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Todo el mundo conoce el dicho latino de "Carpe Diem", pero casi nadie lo que le sigue: Memento Mori (recuerda que vas a morir). ¿Un olvido colectivo? ¿O el ciego que no quiere ver? Muchas cosas hay en esta vida dignas de olvidar y muchas otras dignas de que se sepan. Sea lo que sea, no te lo tomes muy en serio: Memento Mori!
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Escrito por
Ireneu Castillo
Los tornados de la inconsciencia humana
Nueve tornados, nueve, se han podido constatar en las últimas horas en los alrededores de Barcelona. Es un caso inaudito, porque si bien alguna vez se había producido alguno, no pasaban de mera anécdota espectacular- como mucho se llevaban alguna hamaca o parasol-,pero los que se han producido entre ayer y hoy son de una fuerza inusitada que han producido una gran cantidad de daños. Es algo, simplemente, extraordinario.
Los tornados, aunque en esta tierra no son desconocidos ya que se datan algunos del siglo XVI, es una cosa muy rara y esporádica, pero últimamente se están convirtiendo en algo habitual, y lo que es peor, peligroso: lineas de electricidad por los suelos, tejados volatilizados, árboles rotos, muros destruidos, mobiliario urbano arrancado de cuajo... Esto no es normal, ni lo ha sido nunca -almenos en época histórica.
De unos 4-5 años hacia aquí, cada vez que hay una linea de tormentas, acaba siempre por formarse algún tipo de tornado, ya sea marino o terrestre frente a las costas de Barcelona y acaba por hacer mal. Quien no quiera ver, que no mire, pero esto es consecuencia directa del cambio climático que el hombre está produciendo en este planeta.
Sequías pertinaces, inundaciones nunca vistas, huracanes con fuerzas extremas y con una reiteración impresionante, deshielo de los casquetes polares, desaparición de barreras de coral, aumento del nivel del mar, incendios perennes, hambrunas asociadas a plagas, extinción masiva de especies... y mil disturbios naturales más que nos están diciendo bien a las claras que nos estamos cargando el planeta. Por dinero, por la enfermiza codicia de unos cuantos, o por comodona pasividad de prácticamente todo el mundo, pero todos estamos colaborando directa o indirectamente a cargarnos nuestra, por el momento, única casa conocida.
Hasta ahora, estas cosas sólo sucedían en el tercer mundo, allá lejos, pero últimamente estamos viendo que cuando la naturaleza se encabrita nadie se salva, ni la primera nación del mundo, por mucha -inútil- riqueza económica que tenga, se escapa de sus designios. Y es para tener miedo, porque son nuestros propios actos cotidianos los que han desatado a la bestia.
Cada vez es más tarde para echar marcha atrás, y va a pasar que cuando lo queramos arreglar, ya será demasiado tarde: Gaia -la Tierra- nos habrá borrado de la faz de la historia.
Los tornados, aunque en esta tierra no son desconocidos ya que se datan algunos del siglo XVI, es una cosa muy rara y esporádica, pero últimamente se están convirtiendo en algo habitual, y lo que es peor, peligroso: lineas de electricidad por los suelos, tejados volatilizados, árboles rotos, muros destruidos, mobiliario urbano arrancado de cuajo... Esto no es normal, ni lo ha sido nunca -almenos en época histórica.
De unos 4-5 años hacia aquí, cada vez que hay una linea de tormentas, acaba siempre por formarse algún tipo de tornado, ya sea marino o terrestre frente a las costas de Barcelona y acaba por hacer mal. Quien no quiera ver, que no mire, pero esto es consecuencia directa del cambio climático que el hombre está produciendo en este planeta.
Sequías pertinaces, inundaciones nunca vistas, huracanes con fuerzas extremas y con una reiteración impresionante, deshielo de los casquetes polares, desaparición de barreras de coral, aumento del nivel del mar, incendios perennes, hambrunas asociadas a plagas, extinción masiva de especies... y mil disturbios naturales más que nos están diciendo bien a las claras que nos estamos cargando el planeta. Por dinero, por la enfermiza codicia de unos cuantos, o por comodona pasividad de prácticamente todo el mundo, pero todos estamos colaborando directa o indirectamente a cargarnos nuestra, por el momento, única casa conocida.
Hasta ahora, estas cosas sólo sucedían en el tercer mundo, allá lejos, pero últimamente estamos viendo que cuando la naturaleza se encabrita nadie se salva, ni la primera nación del mundo, por mucha -inútil- riqueza económica que tenga, se escapa de sus designios. Y es para tener miedo, porque son nuestros propios actos cotidianos los que han desatado a la bestia.
Cada vez es más tarde para echar marcha atrás, y va a pasar que cuando lo queramos arreglar, ya será demasiado tarde: Gaia -la Tierra- nos habrá borrado de la faz de la historia.
Esto, en Barcelona, no es normal
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Miremos el lado bueno. Al fin conseguiremos la igualdad entre el primer y el tercer mundo: todos estaremos igual de jodidos...
ResponderEliminarAhora habrá que ver a los políticos intentando (si les da por ahí) erunirse para arreglar el planeta (a buenas horas, mangas verdes). Miedo me dan.
ResponderEliminarTe doy la razón. Como comentas al final de tu artículo, nos lo merecemos. Y no será porque no estábamos advertidos.
ResponderEliminarTanta mierda que soltamos al aire y al agua tenía que sernos devuelta de algún modo...aunque claro, ¿cuál es la solución? Nuestra sociedad avanza de forma imparable a costa de dañar nuestro planeta. Y nadie quiere volver a la Edad Media. Supongo que en algún momento las petroleras tendrán que dejar de comprar patentes y encerrarlas en cajones, a ver si así consiguen que sobreviva la vida de nuestro planeta al menos 300 años más.
Ya somos gringos hasta para esto
ResponderEliminarHola, Pues sí, me temo que al final la Madre Naturaleza ha decidido putear al primer mundo en lugar de seguir masacrando al tercero, para que veamos lo que es vivir en la mierda de verdad
ResponderEliminarun beso