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Edificis Catalans amb Història (2023)

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Ferran Adrià, el genio hospitalense de los fogones

La expropiación de la Zona Franca: Historia de una puñalada trapera (2)

Enclaves hospitalenses expropiados del Prat (1925)
Enclaves hospitalenses expropiados del Prat (1925)
Como explicaba en la primera parte de este artículo (ver La expropiación de la Zona Franca: Historia de una puñalada trapera (1)), el proceso de expansión de Barcelona a costa de sus vecinos era imparable. Y ello conllevó que, en 1925, y como efecto “secundario” de la absorción de La Marina, se procedió a la expropiación de un par de enclaves hospitalenses ubicados en el Prat (ver La Zona Franca y la desconocida expropiación de 82 hectáreas hospitalenses en el Prat). Absorción que fue recompensada (el ayuntamiento simplemente bajó la cabeza ante aquella nueva expropiación) con el “caramelito” del título de Ciudad otorgado por el propio rey Alfonso XIII en aquel mismo año de 1925. No obstante, cuando en 1929 el real decreto de 11 de junio daba vía libre a la absorción de una franja de terreno hasta 125 metros por encima de la Gran Vía para dar servicio al puerto franco, el ayuntamiento de L'Hospitalet (en aquellos días comandado por el alcalde Tomás Giménez) dijo...“!Hasta aquí podíamos llegar!” 

Territorio de Finestrelles en Hospitalet (1723)
Territorio de Finestrelles en Hospitalet (1723)
La nueva propuesta implicaba la fagocitación, de no solo 350 hectáreas más, sino el traspaso a administración barcelonense de buena parte del barrio de Santa Eulàlia (el más industrial de la ciudad) y de la simbólica ermita de Bellvitge. La contundente oposición del consistorio obligó, a pesar de las duras presiones en contra, a que el nuevo proyecto de agregación barcelonés no se llevara a cabo, aunque comportando el “castigo” de la no admisión del ayuntamiento de Hospitalet en la administración del Consorcio de la Zona Franca (CZF) pese a ser el principal afectado de su actividad. La extrema acritud de las negociaciones junto a la represalia posterior se cree que estarían detrás de la sorprendente tibieza que mostró la administración municipal en 1933 ante la expropiación, por poco menos que un plato de lentejas, de los territorios hospitalenses de Finestrelles (ver Finestrelles, las 53 hectáreas de Hospitalet cercenadas por un conde). Sin embargo, los tiempos iban a cambiar dramáticamente.

Factoria de la SEAT finales años 50
Factoria de la SEAT finales años 50
El advenimiento de la República y el estallido de la Guerra Civil echó por tierra el megalómano proyecto de puerto franco diseñado en 1918 por Josep Cabestany en una España arruinada que, tras la contienda, bastante problema tenía con subsistir en el día a día. De esta forma, la planificación portuaria quedó pospuesta sine die, lo que permitió que los agricultores que habían vendido sus parcelas al CZF siguieran cultivando los campos con total normalidad en calidad de arrendatarios, a pesar del cambio de municipio. Sin embargo, al final de la posguerra y de la aislacionista autarquía franquista (ver La corrupta historia de los coches llamados "Gracias Manolo"), le siguió durante los años 50 una tímida apertura al exterior que reavivó el uso industrial de la fallida Zona Franca. Ello supuso que en 1951 se instalase, entre los verdes campos de La Marina, la fábrica de la SEAT, primera de las industrias que ocuparán aquel terreno amputado a Hospitalet 35 años antes y que, a partir de 1963, pasará a dedicarse a ampliar el puerto de Barcelona y a polígono industrial a partir de 1965. Una nueva situación que no gustó a buena parte de los propietarios agrícolas de la zona, que veían que, después de tantos años sin hacerse efectiva la expropiación, su ocupación tradicional se veía en peligro por una actividad que no tenía nada que ver con la razón principal por la que habían sido expropiados. 

Ca la Pepa, hoy en terrenos de la Nissan
Ca la Pepa, hoy en terrenos de la Nissan
Esta nueva situación hizo que diversos propietarios se resistiera al abandono de sus explotaciones agrarias, pidiendo la anulación del decreto de expropiación para la construcción de la Zona Franca y, en algunos casos, incluso la reversión de los territorios a la administración hospitalense. Por su parte, el ayuntamiento de L'Hospitalet en 1965 pide oficialmente la devolución de los terrenos de La Marina, aunque debido al servilismo para con la administración franquista (el alcalde y los ediles eran escogidos a dedo por el régimen) no emprende ningún tipo de trámite judicial para conseguir la tan anhelada reversión.

La reclamación de la Zona Franca es recurrente
La reclamación de la Zona Franca es recurrente
A partir de este momento, la Zona Franca verá convertir todo el fértil suelo agrícola en industrias que ocupaban los terrenos gestionados por el Consorcio de la Zona Franca. La llegada de la democracia no significó ningún tipo de cambio más allá de reorganizaciones internas del uso de aquellos terrenos fruto de las diversas crisis económicas vividas durante el tiempo, aunque ello no significó que la reivindicación hospitalense desapareciera sino que, bien al contrario, cada cierto tiempo retornase a las cabeceras de los medios de comunicación. Así las cosas, en 2004, el alcalde Celestino Corbacho expresa la intención de que el ayuntamiento de L'Hospitalet forme parte del CZF; en 2009 el Partido Popular presenta una moción al Pleno reclamando la participación en el consorcio y, en 2012, el Tribunal Superior de Justicia de Catalunya sentencia a favor de la familia de uno de los terrenos expropiados, haciendo pagar 14 millones de euros al CZF en concepto de indemnización. Sentencia que demostraría que, al menos jurídicamente, Hospitalet tiene razón en sus quejas.

La Zona Franca en la actualidad
La Zona Franca en la actualidad
En la actualidad, la Zona Franca sigue siendo un “tesoro” -simplemente hay que ver la cantidad de infraestructuras que la ocupan- que Barcelona no pretende devolver a Hospitalet por las buenas. Sea como sea que la reversión de los terrenos expropiados a sus legítimos propietarios es poco menos que utópico (el suelo ha sido parcelado, dividido, construido y el patrimonio existente destruido -a excepción del Faro del Llobregat y la masía de Ca la Pepa) la adecuada indemnización económica por aquella expropiación fallida y la participación del Ayuntamiento de L'Hospitalet en el Consorcio de la Zona Franca son una reclamación plausible y, visto lo visto, justa. Reclamación que no ha abandonado a la opinión pública hospitalense desde hace un siglo y que, ahora que la ley dicta que los procesos de agregación han de tener la mayoría de la población afectada a favor (no se pueden hacer a las bravas), tan solo la actitud apática del consistorio en la reivindicación de sus derechos conculcados, ha impedido que se haga justicia ante una tropelía que ha marcado a fuego el devenir histórico de la segunda ciudad de Catalunya.

L'Hospitalet 1914, 22 km2 codiciados por Barcelona
L'Hospitalet 1914, 22 km2 codiciados por Barcelona


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Comentarios

Angel Cocera Vazquez. ha dicho que…
No
Se Tenia Que Haber Perdido Nunca.
Angel Cocera Vazquez.

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