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Capítulo 7: El asunto del canal

Situs Inversus o cuando el cuerpo está todo al revés

Situs Inversus
Aunque no podamos vernos el interior de nuestro cuerpo, ya sea porque nos duele, por que nos lo han enseñado o simplemente por instinto, sabemos por donde anda cada órgano dentro de nuestra cavidad torácica. El corazón se encuentra en la parte izquierda, el hígado a la derecha, el estómago a la izquierda y los intestinos están por ahí dando vueltas, como bien podemos saber si hemos comido un par de kiwis excesivamente maduros (ver La intolerancia a la lactosa: cuando la solución se vuelve un problema). Sin embargo, esto que pudiera parecer una regla universal, no lo es tanto, ya que hay gente que, aunque parezca increíble, lo tiene todo al revés. Se trata del síndrome del Situs Inversus.

El ser humano, y como él todo el resto de animales, para poder aprovechar al máximo el espacio que tenemos en el tórax, dispone toda la maquinaria del organismo de una forma predeterminada que se ha demostrado como la más eficaz durante la evolución. En el caso del hombre, esta disposición -llamada Situs Solitus- es la que conocemos todos de corazón y estómago a la izquierda y el hígado a la derecha, pero no siempre es así y, en algunos casos, el cuerpo, en el momento de formarse, decide que todo se disponga como si estuviéramos viéndonos en un espejo: todo al revés.

Igual, pero al revés
Cuando alguien padece de Situs Inversus -si bien no se considera una enfermedad, sino una anormalidad física- lo tiene todo en el plano de simetría opuesto. Es decir, el corazón se encuentra en el lado derecho, el hígado lo tiene en el lado izquierdo y si la cena le ha sentado mal, el estómago le duele en el lado derecho. En principio esta disposición no tiene mayor trascendencia en el estado de salud del paciente, por lo que muchas veces no se descubre hasta que hay que ir al médico,  el cual, al auscultarle en la izquierda como a todo el mundo, se llevará la sorpresa de que poco latido va a encontrar (con el consiguiente peligro de que se piense que es un zombi, claro).

Bromas a parte, el hecho de que sea una disposición que tiene una afectación muy baja de 1 entre 10.000, implica que los que la padecen tengan la obligación de avisar a sus médicos constantemente, ya que los síntomas de todas las enfermedades de los órganos internos estarán desplazados respecto el habitual. De esta forma, un infarto no se manifestará en el brazo izquierdo, sino en el derecho; una úlcera de estómago se manifestará en la derecha y una apendicitis (ver El no tan inútil apéndice humano) no se producirá en el bajo abdomen a la derecha -como a todo el mundo- sino en el izquierdo, lo cual puede acarrear graves problemas al paciente en caso de requerir cirugía y el médico no esté informado.

Si no es Totalis, hay problemas
Con todo, el problema, más allá de los posibles equívocos médicos, no suele afectar al poseedor de semejante original disposición, pero la cosa se complica cuando el Situs Inversus no afecta a la totalidad de los órganos internos -se llama entonces Totalis- sino solo a una parte.

En algunas situaciones, el Situs Inversus se presenta a medias, de tal forma que puede ocurrir que solo el corazón esté dado la vuelta, o el estómago, o el hígado... mientras que todo el resto de órganos se encuentran en una posición "ortodoxa". Ello implica toda una serie de torsiones y malformaciones congénitas porque el cuerpo ha hecho cuadrar a la fuerza lo de una orientación y lo de otra, pudiendo llevar a serios problemas de salud, sobre todo si afecta a órganos principales como el corazón.

Ejes de simetría humanas
El Situs Inversus, si bien tiene un clarísimo componente genético -ocurre sobre todo en casos de gemelos y con padres portadores del gen- su origen, no está del todo claro. Se cree que durante el primer desarrollo embrionario (ver Quimerismo, la travesura genética que produce frankensteins), una serie de células presentan una malformación que les hace mover sus cilios en sentido contrario al que lo hacen las células de los Situs Solitus. Este cambio de sentido, obligaría al embrión y posterior feto a un crecimiento y una disposición igual que la normal pero contraria, que acabaría por dar la disposición especular de sus órganos internos.

En definitiva, la naturaleza, que tiene el cambio incrustado en su interior, es capaz de hacer seres normales pero que son completamente diferentes a sus congéneres. A veces para bueno, a veces para malo, pero el cambio es lo que ha llevado a la vida a desarrollarse hasta la actualidad. Tal vez fuera bueno que, como si fuéramos un Situs Inversus, pudiéramos, con toda la normalidad del mundo, ver las cosas desde el otro lado del espejo.

Situs Inversus: cuando el cuerpo está al revés

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