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Capítulo 7: El asunto del canal

La Campsa, una pisoteada tapa y la olvidada gasolinera del Casino del Centre

Tapa grabada con el logo de la CAMPSA (2020)
Tapa grabada con el logo de CAMPSA (LH-2020)
No hay nada más invisible que lo que vemos cada día. Este adagio, que es una verdad como un templo cuando paseamos por nuestras atolondradas ciudades, no es una excepción en L'Hospitalet de Llobregat. Aquí, de tanto creernos que no hay nada que ver, la historia y las historias muchas veces pasan por delante de nuestras narices sin que, prácticamente, nos demos ni cuenta. Por ejemplo, si pasamos por delante del Casino del Centre, enfrente veremos Can Oliveras, lugar donde pasó un escabroso suceso que ya traté en su día (ver Los misteriosos cuernos que habrían asesinado al alcalde Just Oliveras), pero poca gente habrá reparado en una tapa de alcantarilla que se halla frente a la fachada de dicha casa y en la que reza el nombre de “CAMPSA”. ¿Qué pinta en este lugar una tapa dedicada a la antigua petrolera española? Si continúa leyendo, se lo explico gustosamente.

Hito kilométrico de la Carretera Provincial
Hito kilométrico de la Carretera Provincial
Las hospitalenses calles Mayor y Enric Prat de la Riba son dos de las calles más importantes de la ciudad, por no decir que es “la calle” por antonomasia, habida cuenta que sus raíces, junto a su continuación, la Carretera de Santa Eulalia, se remontan a la época romana, o incluso anterior (ver El silo ibérico de La Torrassa, el ignorado socavón de 2500 años de historia). De hecho, este eje viario heredero directo de la Vía Augusta romana que salía de Barcino hacia el sur, se transformó en la principal vía de comunicación de Hospitalet con Barcelona y el resto de la península, la importancia del cual hizo que, a mediados del siglo XIX, se convirtiese en la llamada “Carretera Provincial de Barcelona a Santa Creu de Calafell” (ver El invisible y superviviente mojón histórico de la calle Enric Prat de la Riba). Aunque claro, una cosa era ir con carros de caballos y otra con coches motorizados.

Gasolinera en Pl. Catalunya (Barcelona, 1924)
Gasolinera en Pl. Catalunya (Barcelona, 1924)
La generalización a principios del siglo XX del automóvil de combustión interna, hizo que las antiguas vías de comunicación se vieran rápidamente concurridas por los vehículos a motor. Sin embargo, una de las principales limitaciones era la autonomía de los mismos y la disponibilidad -o no- de puntos a lo largo del camino donde se suministrara gasolina (ver Bertha Benz y el primer viaje en automóvil). Y es que, sin combustible, los automóviles eran más inútiles que un timbre en un nicho.

Fachada de Can Oliveras
Fachada de Can Oliveras
En esta situación, en el año 1923, Lluís Marí i Cargol, gerente de la empresa “La Adrianesa S.A.” de Sant Adrià del Besós, pidió permiso al ayuntamiento de L'Hospitalet para poder instalar un aparato proveedor de bencina (bencina en castellano es un sinónimo antiguo de gasolina, no se asuste) en el kilómetro 2,7 de la Carretera Provincial, o lo que es lo mismo, en la acera de delante de Can Oliveras y a un paso de la Rambla. La empresa solicitante, que había visto el negocio en el suministro de gasolina para automoción, ya disponía de varios puntos similares por Barcelona y Girona, por lo que decidió seguir su particular proceso de expansión añadiendo este punto de servicio estratégico. No en vano, a parte de estar en plena carretera provincial, dicha gasolinera estaba situada en la parte de atrás de las cocheras de los autobuses Oliveras, empresa de transporte urbano creada dos años antes por Just Oliveras y que, dada la perfecta ubicación de la misma para sus intereses, sin duda sería la mente pensante tras esta estratégica situación.

Surtidor de Can Oliveras (1960)
Surtidor de Can Oliveras (1960)
Así las cosas, y tras un trámite exprés cuya velocidad cualquiera querría hoy en día, en poco más de un mes desde la presentación de la instancia (1/10/1923) se hizo el informe por el ingeniero encargado de la Carretera Provincial y se llevó al pleno del ayuntamiento. De esta forma, el 7 de noviembre de 1923, el alcalde Tomás Giménez y el secretario Josep Prats daban el visto bueno a la construcción del aparato dispensador de gasolina. Una instalación que no podría tardar más de 6 meses en construirse y que debería de molestar lo menos posible a la circulación por la Carretera, así como disponer de las medidas anti-incendios pertinentes. Hoy, tener delante de la puerta de casa un depósito de gasolina de entre 2.500 y 5.000 litros (se ignora exactamente la capacidad, pero era lo que se estilaba en depósitos similares) pondría los pelos como escarpias a cualquiera, pero en aquel momento, los riesgos no eran percibidos como tal.

Publicidad de "La Adrianesa" (1926)
Publicidad de "La Adrianesa" (1926)
Sea como fuere, el surtidor de delante del Casino del Centre se puso en marcha para dar servicio a los vehículos que por allí pasasen. El único aparato dispensador que tenía esta gasolinera urbana se hallaba justo en el lugar donde se encuentra hoy día una caseta de la ONCE y el depósito se ubicaba soterrado a sus pies delante de la fachada de Can Oliveras. No obstante, el pingüe beneficio que el gerente de La Adrianesa seguro que se imaginaba no duró demasiado.

Instalaciones de CAMPSA en Can Tunis (1930)
Instalaciones de CAMPSA en Can Tunis (1930)
Efectivamente, si bien al principio el suministro y la distribución de los combustibles de automoción eran libres (gestionados por empresas privadas y suministrados por la Shell y la Standard Oil), los grandes beneficios que se producían y el imparable crecimiento del tráfico de coches que se intuía hicieron que, en 1927, el directorio de Primo de Rivera (ver La Zona Franca y la desconocida expropiación de 82 hectáreas hospitalenses en el Prat) decidiera monopolizar todo lo que tuviera relación con el negocio del petróleo en España. De esta forma nacía la CAMPSA (Compañía Arrendataria del Monopolio del Petróleo S.A.), pasando a depender de ella toda la red comercial de derivados del petróleo -gasolineras privadas inclusive- existente en el país. Nuestro surtidor, de esta forma, perdía su iniciativa privada y pasaba a depender de la empresa estatal, tal y como lo testimonia la tapa de acceso al depósito que, hoy anulado y sin servicio, queda en el suelo frente al número 306 de la calle Enric Prat de la Riba, esquina con Riera de la Creu.

Detalle del surtidor y el gasolinero
Detalle del surtidor y el gasolinero
En conclusión, la transformación durante el franquismo de la antigua carretera provincial en una calle normal y corriente debido al desarrollo de otras vías más aptas para absorber el gran tráfico rodado de esta parte del Área Metropolitana de Barcelona (Gran Vía, sobre todo), junto a la construcción de grandes estaciones de servicio, más grandes y seguras, había dejado obsoleto el antiguo surtidor de delante del Casino del Centre. La remodelación de las aceras de la rambla Marina y la calle Enric Prat de la Riba alrededor del edificio del Casino a finales de los 80 del siglo XX, acabaron por hacer desaparecer de la historia hospitalense una pequeña gasolinera que, hoy en día, tan solo reside en la memoria de unos pocos y en una sencilla y pisoteada tapa metálica callejera.
 

Comentarios

  1. tenia jo 4 anys quan estan sentat devant de la botiga la MODA vareig veure com omplien garrafes de bencina per anar a calar foc al casino. el meu pare devant del fet amb va entrar a dintre. are be no ho varen fer pero el susto va esser res pero les consequencies eran pogut esses desastrosas ja que a darrera a casa estaba ple de ufals per les vaques i podia esser una tragedi

    PERE AUBACH I GARCIA

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  2. Molt interessant, Pere. Aquest són els tipus d'històries que es perden i que expliquen la història de la ciutat. Moltes gràcies per la teva col·laboració.

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  3. Moltes gràcies. Molt interesant, com sempre.

    Carme Salas Cusidó

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  4. Ostres, tota la meva família es de l’Hospitalet, soc net de Cal Peixet, el petit de Cal Peixo i jo he trepitjat aquesta trapa moltes vegades sense saber aquesta història. Molt interesant.Bona Feina.
    Pere Olivé

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  5. Y si, "ahi esta, ahi esta, viendo pasar el tiempo, la tapa de campsa", vaya, la tecnologia.

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