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Montserrat vista desde Manresa
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Declarada Parque Natural en 1987, la
montaña de Montserrat es el gran corazón de Catalunya. Formada por la acumulación de potentes estratos de conglomerados terciarios muy resistentes a la erosión, sus particulares formas redondeadas (
ver El repetitivo primer ascenso al Cavall Bernat), su altura prominente -1.236 m en la cima de
Sant Jeroni- que la hacen visible desde buena parte del país y la presencia del
Monasterio de Nuestra Señora de Montserrat (
ver La azarosa historia del monasterio de Montserrat... de Madrid), han convertido a esta montaña en uno de los símbolos sentimentales más queridos de los catalanes.
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Monasterio de Montserrat
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La vegetación, a pesar de reducirse a ocupar los escasos valles y grietas con un poco de suelo fértil, es muy variada y típica del
encinar mediterráneo. Esto permite que -con permiso de los
incendios forestales que de vez en cuando azotan el macizo- especies animales como el gato almizclero, el
halcón peregrino (
ver El misil viviente llamado Halcón Peregrino) y la reintroducida
cabra salvaje prosperen a pesar de las dificultades. Dificultades que ya sean naturales, derivadas de un medio ambiente hostil y una durísima orografía, o las derivadas de la creciente presión humana -con más de 2 millones de visitas anuales-, complican enormemente la vida a todos sus habitantes.
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La Albarda Castellana, máxima altura del Baix Llobregat
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Aunque sólo la mitad sur de la montaña de Montserrat pertenece al
Baix Llobregat (la parte correspondiente al municipio de Collbató, que incluye sus famosas
Coves del Salnitre), la fuerte personalidad del macizo impregna profundamente esta parte de la comarca. No en vano, la parte norte del Baix Llobregat pugna por formar comarca propia (el Montserratí) a la vez que en esta montaña podemos encontrar la cima de la
Albarda Castellana que, con 1.167 m, marca la máxima altitud comarcal.
- Una montaña que no es una montaña
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Impertérrita mole de Montserrat
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Por mucho que a Montserrat la llamemos “montaña”, la realidad geológica nos dice que no lo es. Esto se debe a que el
macizo de Montserrat, a diferencia de las cimas de los alrededores, no ha sufrido ningún plegamiento orogénico que la haya hecho crecer. Así las cosas, mientras que Montserrat prácticamente no se ha movido, todo lo demás sí lo ha hecho, dejándola entonces como un
relieve elevado fruto de la erosión de los ríos que la circundan y no como una verdadera montaña.
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Orografía peculiar para una montaña icónica
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