las mujeres no. Su constante culto al cuerpo (no hay ni una que no se queje de algo, ya sea cartucheras, estrías, michelines... aunque a vista de los hombres estén la mar de bien), las hace unas "fashion-victims" de primera, unas consumidoras compulsivas de todo lo que esté de moda y del trapito que las haga sentir más guapas. Este detalle, que no pasa desapercibido para los especialistas en marketing de las empresas textiles, es utilizado para forzar que su clientela se pongan esas prendas tan pequeñas y que tanto les interesan producir: la moda se adapta a las necesidades de la empresa buscando a las top model más raquíticas de la pasarela y haciendo sentir a la usuaria como "mal hecha". Después, cuando te vas a las tiendas, te tiras de los pelos porque no tienen de tu talla: "oh! lo sentimos! es la moda" es la respuesta de la mandada de turno. Un sentimiento de insatisfacción inunda a la afectada que hace todo lo posible para adaptarse a aquella ropa "de moda". A aquella ropa que le interesa al productor.
Cuando el truco es muy evidente y los grupos de consumidores y afectados se quejan, los fabricantes se ven obligados a poner las tallas más grandes, pero ojo... ¡no se hacen más grandes sino que lo que se hace es renombrar la anterior talla M como la nueva talla L!. Golpe de maquillaje para mantener las cosas igual, la consumidora cabreada ante el engaño y la empresa se ha salvado las espaldas judicialmente hablando, dado que no existen estándares en las tallas del textil y cada taller es muy libre de hacer las tallas y tamaños que les plazca. La empresa ha vencido, y el consumidor se ha de adaptar a lo que hay.
En fin, yo lo que os recomiendo es que no entréis al trapo, y exigid las tallas en que os encontréis más cómodas. En caso de no disponer de lo que queráis, no dudéis en cambiar de tienda, hasta encontrar lo que necesitáis. No sigáis la moda compulsivamente (ver El insólito peligro de extinción de las ladillas y el vello púbico) , ya que es estar tirándoos piedras a vuestro propio tejado. La moda, actualmente, la marcan las empresas, no los gustos de la gente.
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No cantes victoria todavía, que la moda masculina está pegando muy fuerte y quizás no esté muy lejos el día en que nosotros no encontremos camisetas de nuestra talla...
ResponderEliminarIreneu, siento discrepar pero el marketing llega a todos los niveles y los hombres cada vez vamos siendo más devotos de Santa Compra de Compulsividad jejeje
ResponderEliminarEl otro día descubrí que están trayendo cada vez más ropa de la talla XS a las franquicias de Inditex. Unido al auge de revistas como Men's Health, creo que cada vez habrá más hombres obsesionados con el culto al cuerpo. Y de la cara ya no te digo nada, entre la megacampaña que están haciendo los de L'Oreal con su Men Expert van a terminar por hacernos creer que las chicas se descojonarán de nosotros si nos ven una sola pata de gallo (de Biotherm mejor no hablo, ladrones!...)
Si tu teoría es cierta (ahorro de material, más ganancias, etc.) ¿Piensas que podemos estar ante una conspiración tramada entre modistos y fabricantes? Oye, pues no lo había pensado de esa manera...
Un saludo y pasad buen fin de semana!
Cierto, la moda masculina está pegando fuerte, pero el asunto de las canas y las patas de gallo, por mucho que intenten hacer entrar al hombre en el juego comercial no lo conseguiran de la forma que lo hacen con las mujeres. De hecho, las mujeres llevan maquillandose desde los egipcios y nosotros justo ahora empezamos. Y muy fuerte tiene que ser la publicidad para ver a un mecanico, un camionero o un minero preocuparse porque le ha salido una pata de gallo. La publicidad tipo Men Expert está enfocada a un tipo de hombre que no es ni mucho menos representativo del hombre medio de este pais. Curiosamente justo lo que impide una igualdad social entre sexos es lo que impide que nos igualemos en este asunto.
ResponderEliminarConspiracion? No creo que haya una conspiración como tal, pero si hay un efecto de mimetismo. Es decir, como unas compañias hacen servir el truco con éxito, las otras para no quedar descolgadas utilizan el mismo sistema. La percepción de todo junto visto desde fuera es que todos se han confabulado contra el consumidor, pero no es así: el consumidor es el pez que quieren todos los pescadores y para ello, todos utilizan los mismos artilugios. Al fin y al cabo, solo el consumidor es el que decide si caer o no caer... si tiene criterio, claro.
Tambien tengo que decirte que la teoria es cierta en la medida que esta picaresca me afecta en el dia a dia de mi empresa. He detectado casos en que talleres, para ahorrar goma de cinturilla de chandal, te dejan unas cinturas de escándalo para un niño. Si te quejas, te lo arreglan, pero si no, ya te la han colado. Y esto, cuando se ejerce como sistema de actuación de una gran empresa se convierte en lo que estamos viendo y padeciendo.
Ahhhhh, por eso se llevan ahora los tangas!!!!!!!!!!!!!!!!
ResponderEliminarBueno, en los tangas se junta el ahorro (30 euros por "eso" es de juzgado de guardia), y el uso del sexo como promoción publicitaria. El sexo, siempre vende, por eso a cualquier cosa le endosan su cuota de sexo. ¿O os creeis que el anuncio de Mikado es un inocente spot? ¡Hay para hacer un libro de marketing en ese anuncio!
ResponderEliminar¿cual es el anuncio de mikado?
ResponderEliminar(con esto del blog, creo que he dejado de ver la tele...)
Aquel que sale un tio en una oficina, le coje un mikado (las varitas de pan con chocolate en la punta) a la chica, que está sentada, y hace de espadachín con él. La otra se come otros dos , se los pone en los pechos y los "dispara". El otro, aturdido, se retira.
ResponderEliminarEse anuncio es de auténtica ingenieria de la publicidad subliminal.
LACECI podría haber hecho ese anuncio perfectamente ;-))))
ResponderEliminarNo! que si no la gente no mira el Mikado! jajajajjaja!
ResponderEliminarInteresante, muy interesante.
ResponderEliminarOye, y por qué en tiendas como Decathlon hay tallas de camisetas hasta la XXXXL?
Sí 4 X y una L!
y ademas son baratas. Mala calidad?
De primeras, Decathlon no es marca de prestigio, bien al contrario, por lo que no puede marcar tendencia como lo hace Nike, Adidas, Mizuno, Reebok, etc. e intenta captar un mercado que aquí no existe, el de las 4XL. Si hizo una inversión en ellas, perderá dinero si no las vende. En este caso, busca el anzuelo del precio para quitarselas de encima y perder el mínimo posible.
ResponderEliminarNo tiene nada que ver la calidad y si el mal ojo del director de ventas.