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Capítulo 7: El asunto del canal

Olympus Mons, el volcán más grande del sistema solar

Olympus Mons y su cráter
Uno de los paisajes que más gustan a los turistas y a la población en general son las vistas de las altas montañas copadas de nieve en un día claro. La energía que nos transmite ver una mole rocosa de centenares o miles de metros desde la distancia es una sensación que no deja indiferente a nadie... sobre todo si es invierno y hace un frío que pela. Coñas a parte, las montañas son el reflejo de la energía interna del planeta, la cual ha sido -y de hecho es- capaz de elevar enormes moles rocosas hasta casi 9 km de altura por encima del nivel del mar  (Monte Everest) o crear volcanes que superan los 10 km de altura desde su base en el océano. (Mauna Loa). Sin embargo... ¿Usted se imagina una montaña que tenga 26 km de altura? Pues esto que pudiera parecer una ficción, existe en realidad, aunque no lo encontrará en la Tierra, sino en el planeta Marte. Se trata del Olympus Mons y es el mayor volcán del sistema solar detectado hasta el momento.

Paisaje marciano
Marte, desde los lejanos tiempos de los griegos clásicos, ha despertado una especial atracción sobre los seres humanos. Una atracción que ha ido in crescendo conforme que el desarrollo técnico ha permitido constatar que las similitudes de Marte con la Tierra van más allá de la simple relación de vecindad: la presencia de hielo, una atmósfera, su cercanía relativa al Sol y el descubrimiento de que posee -o ha poseído- fenómenos geológicos como los nuestros, así lo atestiguan.

Comparativa de altura
Sea como sea, los volcanes es una de estas características que comparten ambos planetas, y aunque nosotros destacamos por la cantidad de volcanes que estan activos en la actualidad, Marte destaca por tener el volcán más grande conocido en todo el sistema solar, el Olympus Mons (o Monte Olimpo), el cual se eleva unos impresionantes 26.000 metros por encima de la superficie circundante. 

Topografía del Olympus Mons
Durante el siglo XIX y XX, los astrónomos descubrieron que sobre la superficie del planeta había, a veces, una zona blanquecina que se mantenía al margen de las poderosas tormentas de polvo que se parecían abatir sobre la superficie del planeta rojo, a la que llamaron Nix Olympica (nieve del Olimpo), aunque sin tener mucha idea de lo que podía ser. 

No fue hasta 1971 que la sonda espacial Mariner 9 consiguió tomar imágenes precisas de la superficie marciana, sorprendiendo a los científicos al poder constatar que era un edificio volcánico apagado. Pero no solo era un volcán, sino que era un volcán de dimensiones descomunales como nunca se había podido observar en la Tierra

Un escalón de 6 km de altura
Efectivamente, el Olympus Mons, a parte de los conocidos 26 km de alto, tenía un diámetro de 600 km y  ocupaba una superficie de más de 295.000 km2, o lo que es lo mismo, casi dos tercios de la superficie total de España. Pero no solo eso, sino que se encuentra rodeado por un acantilado de 6.000 metros de altura que ya supera todo lo imaginable. Un auténtico monstruo.

Coladas de lava marciana
Es tan grande el volcán, que una persona que se halle en su ladera, debido a la altura y a la curvatura del planeta, no tendría la percepción de estar en un volcán, ya que su cima se confundiría con el horizonte al no ser capaz de distinguirlo de la superficie del planeta.

No obstante... ¿cómo pudo formarse semejante gigantesco volcán en un planeta que, a duras penas llega a ser un cuarto del tamaño de la Tierra? Los científicos creen haber descubierto el porqué.

El vulcanismo marciano, en la actualidad, está extinto o bien no da señales de estar activo. A pesar de ello, se ha detectado que las últimas coladas de lava se produjeron hace unos dos millones de años, un periodo, en términos geológicos, muy recientes. Estas coladas, que serían del estilo de las lavas de los volcanes hawaianos (muy líquidas y extensas) se habrían prolongado durante muchos millones de años, formando su extenso cono volcánico.

Isla de Hawaii
Este hecho, ha llevado a los geólogos a pensar que, como ocurre en las Hawaii, el volcán se encuentre en un hotspot (ver El inquieto punto caliente de las Islas Hawaii), un punto fijo en el interior del planeta que emitiese ingentes cantidades de lava. Sin embargo, a diferencia de la Tierra, en que las placas tectónicas hacen que los puntos calientes se encuentren en continuo movimiento, en Marte, al no haber deriva continental ninguna, la emanación de magma habría sido, desde antiguo, fija. Ello, junto a una presión atmosférica baja, habría permitido la formación de unos edificios volcánicos descomunalmente grandes.

La Tierra y Marte
En definitiva, Marte, como hermano menor de la Tierra, siempre nos ha producido una especial atracción. La posible existencia de vida en su superficie y saber que, en la antigüedad había corrido agua por su superficie, nos dispara la imaginación sobre lo que pudo haber sido y cómo ha llegado a ser el desierto rojo que es hoy en día. Si seguimos este pensamiento, resulta imposible evitar pensar si algo similar puede llegar a ocurrir a nuestro -aún- planeta azul.

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