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El minarete y la Mezquita de Sevilla |
Un destino obligado para todo buen turista que se precie es visitar la
Catedral de Sevilla y, en ella, su campanario, la archiconocida Giralda. En un principio, y a ojos poco avezados, podremos ver una alta torre que, ornamentada con arcos de herradura, arabescos y filigranas renacentistas, sostiene el espacio donde se ubican sus
24 campanas, rematado a su vez por una torre más pequeña coronada por "
El Giraldillo", una estatua de bronce que hace las veces de veleta. El conjunto es de una gran belleza arquitectónica, pero hay que saber que dicho campanario es, ni más, ni menos, que la
adaptación al culto cristiano que, tras la conquista en 1248 de Sevilla por las tropas castellanas de
Fernando III de Castilla, se hizo del minarete que presidía la gran
Mezquita de Sevilla.
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Iglesia y Mezquita de Santa Sofía |
Como acostumbra a pasar en cualquier guerra (y en las de religión, aún más), los vencedores o bien hacen
tabla rasa con lo precedente o, lo que es más normal -ya que se requiere mucha menos energía y recursos-, intenten adaptar lo que encontraban a los nuevos usos y costumbres. De esta forma, encontramos ejemplos como la iglesia ortodoxa de
Santa Sofía de Constantinopla que, cuando cayó en manos otomanas en 1453, les faltó tiempo para reconvertirla en mezquita. Quien gana reescribe la historia... y la arquitectura.
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Mezquita Kutubía |
Sea como sea, durante la construcción de la Mezquita de Sevilla entre los años 1172 y 1198 (por entonces Sevilla era la capital de
Al-Ándalus y uno de los más importantes centros culturales de Occidente) se decidió levantar un
minarete de planta cuadrada que, tomando como referente el alminar de la
Mezquita de Qutubiya en Marrakesh (
ver La fallida operación que acabó expulsando a los cristianos de Al-Ándalus) -construido pocos años antes y que aún se conserva en la ciudad marroquí- mostrara el
poder almohade en la Península. Y a ello se pusieron.
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Inscripción en latín en La Giralda |
La Giralda, que se construyó en diversas fases, primero bajo el califa
Yúsuf I y después bajo su hijo
Abu Yúsuf Yaacub al-Mansur, consta de un basamento cuadrado de 13,61 metros de lado y de tan solo 3,30 metros de profundidad formado por grandes bloques de piedra a los que siguen -ya en superficie- otros tres metros de bloques de
sillería en gran parte reaprovechados de otros edificios antiguos y murallas de Sevilla. No en vano se pueden observar pedestales
romanos incluidos entre estas piedras, algunas de las cuales incluso conservan sus inscripciones en
latín.
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Rampa interior de La Giralda |
A partir de este punto -posiblemente provocado por uno de los cambios de arquitecto (
alarife) que sufrió la obra-, la técnica arquitectónica cambia, y en vez de bloques de piedra se levanta a base de
ladrillo y mortero de cal, dejando en su interior un acceso formado por 34
tramos de rampa pavimentados con ladrillo colocado en forma de espiga. Esta rampa, si bien acaba en un tramo de escalera empinada, según parece pretendía facilitar el
acceso a caballo del califa para poder admirar el paisaje sevillano, aunque no solo eso, ya que al subir en espiral está reproduciendo las vueltas que los peregrinos musulmanes hacen alrededor de la
Qaaba en La Meca.
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Minarete adaptado a campanario |
Así las cosas, el
alminar musulmán alcanzaba los 50,85 metros de altura hasta la azotea desde donde el
almuédano o muecín se encargaba de dejarse la voz convocando a la oración, a partir de donde se erigía un segundo cuerpo cuadrado, más pequeño, que hacía 6,83 m de lado y 14,39 de alto, que coronaba con una
cúpula dorada. A esta parte, en 1198 se añadió un remate -
yamur- de cuatro bolas de tamaño decreciente de bronce pulido (algunos autores decían que eran de oro) en conmemoración de la victoria del califa al-Mansur sobre los cristianos en la
Batalla de Alarcos en 1195. Se había convertido en la edificación más alta de Europa en su momento y lo siguió siendo durante muchos siglos más.
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El Giraldillo |
Cuando en 1248, las tropas castellanas consiguen conquistar finalmente Sevilla, convierten la
mezquita en iglesia, y mantienen la estructura básica musulmana hasta 1434, cuando se decide edificar un nuevo templo debido a las malas condiciones en que había quedado tras el terremoto de 1365. De esta forma, se
derruye buena parte de la antigua mezquita y se levanta una nueva en estilo gótica que se da por concluida en 1568 cuando -ya en estilo renacentista- se adapta el sólido minarete como
campanario cristiano y se le añade todo el cuerpo de campanas y cuerpos superiores que culminan con la colocación del
Giraldillo. Todo sea el decirlo, al principio, lo que se llamaba "giralda" era a la figura -por aquello de que gira- aunque después la parte dio nombre al todo y se rebautizó la figura como "giraldillo".
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Armoniosa mezcla de estilos |
En definitiva que, las culturas humanas, por mucho que nos queramos entestar en diferenciarlas unas de las otras por mil y un motivos, en realidad no dejan de estar todas ellas
entrelazadas. Las vivencias, soluciones y respuestas a problemas de unas culturas son, muchas de las veces aprovechadas por las otras, haciendo del
mestizaje una verdadera fuente de riqueza y sabiduría (
ver La Giralda de L'Arboç, un homenaje a una cultura admirada). No hay, por tanto, ni mejores, ni peores, sino diferentes adaptaciones a diferentes realidades y es por ello que la
belleza y la armonía en una sociedad solo se puede alcanzar cuando todos sus componentes están perfectamente integrados.
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