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El mosaico de la gasolinera Balart |
En la plaza del
Mestre Clavé de L'Hospitalet, en el interior del chaflan que hay en la confluencia de la Avenida Isabel la Católica con el inicio de la calle Barcelona, encontramos una pequeña
gasolinera urbana que, a no ser que vayas dándole con manzanilla al "ojo rojo" de la reserva, llama poco la atención de conductores y transeúntes. Pues bien, esta pequeña estación de servicio que recibe el nombre popular de
Gasolinera Balart -reducido por los vecinos a un escueto "la Balart"- mantiene en sus paredes un valiosísimo
mural cerámico dedicado a
L'Hospitalet. Valioso, no solo por la belleza intrínseca del mismo, por sus colores o por sus relieves o por representar elementos patrimoniales de la ciudad, sino por ser un verdadero
tesoro. O dicho de otra forma más mundana, que aquella composición que ve en aquella pared, hecha con cuatro baldosas arrugadas y que está llena de mierda, no es que valga mucho, sino que vale un auténtico
pastizal.
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Gasolinera Balart |
Cuando hablamos del valor del arte o, en general, del
patrimonio, más allá del "etéreo" valor sentimental, estético o documental que le podamos encontrar, y que hace que los más
prosaicos se lo quieran quitar de encima en cuanto les molesta lo más mínimo, hay otro valor con el que habitualmente no contamos: el
pecuniario. Es cuando hablamos de
vil metal que las cosas parecen ponerse en el sitio, sobre todo para quien el valor suntuario de las cosas es algo demasiado peregrino para sus siempre profundos bolsillos. Pero... ¿qué es lo que hace que dicho mosaico sea
tan valioso, ya sea a nivel patrimonial o monetario? Antes de nada, veamos de qué se trata este mosaico.
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Una chimenea un tanto curiosa... |
El mosaico que hoy podemos ver, con permiso del negro polvo que lo cubre, en la pared de la derecha de la gasolinera, ocupa un espacio de unos 15 m2 situado a unos dos metros del suelo. Este mosaico, construido en 1974 y firmado por
Joan Rifà - Silicor, lo componen unos 464 plafones cerámicos (llamémosles baldosas) esmaltados en colores vivos, en los que están representados de forma figurativa y en relieve, varias escenas de L'Hospitalet, por aquel entonces una ciudad
industrial, contaminada y en pleno crecimiento. Unas escenas en la que destacan en primer plano una representación de diversos
monumentos hospitalenses tales como
la Talaia, L'Harmonia,
la ermita de Provençana,
Ca n'Espanya,
la ermita de Bellvitge, Ca la Pubilla Casas, la fachada de la iglesia de la Mare de Déu de la Llum, el campanario de la iglesia de Santa Eulàlia de Mérida y el cimborrio poligonal de la iglesia de la Mare de Déu dels Desamparats. Todo ello con un telón de fondo de figuras geométricas que representan el concepto de impersonales bloques de
pisos y fábricas, jalonados por una gran cantidad de
chimeneas que abocan sus densas volutas de humo en la línea superior de baldosas. Un humo que, no obstante, deja ver la figura de un tren de cuya locomotora sale un vapor que se une al resto de contaminación -recordar que la
tracción a vapor, en España, no se eliminó del todo hasta un par de años después. Como detalle
picante, una de las chimeneas recuerda demasiado a un pene eyaculando; cachondón que era el artista, mira.
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La Balart en 1972, antes de su remodelación |
La historia de este
mosaico comienza hacia el año 1972, cuando se inicia el proceso de remodelación del antiguo local que desde los años 50 ocupa el concesionario
Vespa gestionado por
Jordi Balart i Grandía. Un negocio que iba viento en popa, en tanto que era uno de los principales representantes de la marca motociclista italiana en España. Que Jordi Balart fuese
concejal (ponente, que se decía entonces) de Transportes y Policía Municipal del consistorio franquista hospitalense presidido por
Matías de España Muntadas (
ver Can Serra, historia del pelotazo urbanístico hecho barrio) seguro que no ayudó en nada. Sea como sea, la necesidad de actualizar el local y convertirlo en una
gasolinera moderna, llevó a abrir el espacio y a decorar las paredes supervivientes con azulejos de color marrón. Aprovechando la existencia de la ceramista
Cosme Toda en L'Hospitalet (
ver La explosión de Cosme Toda, la fortuna que evitó la destrucción de L'Hospitalet) y el cargo público del jefe, la decoración temática hospitalense, poco menos que vino sola.
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Firma de Joan Rifà en el mosaico de la Balart |
Así las cosas,
Joan Rifà i Benet (1926-2009) ceramista y pintor muralista reputado, que trabajaba como diseñador para
INCASA (Industrias Cerámicas y de Aislamientos S.A., nombre fiscal de la Cosme Toda de siempre), estaba encargado de la sección dedicada a paneles cerámicos artísticos llamada "
Silicor". Para ser exactos, "Silicor" se refería a uno de los tipos de cerámica que
Cosme Toda comercializaba y que, debido a su mezcla de tierras arcillosas con cuarzo, era especialmente idónea para este tipo de trabajo. No obstante, en tanto que en esta sección tan solo trabajaba Rifà y uno o dos ayudantes en el mejor de los casos, la identificación de "Silicor" con el artista era total, hasta el punto que Silicor y Joan Rifà -ayudado por el hecho que siempre añadía "Silicor" a su firma- con el tiempo se han considerado
sinónimos.
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Escudo de L'Hospitalet en la gasolinera Balart |
Sea como sea, en la decoración del interior de la nueva gasolinera se instaló nuestro conocido mosaico, pero también un prominente
escudo de L'Hospitalet que preside la parte central del espacio, manteniéndose ambos impertérritos desde entonces. Por su parte, aquellos fueron de los últimos trabajos cerámicos producidos por Rifà ya que, entre el 1974 y el 1975 (la fecha no está clara), descubrió que el mundo de la
pintura de caballete le llenaba más -prefería los desnudos, el picarón- y decidió abandonar Cosme Toda. No en vano había estudiado en la
Real Academia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi y era miembro de la afamada
Société Nationale des Beaux-Arts de París, a la que habían pertenecido nombres tan relevantes como los pintores Eugène Délacroix, Edouard Monet o el escultor Auguste Rodin. Poca broma.
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Joan Rifà, un artista injustamente olvidado |
Rifà, durante los años 60 y 70 había dejado una gran cantidad de trabajos
cerámicos por las paredes de edificios de toda Catalunya en un momento en que este tipo de decoración mural estaba de moda. Un estilo que con el pasar de los años, y como ya pasó con otras tendencias artísticas como el
Modernismo, cayó en desgracia y la gente pasó a verlo carrinclón y desfasado, por lo que se lo quitó de encima tan rápido como pudo. No obstante, a parte de ese "look"
demodé, el común de los mortales acostumbra a no tener ni idea de este tipo de arte urbano, ni de sus autores, ni de las técnicas y, ni mucho menos del valor económico de estos mosaicos, considerándolos, en el mejor de los casos, una variedad de los sufridos
azulejos de la cocina. Nada más lejos de la realidad.
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Mosaico del Club Nàutic d'Arenys de Mar |
Uno de los ejemplos de los mosaicos de Rifà los encontramos en la terraza del
Club Nàutic de Arenys de Mar. Este mosaico, que está formado por 192 piezas y representa una vista aérea del puerto de Arenys, costó en su momento (1969) 52.500 pesetas, que si bien, en euros, serian unos míseros 315,53€, al cambio corresponderían a unos 9.000 € de hoy en día. Una cifra alta, pero al alcance del bolsillo de constructores y privados que querían dar un plus de
calidad a su obra. Pues bien, ¿sabe a cuanto se cotizan en la actualidad las baldosas originales de Rifà? Pues entre 400 y 600 euros ¡cada una!... Si ahora multiplica esta cantidad por las 464 piezas que tiene el mosaico de la gasolinera Balart resulta que dicha obra, que hoy vemos olvidada y llena de mugre, vale la nada desdeñable cifra de unos
250.000 euros. ¿Cómo se le queda el cuerpo?
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Detalle del mosaico cerámico de la Balart |
A día de hoy, la gasolinera Balart se encuentra cerrada, según parece en el impasse de un cambio de titulares. Sea como sea, y dado que dicho mosaico actualmente
no está catalogado como patrimonio de L'Hospitalet, ni protegido de ninguna forma por nuestro ayuntamiento, el futuro de una imagen icónica de nuestra ciudad pende de un hilo, quedando a expensas de la
sensibilidad o no de su futuro propietario. Una propiedad que esperemos sepa valorar como toca -ya sea por su valor artístico, sentimental o monetario-, uno de los verdaderos
tesoros que, escondidos a plena vista, se encuentran por las siempre atestadas calles de la segunda ciudad de Catalunya.
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Un valioso mosaico escondido a la vista de todo el mundo |
Com ja ens tens acostumats, un article força interessant fins i tot pels que som de l'H que posa en valor petits/grans "tresors" .
ResponderEliminarGràcies
Moltes gràcies, 1000 i 1! M'alegro que t'agradi! 😊
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