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Tropas cubanas |
Unidad nacional, constitución, separatismo, independencia, unionistas, autonomía, negación del diálogo, legalidad vigente...todos estos términos están últimamente en boca de todos los corrillos políticos del país. Es justamente en estos momentos donde se ve la importancia de la memoria histórica, ya que si bien estas palabras están en plena efervescencia en la actualidad, resulta que
exactamente estas mismas palabras fueron pronunciadas hace más de un siglo, y casi por los mismos personajes. Seguro que habrá sentido a hablar de la
Guerra de Cuba y la pérdida de las colonias, pero...
¿Usted sabía que los cubanos se conformaban con una autonomía y no querían romper con España? Pues imagínese cuan zotes serían nuestros políticos que al final todo acabó con la independencia de Cuba.
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Españolidad indudable |
En 1898, España
perdía para siempre el control de las dos últimas joyas antillanas que le quedaba al Imperio Español, es decir Cuba y Puerto Rico. Ambas habían sido posesión española desde que Colón había llegado al Nuevo Mundo e incluso antes de que finalizase la conquista de las Islas Canarias, por lo que
su españolidad no se ponía en la más mínima duda, sin embargo, para la oligarquía de la metrópoli, aquellos territorios
simplemente eran limones a los cuales exprimir.
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La esclavitud no se quiso solucionar |
En el siglo XIX, en Cuba vivían bien sólo los ricos hacendados, los altos mandos militares, los políticos, los funcionarios y poco más... y, eso sí, siempre que fueran peninsulares. La isla se había especializado en el cultivo y explotación de la caña de azúcar, el cual se mantenía en funcionamiento gracias a la mano de obra esclava. Este lucrativo detalle había hecho que mientras que en la península la esclavitud había sido abolida en 1837, en la isla no lo fuera hasta 1880, debido a la presión ejercida por los lobbys azucareros que no querían ni oír hablar de tener que pagar un salario y ni mucho menos tener que modernizar la obsoleta maquinaria usada. Valga la pena destacar que del 1820 al 1873, se "importaron" más de medio millón de esclavos. Eso sí, España no era esclavista (óiganse carcajadas de fondo).
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Carnet de Esclavo Liberto (1885) |
Sin embargo, no solo la esclavitud era un problema. La isla tenía prohibido comerciar con otro sitio que no fuera la península, ya que ésta actuaba como intermediario a todos los productos cubanos, limitando enormemente el desarrollo del comercio de la isla. En compensación, la metrópoli clavaba a Cuba con unos impuestos desorbitados que no reinvertía en la isla, sino que servían para mantener el ejército en otras colonias (Filipinas, Fernando Poo, etc...). Por otra parte, estaban prohibidos los partidos políticos, el derecho de reunión estaba negado, no existía la libertad de prensa, racismo...total, que ser español de Madrid y de Cuba era, como puede comprobarse, exactamente lo mismo.
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Uniformidad colonial española |
Ante semejante
abrumadora "igualdad" social, las clases sociales más bajas empezaron a
hartarse de los señoritos peninsulares (o descendientes de peninsulares -llamados
criollos-) que tenían más derechos que nadie, más dinero que nadie y menos obligaciones que nadie, creciendo un sentimiento
independentista que se rebeló en armas en 1868 y que mantuvo en jaque al ejército español hasta el 1878, en lo que se dio a llamar la
Guerra Grande. Eso si, no se piensen que el estar 10 años batallando fue por la batalla que dieran los cubanos, no. Los mandos militares españoles, chapuceros con denominación de origen, al finalizar la guerra habían perdido
un tercio de sus efectivos debido a enfermedades, mal equipamiento, mala alimentación y peor preparación de la soldadesca. De disparate, vamos.
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Tropas españolas |
Una vez acabada la guerra, aplastando el movimiento independentista -más por disensiones internas que por efectividad del ejército, vaya- al gobierno se le ocurrió "
españolizar" la isla (¿algún antepasado del ministro
Wert?) y empezó a facilitar la llegada de peninsulares. La idea estaba bien si todos hubieran sido ricos y potentados, pero si no lo eran, entraban en el mismo saco de nula democracia que los cubanos,
aumentando las bases independentistas.
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Cánovas del Castillo: No |
Los hacendados criollos, tras recuperar la representación a Cortes en 1879, se organizaron entorno a un partido liberal que pedía una cierta
autonomía, pero sin romper con la península, ya que la situación era totalmente insostenible y la cosa necesitaba una más que evidente reforma urgente. ¿La respuesta?
No, no y mil veces no. (¿Les empieza a sonar el paralelismo?). Para acabar de liar la troca, aunque había elecciones cada 4 años, y había la opción Liberal (autonomista, formado mayoritariamente por criollos) y el partido Conservador (unionista y formado por ricos hacendados peninsulares), resulta que la legalidad siempre beneficiaba al partido Conservador, dándose el caso de que en 1890, en La Habana, los 30 concejales que habían eran todos conservadores.
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Mambises, las tropas cubanas |
A todo esto, los pocos diputados autonomistas que llegaban a las Cortes, ante cualquier solicitud que hacían solicitando reformas, aperturismo y una cierta igualdad de oportunidades entre los españoles peninsulares y cubanos se encontraron con el muro de
Conservadores y Liberales peninsulares en contra, aduciendo que si la unidad del estado... que si la legalidad vigente... que si lo prohibía la Constitución... etc, etc... en un sonsonete que nos suena demasiado a "
déjà vu". A lo sumo que llegaron a conseguir es que en 1880 se aboliera la esclavitud en Cuba también. Del resto, nada de nada.
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José Martí |
La
negativa absoluta al más mínimo cambio, sobre todo propiciado por las élites económicas de la isla a las que la situación ya les venía bastante bien, hizo que la
olla independentista empezara a hervir cada vez más fuerte a cada propuesta cubana rechazada, propiciando el surgimiento de figuras independentistas como
José Martí (hijo de militar valenciano y canaria). Ello provocaba que cada vez más burgueses vieran en la opción independentista la única salida al
inmovilismo recalcitrante del gobierno de Madrid. Los liberales cubanos, única opción opositora legal ya que el independentismo estaba
estrictamente reprimido, no cejaban en el empeño de conseguir una autonomía para la isla, convencidos de su españolidad, pero unas veces topaban contra los conservadores y liberales peninsulares o bien los mareaban con promesas de reforma que nunca acaban de llegar.
Pero todo tiene un límite.
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Tropas españolas en campaña |
El 25 de febrero de 1895 se produjo un levantamiento en armas de 35 poblaciones cubanas a la vez. El movimiento independentista, esta vez tenía una amplia base social, incluso con buena parte de la burguesía dándoles un apoyo explícito. Las fuerzas rebeldes empezaron a ganar terreno, aprovechando su apoyo en el campo, a lo que la respuesta de la península fue el envío de unos 15000 soldados que se sumaban a los casi 250.000 soldados que ya habían estacionados en la isla. Un ejército de casi un cuarto de millón de personas, para una población total de un millón y medio de cubanos, tendría que haber sido imparable, pero no fue así, y ante la imposibilidad de frenar la ofensiva independentista, el General Weyler no tuvo mejor idea que vaciar de población todo el campo de Cuba y convertir las grandes ciudades (controladas por los peninsulares) en gigantescos campos de concentración, provocando con ello la muerte de más de 100.000 civiles por el hacinamiento, la falta de alimentos y de salubridad.
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Práxedes Mateo Sagasta |
A pesar de ello, el ejército cubano continuó luchando con una
durísima guerra de guerrillas contra un ejército español hundido por las enfermedades y la falta total de fondos. La cosa tan grave era que, según palabras del propio presidente Sagasta,
el ejército no controlaba más que el suelo que pisaba y, en vistas de que la situación pintaba tan mal para los intereses españoles, el 25 de noviembre de 1897 el gobierno se descolgó
aprobando un estatuto de autonomía plena para Cuba. Los cubanos, por su parte, en aquel momento
controlaban más de la mitad de la isla, por lo que, ante la más que segura victoria sobre los españoles, no aceptaron la oferta:
si puedes tener el plato entero...¿te vas a contentar con las migajas? ¡Si, hombre! Y aunque los españoles intentaron oficializar el gobierno autonómico, entrando en vigor el uno de enero de 1898 un presidente títere de Madrid, los rebeldes no aceptaron su autoridad y siguieron su lucha.
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Batalla naval de Santiago |
A todo esto,
Estados Unidos no quitaba ojo a las ricas colonias españolas para traerlas a su zona de influencia dada la inutilidad de los políticos peninsulares para controlarlas, por lo que vieron la oportunidad pintarla calva para decantar la balanza a su favor, cuando el
acorazado Maine, que estaba en el puerto de La Habana,
explotó el 15 de febrero de 1898. Las causas de la explosión nunca quedaron claras, y si bien los especialistas afirman que fue un accidente del polvorín de a bordo -se dice que la explosión fue de dentro a fuera-, los yanquis dijeron que había sido un ataque español y lo declararon
"casus belli", o lo que es lo mismo, un pretexto para declararle la guerra a España y quedarse con Cuba.
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Firma del Tratado de París |
El gobierno español, a pesar de entablar batalla con los estadounidenses, pronto vio que era
imposible luchar contra la potentísima y moderna maquinaria militar yanqui, por lo que en julio de 1898 empezó a tratar la paz, concluyendo en diciembre de 1898 con la
rendición incondicional española y la cesión de las colonias de Filipinas, las Marianas, Puerto Rico y Cuba a Estados Unidos mediante el
Tratado de París. Los cubanos, no aceptaron el simple trueque de colonizadores y acabaron consiguiendo su independencia total en 1902.
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Inmovilismo conservador |
Hace poco más de un siglo fue Cuba, hoy es
Catalunya. ¿Puede acabar pasando lo mismo? La historia visto está que
siempre se repite y resulta cuando menos inquietante ver
como, tras haber olvidado absolutamente aquel varapalo, este país
vuelve
a seguir los mismos pasos (aunque actualizados con i-Phones, Facebook y Twitter) que llevaron a aquella ahora olvidada y aparentemente inexistente independencia de Cuba.
El terco inmovilismo, el increíble peso específico de los intereses económicos de los lobbys, la negativa al dialogo de la oligarquía en el poder apoyados en una supuesta inconstitucionalidad y la necedad supina del sostenella y no enmendalla del gobierno ante un grave problema evidente, acabaron por acelerar un proceso que, llevado de una forma más inteligente y ecuánime, posiblemente no hubiera llegado jamás.
La historia, guste o no, siempre tiene la última palabra: los hombres se obstinan en no aprender de ella.
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Algo se hizo mal con Cuba... y la historia se está repitiendo |
Webgrafía
Comentarios
Las circunstancias geopolíticas no son las mismas, efectivamente, pero los mismos tics se mantienen cien años después y, como sabe todo el mundo, sólo haciendo lo mismo se obtienen los mismos resultados.
En Cuba se ve al español (allí no distinguen regiones, a todos les llaman gallegos sin importar que sea canarios por ejemplo) como terco, mal hablado, bruto, obstinado, tacaño, prepotente, y en muchas ocasiones racista, como te decía de los 6 años que llevo aquí y después de tratar con unas cuantas personas he corroborado lo que siempre pensé, que son tópicos.
Pero cuando miras la clase política vez un poco de estas cosas y no solo hacia los de fuera, hacia su mismo pueblo y ciudadanos.
Se llenan la boca de "marca España" y por el otro lado tratan al verdadero motor de este gran país como la mierda
Pancho Majagua
Pero, atención, la mayoría de los independentistas convencidos preferimos mil veces la independencia con todas las estrecheces que ello comportará, a cualquier concesión económica con el pretexto de taparnos la boca.
Señores hispano-castellanos, conquistadores de "nuevos mundos", vuestra altivez aristocrática no es otra cosa que cuatro migajas de pan seco esparcidas en la pechera para aparentar que tenéis la barriga llena. No habéis entendido nada de Catalunya igual que vuestros ancestros no entendieron nada de Cuba.
Y lo más penoso es la afición a los soldaditos en la parte meseteña de la España invertebrada. A falta de argumentos, testículos... como siempre.
A mí me parece bien que pidáis la independencia, pero hacer paralelismos entre estos dos casos es manipular y mentir a la gente.
Cuba siempre fue la base desde la que se enviaron expediciones españolas a la conquista de América. Realmente, su economía siempre fue muy modesta y no se dedicaron al tema del azúcar, ya en serio, hasta que la conquistaron los británicos y, tras la independencia USA, para exportar hacia allá casi toda su producción, pues esas colonias USA no podían comprar ese producto a otras colonias del Imperio Británico.
En Cuba, como en el resto de Latinoamérica, el deseo de la emancipación o independencia vino, sobre todo, porque en la península no se fiaron nunca de los criollos, y no les quisieron dar ningún cargo de importancia, por la negativa de la península a que rompieran su monopolio comercial (lo mismo hacían los británicos y nadie se ha quejado por ello) y porque a los USA les interesaba tener esa isla en su poder.
En tiempos de la Guerra de Cuba, el Ejército y la Armada USA eran una birria. Se cree que sólo había unos 40.000 hombres en el Ejército USA, lo que pasa es que, tras ver tantas películas del Oeste, parece que eran más.
La guerra de Cuba se produjo por los intereses bursátiles de Wall Street. Hay constancia documental de ello.
La burguesía cubana no era tan conservadora. La primera línea ferroviaria de España se instaló en Cuba. Mucho antes que la Barcelona-Mataró.
En Madrid eran antiesclavistas. Los que estaban a favor de la esclavitud eran los terratenientes y hombres de negocios cubanos.
Precisamente, como la I República española estaba a favor de liberar a los esclavos, esos cubanos financiaron durante muchos años a las tropas carlistas. Hay constancia de ello.
Por otra parte, ¿no se ha dado cuenta de que, nada más llegar Cánovas y Alfonso XII al poder, acabaron las guerras carlistas? Pues, le puedo decir al respecto que, casualmente, el mayor financiero de los carlistas eran el presidente del Banco de la Habana, que, también, casualmente, era un hermano de Cánovas.
En fin, no quiero alargarme mucho y estoy a su disposición si quiere aclaraciones sobre este tema.
Saludos.
http://www.artehistoria.jcyl.es/v2/contextos/7127.htm
Aquí le dejo otro enlace, donde habla del escritor Clarín y su opinión sobre ese tema:
http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/espana-ante-la-guerra-colonial-de-1895-a-1898-leopoldo-alas-clarin-periodista-y-el-problema-cubano/html/b5c63b96-749f-449d-8f78-2f18568179e7_12.html
Saludos.
La soberanía en Cataluña como en toda España es del pueblo español.
Eso es, además, también en la legalidad internacional: la soberanía es de un estado, no de quienes viven en un territorio.
Y por supuesto también es así en la Constitución española.
Pero lo realmente importante, y que el artículo obvia, es que los que más se opusieron a que Cuba fuera una provincia española con autonomía...fueron los burgueses catalanes, luego llamados "indians" tras su regreso a Catalunya donde se trajeron los réditos de décadas de explotación de Cuba y los cubanos (muchos de ellos negreros)y que una vez en Barcelona dedicaron parte de sus fortunas al mecenazgo de las artes catalanas.
Así que igual que hoy hay que tener en cuenta que los que están manejando la situación son los burgueses catalanes que cíclicamente, cada 790/80 años, cuando las medidas proteccionistas que piden a Madrid no les son otorgadas (esta vez ha sido obtener favores judiciales para que la cúpula de CiU no acabara en la cárcel) salen con la misma monserga: ya no somos españoles.